Una hora y media, 90 minutos, descubriendo el superordenador que tiene Barcelona y está escondido justo en los jardines de Torre Girona, cerca de la Universidad Politécnica de Cataluña (UPC). Ahí dentro, en un encantadora y clásica capilla, se encuentra un monstruo capaz de hacer 13.900 billones de operaciones por segundo a una temperatura media de 24 grados. Es la combinación perfecta entre lo clásico y la última tecnología.

Este superordenador es 12 veces más potente que su antecesor, que fue desmontado en 2017. Porque la vida media de los superordenadores, por grandes y potentes que sean, es prácticamente la misma que la de un portátil u ordenador personal. Por ello, a finales de 2020 --en diciembre-- está previsto que el MareNostrum 5 sustituya al actual número cuatro. Falta justo un año. El Barcelona Supercomputing Center o Centro Nacional de Supercomputación (BSC) es el que se encarga de la gestión de esta máquina. Se trata de un consorcio formado por el Gobierno de España (60%), la Generalitat de Cataluña (30%) y la UPC (10%).

Un tratamiento especial

Sin embargo, a pesar de que pronto llegará su sustituto, el MareNostrum 4 sigue siendo un auténtico monstruo. Es una potente combinación de placas de Lenovo, chips de Intel y el saber hacer de IBM. Lo han visitado en 2019 más de 16.000 personas, y eso que solo puede albergar un máximo de 30 personas a la vez. Es un superordenador tan especial, por su localización y belleza, que incluso ha cautivado al escritor Dan Brown. El MareNostrum 4 aparece en el bestseller Origen.

El Marenostrum de Barcelona, uno de los superordenadores europeos / CG

Además, por sus características, también necesita unos cuidados y tratamientos específicos. El MareNostrum 4 debe estar siempre a 24 grados centígrados y un 36% de humedad. “Gasta, sólo en luz, millón y medio de euros”, explica Gemma Ribas, responsable de comunicación de BSC a Crónica Global.

¿Para qué sirve?

La importancia de tener un superordenador se resume, en palabras de Ribas, en la posibilidad de “hacer avanzar la investigación”, como lo hicieron en su día el telescopio o el microscopio. Así, sus principales funciones se centran en analizar una gran cantidad de datos, hacer cálculos gigantes y realizar simulaciones. Por ejemplo, Seat lo ha utilizado para, mediante una simulación, estudiar las llantas de sus vehículos con el fin de hacerlos más aerodinámicos y eficientes.

Pero este superordenador es un auténtico tesoro para diferentes ámbitos o sectores, como la biología, la física y la astrofísica, las ciencias de la tierra y la ingeniería. De momento, 228 proyectos están en marcha y se prevé que, en 2020 se puedan crear cuatro nuevos spin-off.

Visita al superordenador de Barcelona / CG

El próximo relevo

Cuatro años después del nacimiento del MareNostrum 4, aterrizará en la capital catalana el MareNostrum 5 que, en palabras de Ribas, “gastará mucho menos” y será capaz de hacer más operaciones por segundo. El primer MareNostrum aterrizó en Barcelona en 2004. “El coste total del MareNostrum 5, su compra, instalación y operación durante cinco años, será de 220 millones de euros aproximadamente”, explica Ribas. La mitad de este presupuesto lo financiará la Unión Europea, mientras que el resto correrá a cargo del consorcio del BSC.

Además, parte del nuevo superordenador se instalará en la capilla en la que se encuentra ahora el número 4, pero el grueso de este nuevo superordenador estará en un edificio nuevo, conectado con la capilla por una pasarela, que se ha construido justo detrás de Torre Girona. El coste de esta nueva infraestructura, con una superfície de 12.000 metros cuadrados repartidos en dos sótanos, planta baja y cuatro pisos, asciende a unos 30 millones de euros, de los cuales 6 millones los ha puesto Repsol. El MareNostrum 5 ocupará en su nueva casa unos 1.000 metros, pero ocupará las plantas más bajas.