Las mujeres representan la mitad de la población. Según Naciones Unidas en el mundo viven 7.700 millones de personas y el 49,5% son mujeres. Pero en sectores como el tecnológico la representación femenina está muy lejos de la paridad. Por ello, según apuntan las propias profesionales conocedoras de esta industria, lo que ha falta es un gran pacto nacional.
“Todavía queda mucho por hacer y la línea correcta pasa por conseguir un gran acuerdo del que formen parte todas las administraciones, partidos políticos, universidades, escuelas y asociaciones”, explica a Crónica Global Sara Gómez Martín, ingeniera, doctora por la Universidad Politécnica de Madrid y directora general de Universidades en la Comunidad de Madrid.
Mujeres en la universidad
Gómez recuerda que en su promoción apenas había dos mujeres, pero insiste que en el sistema universitario, en la actualidad, hay más mujeres que hombres y que un 25% de las mujeres estudian ingenierías. Pero el porcentaje puede bajar hasta el 10% en el caso de algunas especialidades como la informática. “La palabra ingeniería se relaciona todavía con un entorno masculino y por eso es muy importante que haya más referentes femeninas”, matiza Gómez.
Asimismo, esta doctora insiste en que cuando las mujeres se licencian como ingenieras también sienten cierto miedo a la hora de incorporarse en un entorno que es muy masculino y que puede resultar hasta hostil. “Hay que quitar esos miedos y no nos podemos hacer pequeñas. Por eso, es muy importante que las ingenieras vayan a los colegios y centros de educación para contar lo que hacen para que las niñas valoren la ingeniería y las profesiones tecnológicas como una opción”, señala.
Formación y educación
En ese sentido, Gómez pone énfasis en la importancia de educar a los más pequeños en la igualdad. “La formación de formadores es otra palanca clave para seguir progresando. Todavía existe hoy en día una falta de información tremenda y estereotipos perniciosos que hay que romper”, añade.
Vanessa Estorach, impulsora del movimiento Women in Mobile (WiM) y directora de operaciones en una startup, también considera que la educación es un pilar fundamental. “En algunas escuelas e institutos se ve a los estudiantes techies como frikis y eso hace que algunas chicas se cohíban a la hora de estudiar carreras más tecnológicas. Hay que fomentar más la percepción y visión de la tecnología como una impulsora del cambio social. El futuro se construye con la tecnología”, remara Estorach.
Asociaciones para empoderar a las mujeres
Pero romper con las barreras que todavía existen a día de hoy es “responsabilidad de todos y de todas”, insiste Estorach. “Las empresas pueden impulsar la autoconfianza en las mujeres que forman parte de sus equipos y la maternidad no puede ser vista como un freno, por ello es importante permisos equitativos de paternidad y maternidad para que las mujeres no partan con desventaja. Por suerte, esto en las grandes empresas está cambiando”, asegura esta directiva.
Asimismo, señala Estorach, las asociaciones para empoderar a las mujeres han crecido en número en los últimos años. De momento, más de 300 personas del sector tecnológico en Barcelona forman parte de WiM. Y la idea es poder replicar este modelo en otras ciudades. “Tenemos en mente para este 2020 profesionalizar la iniciativa para que no se quedan cosas en el tintero”, añade.
Inclusión y cooperación
Cristina Aranda es cofundadora de Mujeres Tech, una asociación sin ánimo de lucro que nació en 2015. Esta organización lleva a cabo diferentes iniciativas divulgativas para aprender sobre tecnología y emprendimiento. “Hemos creado una red de mujeres y hombres para darnos apoyo porque si la idea es ser inclusivos sería irónico que no invitásemos a hombres que también tienen que ser nuestros aliados en esta lucha”, explica Aranda.
Y para promover esa inclusión a nivel nacional, hacen falta, según Aranda, planes de estudios más híbridos y hacer campañas a nivel estatal en las que se fomente que los hombres también crían y las mujeres también crean. “En el ámbito empresarial es necesario que se cumplan las leyes de igualdad, que no pasa, y premiar a las empresas diversas e inclusivas, ofrecer cursos de formación a los mánagers para promover a las mujeres dentro de sus equipos. Hay que apostar por una participación activa y comprometida de todos los agentes socipolíticos”, concluye Aranda.