Un chamán yanomami realizando un ritual antes de subri al pico da Neblina

Un chamán yanomami realizando un ritual antes de subri al pico da Neblina ©Sebastião Salgado

Creación

Amazônia. Belleza y devastación

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Si preguntamos a cualquier persona cuántas especies habitan el planeta seguramente nadie, salvo expertos en la materia, acertaría. Y es que son millones, eso sin tener en cuenta que muchas aún no han sido descubiertas.

La selva amazónica, el bosque tropical más extenso de la Tierra, alberga una décima parte de las especies de flora y fauna de todo el planeta. Es, junto a los océanos, uno de sus pulmones y su región de mayor diversidad biológica. Ahí radica la importancia de preservar y proteger este valiosísimo, pero frágil, ecosistema, un hábitat esencial para la supervivencia de todas y cada una de las formas de vida que lo habitan.

Río Jutaí. Estado de Amazonas, Brasil, 2017

Río Jutaí. Estado de Amazonas, Brasil, 2017 © Sebastião Salgado

Aun así, los intereses económicos, las pésimas o inexistentes medidas de protección, los cambios en el uso del suelo, la deforestación y, también hay que decirlo, la falta de empatía y compromiso hacia el mundo que nos acoge, dibujan un futuro nada halagüeño.

Fue, precisamente, “este calamitoso horizonte el que dio origen a este ambicioso y urgente proyecto fotográfico. Nuestro objetivo no es denunciar el horror de la devastación sino mostrar la incomparable belleza de esta región y subrayar la importancia de preservar tanto el bosque como a sus habitantes”, señalan Sebastião Salgado y Lélia Wanick Salgado, comisaria de la muestra.

Archipiélago fluvial de Mariuá, río Negro. Estado de Amazonas, Brasil, 2019

Archipiélago fluvial de Mariuá, río Negro. Estado de Amazonas, Brasil, 2019 ©Sebastião Salgado

Un proyecto que le ha llevado a realizar numerosas expediciones por tierra, agua y aire, durante siete intensos años, por la inmensidad de la selva amazónica, retratando con su cámara este espléndido enclave y las comunidades indígenas que lo pueblan.

Amazônia es el fruto de este trabajo de largo recorrido. La exposición reúne más de 200 fotografías en blanco y negro, la mayoría de gran formato, además de siete películas y cuenta con una sugerente banda sonora, firmada por Jean-Michel Jarre, compuesta con sonidos reales de la Amazonía registrados por el Museo Etnográfico de Ginebra.

La Amazonia a ojos de Salgado

La muestra es una inmersión en la inmensidad de la selva amazónica. En sus paisajes exuberantes de belleza abrumadora, la sierra del Imerí es una de las más importantes de Brasil, con cumbres de infarto y frondosas laderas, prácticamente inaccesibles, cubiertas por la selva tropical, como el pico de la Neblina con sus más de 2.995 metros de altura o el de Guimarães Rosa que alcanza los 2.105 metros; también los extensos bosques de árboles imponentes o las islas boscosas del río Negro.

La grandiosidad de este excepcional enclave se percibe especialmente en las fotografías aéreas que han permitido a Salgado registrar la belleza de fenómenos naturales extraordinarios, como por ejemplo los denominados “ríos voladores”, unas enormes extensiones de vapor de agua generadas por los millones de árboles de la selva tropical que fluyen por la cuenca del Amazonas.

Indígenas marubo, valle del Yavarí. Estado de Amazonas, Brasil, 1998

Indígenas marubo, valle del Yavarí. Estado de Amazonas, Brasil, 1998 ©Sebastião Salgado

Paisajes y rostros

Además de escenarios sublimes y remotos, Amazônia refleja otros paisajes, esos que solo se pueden encontrar en las caras humanas, en los rostros de algunos de sus 310.000 habitantes. “Los indígenas son los guardianes de este valioso ecosistema”, dice Salgado.

Así, a través de los ojos y de los cuerpos de los nativos, descubrimos su vida, sus tradiciones y costumbres, bien contemplando los retratos de los líderes de las principales tribus de la región; bien frente a escenas cotidianas de las diversas comunidades residentes, como los Awá-Guajá, Yawanawá, Marubo, Zo’é, Macuxi, Yanomami, Suruwahá o el Territorio Indígena Xingu, en el estado brasileño de Mato Grosso, la primera gran reserva (27.000 km2) concebida para proteger a varios grupos étnicos.

Maestro de la fotografía y activista medioambiental

Fotógrafo y activista medioambiental, Sebastião Salgado, Premio Príncipe de Asturias de las Artes en 1998, ha encontrado en la fotografía la herramienta perfecta para concienciar sobre cuestiones de índole social, como ya lo hizo con Éxodos, su aclamado proyecto sobre las migraciones humanas; o con Workers, una perspectiva antropológica sobre el trabajo manual, pero también para alertar sobre los desastres naturales a consecuencia del cambio climático, como en Génesis o Amazônia, el proyecto que argumenta la exposición.

Las Anavilhanas, islas boscosas del río Negro. Estado de Amazonas, Brasil, 2009

Las Anavilhanas, islas boscosas del río Negro. Estado de Amazonas, Brasil, 2009 ©Sebastião Salgado

Su proyecto más personal

Pero el fotógrafo brasileño no solo remueve conciencias con sus imágenes. En 1998 fundó junto a su esposa, Lélia Deluiz Wanick, el Instituto Terra, una organización civil sin ánimo de lucro consagrada al desarrollo rural sostenible y a la restauración medioambiental en el Valle del río Doce, las tierras nativas del reportero. Buscaban con ello devolverle su aspecto original, fértil y frondoso, característico de la mata atlántica que había desaparecido a causa de la degradación medioambiental.

Gracias a esta iniciativa, impulsada hace ya casi tres décadas, se ha logrado restaurar miles de hectáreas de bosque atlántico y cerca de 2000 manantiales en el curso medio del río Doce. Un claro testimonio de que sí es posible revertir el deterioro de los distintos hábitats y ecosistemas del planeta.

Amazônia es un grito de auxilio, una llamada de atención pero también un canto a la inmensidad de un paraje natural de incomparable belleza en peligro de extinción.