Ya casi todo el mundo tiene un smartphone con bluetooth, ¿verdad? Pues sólo con eso sería posible recibir un mensaje o alerta que nos avisara si hemos estado cerca de alguna persona que haya dado positivo por coronavirus. De hecho, una app basada en este sistema podría llegar a varios países, entre ellos España, muy pronto.
Sin embargo, este tipo de apps de rastreo o Contact Tracing han abierto un gran debate. ¿Nuestra privacidad está en peligro? ¿Se colará el Gobierno en nuestro móvil con este tipo de aplicaciones?
¿Sistema centralizado o descentralizado?
Ante ello, centenares de especialistas, investigadores y científicos, entre los que se encuentran varios españoles, han hecho una declaración conjunta esta semana sobre el Contact Tracing y los problemas de privacidad que puede conllevar. "Nos preocupa que algunas soluciones a la crisis sanitaria puedan dar como resultado sistemas que permitan una vigilancia sin precedentes”, subrayan estos expertos en la misiva.
El problema, principalmente, es que el sistema de rastreo puede ser centralizado o descentralizado. ¿Esto qué significa? “Pues bien, en un sistema centralizado nuestra información se envía a una central que gestiona el Estado o una compañía y a partir de esos datos se envían notificaciones a los usuarios en caso de haber estado en contacto con una persona que haya dado positivo en los test del Covid-19. Esta vía es más sencilla de hacer, tecnológicamente hablando, pero conlleva un mayor problema de privacidad. Se trata de poner información privada y personal en manos de otros”, detalla a Crónica Global Manuel Carro, director del IMDEA Software Institute y uno de los firmantes de la declaración conjunta.
Mientras, señala Carro, en el caso de un sistema descentralizado, por el que abogan estos expertos, los datos se quedan en el propio teléfono del usuario. “Por esta vía, nuestro teléfono intercambia identificadores con otros teléfonos, pero lo que está intercambiando son números aleatorios que no están ligados a información personal y privada del usuario. No se conoce la identidad de los dueños de los móviles y todo se hace de manera anónima”, matiza este profesor y científico.
No al GPS, sí al bluetooth
Ese es el motivo principal por el que los expertos se decantan por este sistema. “La investigación ha demostrado que las soluciones basadas en el uso compartido de geolocalización, es decir GPS, carecen de precisión suficiente y también conllevan riesgos de privacidad porque los datos del GPS se envían a una ubicación centralizada. Por esta razón, se prefieren las soluciones basadas en un conexión bluetooth para el seguimiento de contactos cuando estén disponibles”, subraya el manifiesto.
De hecho, gigantes como Google y Apple se han unido en este sentido y están desarrollando una infraestructura que permita las operaciones a través de bluetooth de una manera que se proteja la privacidad.
División en Europa
Pero Europa está dividida en este sentido y, aunque el Parlamento Europeo apoyaba el pasado 17 de abril un sistema descentralizado, algunos países como Alemania y Francia siguen propuestas que abogan por opciones centralizadas. En lo que respecta a España, “estamos alineados con Europa, trabajando con otros países para ver si podemos llegar a una opción federada e interoperable. Esperamos ver los desarrollos completos y los resultados de los pilotos que están en marcha”, matizan a este medio desde el Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital.
En este sentido, Carme Artigas, Secretaria de Estado de Digitalización e Inteligencia Artificial, también ha señalado en su propio perfil de Twitter que El Gobierno está comprometido “con el desarrollo de apps para combatir el Covid-19 siempre en línea con las recomendaciones y estándares de privacidad de datos europeos”, de lo que se deduce que se optaría por un sistema descentralizado.
Una situación excepcional
Según la analista Gemma Galdon, el hecho de que una app de este tipo todavía no esté lista en España se debe a la excepcionalidad de esta crisis y de la situación actual. “Nunca se había hecho algo así antes y no es tan sencillo. Google y Apple han apuntado que a principios de mayo podrían tener su sistema listo, pero crear el protocolo y el corazón técnico de este tipo de soluciones es otra cosa y hay varios equipos en Europa trabajando en ello”, detalla. Con todo, Galdon insiste en que este tipo de apps o la Inteligencia Artificial no va a salvarnos del virus, sino que es un apoyo y una vía para la detección temprana.
En esa misma línea, Carro asegura estas aplicaciones tienen sentido aunque tarden en llegar y que lo más importante, a su parecer, es que cuando se lancen sean fiables y seguras. De esa manera, los ciudadanos confiarán en ellas y las usarán de forma voluntaria. “Para que estas medidas sean significativas, al menos el 60% de la población debería de usarlas”, matiza.
“Varios expertos llevan semanas trabajando en esto y lo están haciendo con mucho cuidado. Se tienen que tener en cuenta posibles ataques, vulnerabilidades y problemas. Hacerlo bien es complicado y no nos podemos permitir el lujo de hacerlo mal. Además, cuando llegue, esta app tendrá sentido para evitar un rebrote y será útil hasta que se encuentre una vacuna”, concluye.