“En España, hoy por hoy, no sería posible una aplicación como Greenhouse”, explica a Crónica Global el asesor de comunicación Antoni Gutiérrez-Rubí. Estados Unidos nos lleva la delantera en muchas cosas, también en transparencia política. De ahí que una app que fiscaliza el dinero de los políticos y la influencia económica de los lobbies sea impensable en un país donde los partidos se conjuran para impedir que salga a la luz el origen de sus donaciones.
Greenhouse fue creada en 2014 por un joven de 16 años, Nicholas Rubin. Esta aplicación permite ver, en tiempo real, la influencia de los grandes capitales en los políticos americanos. Al lado de este tipo de iniciativas, los propósitos de regeneración, transparencia y buenas prácticas que prometen los partidos de cara a investiduras y pactos fallidos quedan en papel mojado.
Sistema visual y sencillo
“El veto de los partidos a explicar de dónde salen sus donaciones hace que esta app resulte impensable en nuestro país. Pero eso solo sería la primera parte del problema. Por ejemplo, en Estados Unidos sí que se podían conocer los donantes. Eran públicos. Otra cuestión es que los datos no estaban tratados”, añade Gutiérrez-Rubí. En este sentido, explica que, hasta hace dos años, “existían como interminables excels y bases de datos, pero poca gente tenía ganas de leerlos, especialmente porque no se entendían, o no fácilmente. El valor del trabajo de Nicholas Rubin ha sido poner a disposición de la gente, de una manera rápida, visual y sencilla, todos los datos respecto a cualquier congresista. Eso es lo más importante”.
Por tanto, concluye este experto en comunicación, “en España aún debemos superar la primera parte del problema. Aun así, deberemos encontrar a alguien que, como Rubin, quiera ayudarnos a entender, y a fiscalizar, quiénes apoyan a nuestros políticos”.
La aplicación solo está disponible actualmente para utilizar en el escritorio de los ordenadores.