Clara Dies (Valencia, 1996) estudió Bellas Artes y lleva más de ocho años trabajando como ilustradora, pero su pasión sigue siendo la misma desde niña: los seres mitológicos y las leyendas que los rodean.

Fue esta pasión la que la llevó a publicar Bestiario de Tierra y Tinta (2021), un libro ilustrado de mitología española visto desde la diversidad lingüística, y poco después, a conocer por redes sociales a Javier Prado (Sevilla, 1998), otro ilustrador apasionado de la mitología y los monstruos que también acababa de publicar un libro sobre el tema: Monstruos Ibéricos: ogros y asustaniños españoles (Maldragón, 2021).

A partir de un dibujo

“Nos hicimos amigos y enseguida salió la idea de crear algún libro conjunto”, recuerda Dies, residente en Barcelona desde que vino a estudiar un máster en concept art en la Escola de Cinema.

El tema del libro no se les ocurrió hasta un poco más tarde, cuando la abuela materna de Clara le explicó que, en su pueblo, Arroyo de Valdivielso, cerca de Cernégula, al norte de Burgos, hubo brujas en su día. “Hice un dibujo sobre esa leyenda, se lo enseñé a Javier, le gustó y nos acabamos animando a escribir un libro sobre brujas de España”, añade.

Nicho

El resultado es Breve viaje por la España de las brujas (Sugaar, 2024), un libro ilustrado de gran formato que recoge los usos, costumbres, leyendas y realidades de la brujería en las diferentes regiones de España.

“Nos dimos cuenta de que en nuestro país hay muchos libros publicados sobre el tema, pero la mayoría están centrados en regiones concretas y son poco accesibles al gran público: son ediciones limitadas, académicas, o demasiado centradas en el folclore, sin la contextualización adecuada para comprender bien el fenómeno”, comenta Prado por teléfono desde su hogar, en Sevilla.

'Breve viaje por la España de las brujas'

Divulgadores

Con la idea de llegar al público más general, los ilustradores plantearon un libro de gran formato, imitando un cuaderno de viajes del siglo XIX, que además de leyendas ofreciera un recorrido y una pequeña descripción de paisajes, para contextualizar historias, leyendas y ficciones en un lugar real. “Era un libro raro”, se ríe Dies, admitiendo que fue difícil encontrar una editorial interesada en publicarlo y por eso se decantaron primero por una campaña de crowdfunding.

“¿Existieron las brujas en España? ¿Dónde se reunían? ¿Es cierto que poseían demonios familiares? ¿Que preparaban filtros de amor? ¿Eran solo curanderas? ¿Cuál fue la verdad?”, eran algunas de las preguntas que los autores prometían responder en su libro si conseguían recaudar la financiación necesaria.

Tipos de brujas

El libro, publicado finalmente con la editorial Sugaar, ha logrado dar respuesta a todas estas preguntas e ir mucho más allá. “Además de un libro de folclore y divulgativo es también un libro que resalta la diversidad cultural de nuestro país”, comenta Dies. Según la ilustradora valenciana, después de 40 años de dictadura, “hemos heredado una visión de que ‘España es esto y punto’, obviando los movimientos migratorios dentro de la Península a lo largo del tiempo –ella misma tiene familia en Cantabria y en Burgos– que nos hacen estar vinculados los unos con los otros. Pues con las brujas pasa igual. Leyendas que nacieron en el Pirineo catalán te las encuentras 200 años más tarde en Andalucía”, explica.

Para Prado, está claro que el libro pone de manifiesto los diferentes tipos de brujas según su origen y territorio. “La bruja original, la bruxa, surge en el Pirineo catalán, en el siglo XIII. Era una criatura mitológica, que luego se enlaza con otros seres fantásticos de la noche, vampirescos… mientras que, en Andalucía, por ejemplo, primó más la bruja hechicera, una profesión que llegó a ser real”, comenta, recordando que en algunos pueblos cerca de Badajoz le contaron que hay aún “hechiceras” que reciben paquetes misteriosos de todo el mundo para que encanten o desencanten los objetos en su interior.

Muestra del libro de Dies y Prado

Persecuciones

Todos los vecinos coincidían en no querer señalar quiénes eran estas mujeres porque les tenían miedo. “Yo en esas cosas no creo, pero cuando entra en mi tienda intento no mirarla a los ojos”, le dijo la dueña de un negocio local. En una presentación del libro en Esterri d’Àneu, en el Pirineo catalán, una mujer anciana le aseguró que era descendiente directa de una bruja del siglo XVII que fue perseguida y juzgada.

“Te das cuenta de que las persecuciones siguen resonando hoy”, concluye el ilustrador sevillano, autor de ilustraciones de carácter más mitológico y fantástico. Dies se ha encargado de las ilustraciones más “reales”, como paisajes, plantas y objetos utilizados por las brujas, como las sayas donde supuestamente guardaban sus polvos envenenados.

El mito feminista

“En realidad, la creencia de que las brujas eran curanderas, mujeres sabias que fueron perseguidas por sus conocimientos, es un poco un mito”, comenta la ilustradora, alertando de que la tendencia del feminismo actual a resaltar las brujas como mujeres empoderadas es un tema mucho más complejo de lo que parece.

“Está claro que en la brujomanía europea hay un componente misógino, es una forma de explicar que las mujeres eran más débiles, corrompibles, mezquinas, que se dejaban seducir por el demonio… pero hay que entender que la bruja como personaje mitológico tiene distintas interpretaciones desde su aparición, en la edad media”, alerta.

Mujeres que no encajaban en el canon social

En la mayoría de los casos, las brujas eran simplemente mujeres que habían sido acusadas por los vecinos del pueblo por no encajar en un canon social: “Viudas, solteras, que tenían una relación con alguien que no caía bien… Eran acusaciones empujadas por rencillas, histeria o miedo. Cualquiera podía ser acusada de bruja”, añade Prado.

“Al final, más que iconos idealizados del feminismo, se trata de gente real que sufrió”, concluye Dies, aunque también ha topado con episodios graciosos, “mujeres que se pusieron chulas cuando las detuvieron”, y pensar: “Señora me encanta usted y me gustaría tomarme algo con usted”, aunque se trate de una mujer de hace 400 años… se ríe.

Turismo de brujas

Si hay algo de lo que los dos ilustradores están orgullosos, es de que despierta la curiosidad de la gente para saber más, incluso a desplazarse al lugar donde ocurrieron determinados hechos y ponerse en contexto.

Es lo que le ocurrió a la propia Dies cuando visitó el pequeño pueblo de Sant Feliu Sasserra, en el Bages, y subió al Serrat de les Forques, la colina donde en el siglo XVII se ejecutaron al menos seis mujeres acusadas de brujería. “Contemplar la vista desde allí arriba, con el Pirineo de fondo, me ayudó a empatizar con ellas, a pensar que eso fue lo último que vieron antes de morir”, concluye.

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