El 30 de noviembre. Sábado. Y, más allá de ello, seguramente para la mayoría los españoles es una fecha corriente en el calendario de 2019. Sin embargo, es el Día Mundial de la Ciberseguridad. ¿Ciber qué? ¡Ciberseguridad! Y lo que pone de relieve, o recuerda, este día es que en un mundo tan digital y online como en el que vivimos también hay riesgos y peligros que debemos tener en cuenta si no queremos salir perjudicados.
Las empresas --grandes, medianas y pequeñas-- y los usuarios que navegan por internet --España es el país europeo donde más se navega-- son vulnerables ante posibles ataques, de todo tipo. Por eso, hay que estar más alerta que nunca y dudar de cualquier información un tanto sospechosa, así como evitar determinadas prácticas.
Agujeros negros
La ciberseguridad tiene sus agujeros negros o retos a los que tiene que hacer frente. Algunos son más conocidos como el phishing o la suplantación de la identidad para obtener datos --personales y bancarios-- de los usuarios y también de las empresas.
Además, como bien apuntan los expertos en la materia, gran parte de los ciberataques tienen como finalidad sacar provecho económico. “Más del 60% de los ciberdelitos registrados tienen una motivación económica, ya sea a través del phishing u otras técnicas para hacer fraude y realizar transacciones en nombre de otro”, explica a Crónica Global el profesor de la UIC José Ramón Agustina, director del máster de ciberdelincuencia.
Unos ladrones cada vez más sofisticados
Lo más habitual en los casos de robo de datos es hacerlo a través de un email o un SMS que parece que provenga de una empresa bastante conocida, cuya identidad ha sido suplantada para usar nuestra información personal. “Los ciberdelincuentes son ladrones y lo que quieren es comercializar con nuestros datos. Sacar un beneficio económico de lo que hacen. Y existen muchos tipos de fraude, desde sorteos en los que en realidad no se regala nada, pasando por tiendas online fraudulentas y otros métodos más sofisticados”, detalla Ruth García, especialista del área de ciudadanos del Instituto Nacional de Ciberseguridad de España (Incibe).
No obstante, aunque cada vez se alerta más sobre casos de phishing y otros fraudes, la gente sigue cayendo en estas trampas. “Todavía hay víctimas, pero la cifra se va reduciendo, aunque los mensajes que se mandan tienen un aspecto cada vez más profesional”, añade García. Para evitar caer en estas trampas, hay que dudar de cualquier mensaje que no esperemos, nunca entrar en el enlace que se adjunte en el mismo y contactar con el banco o la empresa que lo ha enviado, supuestamente, para confirmar si es real o un bulo.
Otros problemas más íntimos
Junto al phishing y las técnicas ya mencionadas, el profesor Agustina pone de relieve otros problemas de gran calado como el sexting y el grooming. El primero tiene que ver con el envío de mensajes sexuales, eróticos, pornográficos o muy subidos de tono a través del teléfono y el segundo es el ciberacoso sexual a menores y adolescentes. “Casos de este tipo se están produciendo muchos. Además, el sexting no solo afecta a menores, cuyas imágenes o mensajes se suelen difundir por debilidad, venganza o por amenaza, al romperse una relación”, detalla Agustina. Y, por si fuera poco, este profesor de la UIC recuerda que las penas por delito de difusión de imágenes íntimas son muy bajas: oscilan entre los tres meses y el año.
Mientras, García insiste en que la única manera de no caer en estas prácticas es no hacerlas. “Nos pueden robar el teléfono, perderlo o, simplemente, que alguien cotillee nuestros archivos y mensajes. En, prácticamente, todos los casos, se trata de aplicar el sentido común”.