Los hermanos Santilari en su exposición

Los hermanos Santilari en su exposición

Creación

“Conseguimos acercarnos al realismo por otra vía gracias a que no había internet”

El Museu del Càntir de Argentona dedica una exposición a los hermanos Pere y Josep Santilari, referentes del realismo contemporáneo catalán

21 enero, 2024 00:00

Noticias relacionadas

Cuenta Josep Santilari que, cuando él y su hermano Pere estaban a punto de terminar la carrera de Bellas Artes, en 1981, fueron a ver una exposición de Antonio López y quedaron impresionados al descubrir sus pinturas hiperrealistas. “Hemos de ir por aquí”, recuerda que dijo Pere al salir de la muestra, sin poder sacarse de la cabeza el famoso cuadro Lavabo y Espejo (1967).

“La suerte –prosigue su hermano gemelo– es que entonces aún no había libros de Antonio López, no había internet… Contábamos sólo con una imagen de lo que queríamos hacer, así que volvimos a casa y lo hicimos a lápiz, pero resulta que Antonio López usaba otros materiales. Eso fue lo que nos permitió acercarnos al realismo por otra vía, por otro camino, y lo conseguimos gracias a que no había internet”.

Bodegón de los hermanos Santilari

Bodegón de los hermanos Santilari

Minuciosidad y detallismo

Sinceros, humildes y bromistas. Así se presentaron los gemelos Pere y Josep Santilari (Badalona, 1959) durante la reciente inauguración de la exposición Josep Santilari y Pere Santilari. La realidad desde una mirada contemporánea en el Museu del Càntir de Argentona. La muestra, que podrá visitarse hasta el 25 de febrero, reúne una veintena de obras, en su mayoría dibujos, que nos ofrecen su mirada particular sobre un género tan tradicional como el bodegón o naturaleza muerta, que los dos hermanos llevan trabajando más de 30 años y que refleja la minuciosidad y detallismo que los ha convertido en referentes del realismo español contemporáneo.

“Los ochenta fueron años de una absoluta asincronía pictórica, en la que parecía que tenía que ganar el más revolucionario. Y los Santilari lograron ser revolucionarios a su manera, acercándose al arte de siempre con ojos de hoy”, recalcó el crítico de arte Pere Pascual, encargado de elaborar el texto de la exposición.

Naturaleza muerta

Naturaleza muerta

Transmiten emociones

Durante los últimos 30 años, los gemelos Santilari han abordado temas diversos de la historia del arte, entre ellos la naturaleza muerta, el desnudo femenino y la vanitas, clásicos que los dos hermanos actualizan insertando en sus obras detalles sutiles y agudos sobre la contemporaneidad, como el delicado papel film que envuelve un trozo de queso o una rodaja de melón. Gracias a su técnica hiperrealista, sus dibujos y pinturas a menudo llevan al espectador a confundirlas con fotografías, aunque, no por ello, faltas de emoción. 

“Huyendo de la dialéctica entre la realidad exacta y la realidad poética, los hermanos Santilari nos ofrecen una realidad entre real e imaginaria, en la que todos nos encontramos cómodos, especialmente por su sabiduría en la destreza del oficio de pintar y su capacidad de transmitir las emociones”, escribe Pascual en el texto expositivo.

Melón y uvas

Melón y uvas

Se ven y se tocan

Ya en el año 2000, el historiador Javier Tusell destacó la habilidad de los jóvenes gemelos Santilari para abordar el género del bodegón sin caer en el peligro del preciosismo o de intentar trascendentalizar los objetos, animados o inanimados, hacia un valor que no se desprende de sí mismos.

En los bodegones de objetos cotidianos o en esas flores que marchitan, “los Santilari nos redescubren la tremenda eficacia de la desnuda realidad. No sólo se ven, se palpan; su calidad táctil se suma a lo rotundo y preciso de su apariencia. En eso están muy cerca de los mejores realistas españoles del momento”, escribió Tusell. “Con la ayuda del lápiz “consiguen el milagro de trasladar al papel toda la maravilla de matices de sus cuadros”, añadió.

Dos casualidades técnicas

En palabras de Pere Santilari, su particular estilo realista es fruto de dos casualidades técnicas. La primera, el tipo de papel utilizado, que tiene que ser suficientemente resistente. La segunda, el tipo de lápiz, que debe tener una dureza e intensidad específicas. Ellos usan el abanico que oscila entre el 9D y el 9H. “Tanto el papel como el lápiz son alemanes, así que podríamos ser alemanes”, bromea Pere, remarcando que su técnica no podría haberse conseguido años atrás “porque estos materiales no existían”.

“Nuestra pintura está hecha en función de grises, y el dibujo también; lo único que el dibujo concede a este fondo negro, es que sea un negro total”, añade su hermano Josep.

“Como espectadores –concluye el crítico Pere Pascual–, al enfrentarnos a estos dibujos que no parecen corresponder al hoy, sino más bien parecen una mirada al pasado, nos domina el peso de la historia y se nos escapan los elementos actuales, fundiendo el espejismo. Pero aquí, a buen seguro, está la trampa de los artistas, quienes, conociendo sus intenciones y captando anticipadamente nuestras respuestas, nos redescubren la tremenda eficacia de la realidad desnuda”.