Santiago Rusiñol. Retrato de Erik Satie y Matilde Escalas (París, 1894)

Santiago Rusiñol. Retrato de Erik Satie y Matilde Escalas (París, 1894) Museu Nacional d'Art de Catalunya

Creación

La fascinante (y olvidada) vida de Matilde Escalas

Maria Escalas ficciona en forma de novela la vida de Matilde Escalas, una compositora mallorquina desconocida de finales del siglo XIX que trabajó con Isaac Albéniz, Erik Satie y otros grandes músicos de la época

15 septiembre, 2024 00:00

Maria Escalas (Campos, Mallorca, 1969) explica que sus novelas suelen surgir de un momento de epifanía en el que, “más o menos”, identifica una idea clara sobre por dónde tirar.  Otras veces, sin embargo, “la gente me va diciendo cosas, que son como burbujas de jabón que se quedan flotando, y tú pasas por ahí y explotan, y te van dejando su olor… De pronto coinciden tres o cuatro burbujas de jabón y dices… ¡guau! De esto tengo que escribir”

Así fue precisamente cómo se le ocurrió escribir su última novela, Matilde E (La Campana, 2024), una historia inspirada en una desconocida compositora mallorquina de finales del siglo XIX llamada Matilde Escalas, que llegó a trabajar junto a Isaac Albéniz, Erik Satie y otros grandes músicos de la época, y que siempre vivió a la sombra de su amante, Santiago Rusiñol.

Libro 'Matilde E', por Maria Escalas

Libro 'Matilde E', por Maria Escalas La Campana -Penguin null

“Matilde Escalas es una mujer que rompió todos los esquemas. Una mujer de finales del siglo XIX que sale de Mallorca —que no era ni mucho menos lo que es hoy—, para marcharse a estudiar a Barcelona y luego a París, vivir la época del Modernismo, Els Quatre Gats… No me podía creer que nadie hubiera escrito antes sobre una mujer tan interesante”, explicó la autora frente a la multitud que asistió el pasado sábado a la primera presentación pública de la novela en la Biblioteca Pompeu Fabra de Mataró, ciudad donde Maria reside y trabaja como profesora de música desde hace años.

Ganadora del prestigioso premio Ciutat de Palma Llorenç Villalonga de Novela 2023, Matilde E narra la vida de Matilde Escalas, hija de una familia adinerada de Santanyí (su padre, Jaume Escalas, era apoderado de banca e importador de pianos alemanes en la isla), a través de dos historias diferentes: una “real”, la de su vida, contada a partir de una veintena de personajes que la conocieron, desde Isaac Albéniz, Erik Satie y Camille Claudel, a su hermana Catalina o la esposa del cartero de Santanyí, que era el abuelo de la autora; y otra “inventada”, la de un profesor universitario y su alumna de doctorado, Martina, que está investigando sobre Matilde y no puede entender cómo una mujer y compositora tan importante sigue siendo injustamente recordada como la amante de Santiago Rusiñol.

“Es algo que me enerva profundamente, porque fue una mujer muy potente que llegó a conocer a grandes músicos en Montmartre y a importantes intelectuales de la época. Y, sin embargo, cómo puede ser que vuelva de París y se pierda la pista, que desapareciera de esa manera”, declaró la propia autora al recoger el premio, en enero de este año.

Presentación de la novela de Maria Escalas en la Biblioteca Pompeu Fabra de Mataró

Presentación de la novela de Maria Escalas en la Biblioteca Pompeu Fabra de Mataró Andrea Rodés null

Escalas recuerda muy bien la primera “burbuja de jabón” que la empujó a escribir sobre esta compositora desconocida con la que comparte apellido (Escalas es un apellido frecuente en Santanyí): “En mi casa siempre se contaba la historia de una mujer del pueblo que huyó de la iglesia justo después de casarse”, recuerda. “Supongo que es una idea muy recurrente en el imaginario, pero contiene todos los ingredientes para iniciar la tanda de los porqués, que tan importante es para escribir una novela: ¿Por qué se escapa? ¿Por qué se casa, si tiene pensado escapar? ¿O quizás no lo tiene planificado, y lo hace en el último momento, a la desesperada?”, escribe la autora al final del libro.

La segunda burbuja le llegó en forma de los recuerdos de su abuelo, hijo del cartero de Santanyí a principios del siglo XX.  “Mi abuelo recordaba llevar cartas a Cal Reiet y escuchar un piano afinado tocando una música que le gustaba, muy diferente de la pianola que sonaba en el bar de sus padres”, explica Escalas. Investigando para la novela, la autora descubrió que su abuelo, un niño de clase humilde con inquietudes musicales, debió escuchar a Matilde Escalas tocar el piano en la última etapa de su vida, cuando interrumpió su carrera musical y “se encerró en Cal Reiet, de donde ya no salió”.

 “No dejo de preguntarme por qué una mujer, a quien seguro le costó tanto hacerse un lugar en el mundo cultural, acaba renunciando a él de golpe y se encierra en una posesión de un pueblo de Mallorca que, durante el siglo XX, era como cerrarse en una isla dentro de una isla, dentro de otra isla. ¿Padecía depresión? ¿Se escondía de alguien? ¿Se había hartado de la vida bohemia?”, se pregunta Escalas, lamentando la falta de documentación sobre su personaje, lo que la forzó a tirar de la imaginación mucho más de lo que le hubiera gustado.

La tercera burbuja se le apareció durante la presentación de su primera novela, Abans de que el teu record torni cendra, en Campos, en 2016, cuando una señora se le acercó para hablar con ella. Esa señora resultó ser Teresa Escalas, sobrina-nieta de la compositora, quien recordaba muy bien cómo su tía abuela le hablaba de Montmartre en la época de la efervescencia del Modernismo y de su amigo Santiago Rusiñol. “Una chica de Mallorca que se fue a estudiar a Barcelona y después se va a París y se relaciona con toda la intelectualidad… ¿y no se sabe nada más? Qué raro”, pensó la autora en ese momento.

La cuarta y última burbuja le llegó al conocer a Romà Escalas, otro sobrino-nieto de la compositora, también músico, quién le reveló que su tía abuela había conocido a Erik Satie y había hecho de negra para Granados y Albéniz.

“En ese momento tuve que claro que tenía que escribir sobre esa mujer misteriosa, con una vida tan avanzada para la época”, concluye la autora, que desde el primer momento tuvo claro que contaría su historia a partir de la voz de terceros. “Nos pasamos toda la novela oyendo hablar de ella, pero Matilde no ha dicho nada. ¿No es un buen símbolo de lo que le ocurrió?”.