Los mismos paisajes, dos formas distintas de pintar
El fotógrafo Jean Marie del Moral indaga en la vida de Picasso y Miró a través de las panorámicas de Horta de Sant Joan y Mont-roig del Camp
29 julio, 2023 23:30Ochenta kilómetros separan los municipios de Horta de Sant Joan y Mont-roig del Camp, pero el parecido de sus paisajes —los mismos olivos, los mismos viñedos, los mismos almendros, las mismas tierras ocres, las mismas montañas de curvas suaves— es, según el fotógrafo Jean Marie del Moral, uno de los vínculos más potentes entre los dos grandes artistas catalanes del siglo XX: Picasso y Miró. Obsesionado con encontrar puntos comunes entre ambos artistas a través del paisaje, Del Moral realizó el pasado otoño una serie de 60 fotografías de los alrededores de estos dos municipios de Tarragona que tanto marcaron la carrera de ambos artistas y que actualmente se exponen en la Fundació Palau de Caldes d’Estrac (Barcelona).
“Picasso y Miró amaban las mismas cosas, veían las mismas cosas, decían las mismas cosas, pero pintaban de una manera diferente”, escribe Manuel Guerrero Brullet, comisario de la exposición Picasso Horta, Miró Mont-roig, que puede visitarse hasta el 24 de septiembre.
Los fotógrafos estadounidenses
Según Guerrero, a través de estas 60 fotografías —30 de Horta y 30 de Mont-roig—, Del Moral ofrece “una poética mirada sobre las extrañas similitudes nidadas en los muros de los conventos, en las rocas esculpidas por la naturaleza y las capillas colgadas del mismo modo, revelando sutilmente el mismo imaginario: el de dos gigantes del siglo XX”.
Hijo de padres españoles exiliados después de la Guerra Civil, Del Moral nació en Montoire-sur-le-Loir, Francia, en 1952. A los 14 años abandonó la escuela y empezó a trabajar como ayudante de fotografía, arte que acabaría convertido en su pasión. En 1973 empezó a trabajar como reportero gráfico para el periódico L’Humanité y cubrió conflictos sociales como la Revolución de los Claveles de 1974. Ese mismo año se fue a vivir a Canadá. De allí viajó a menudo a Nueva York, donde descubrió a los grandes fotógrafos estadounidenses, como Paul Strand, Walker Evans, Irving Penn y Manuel Álvarez Bravo.
El encuentro con Miró
A su regreso a Europa, en 1977, colaboró en distintas revistas, entre ellas L’Humanité-Dimanche, que le encargó ir a Barcelona después de la muerte de Franco con el fin de realizar retratos de intelectuales catalanes antifranquistas. Fue así como un año después conoció a Joan Miró, sin saber que ese encuentro determinaría su trabajo futuro. Desde entonces, Del Moral se ha dedicado a fotografiar los talleres y los procesos creativos de pintores y escultores de todo el mundo, desde Roy Lichtenstein a Robert Motherwell, John Mitchell, Antoni Tàpies, Julian Schnabel o Alex Katz. Es en esta línea donde encajaría su indagación en la vida de Picasso y Miró a través de fotografiar los paisajes de Horta y Mont-roig del Camp.
Lejos de la gran ciudad, Picasso y Miró hallaron en Horta y Mont-roig no solo la soledad y el aislamiento que todo creador necesita para encontrarse consigo mismo, sino también la naturaleza y la cultura popular en un estado primigenio. “Su nuevo arte surgió de las raíces más profundas, de la vida y del contacto con la naturaleza”, comenta Guerrero.
El lugar donde nació el cubismo
Las fotografías de Horta son, la mayoría, de espacios naturales puros que se mantienen intactos desde las estancias de Picasso. “En la pintura no se trata de copiar la naturaleza, pero sí aprender a trabajar como ella”, decía el artista. Otros examinan los restos de la huella humana en las ruinas, las puertas, las piedras y las rocas de la montaña de Santa Bàrbara, el convento de Sant Salvador, o el interior de la masía de Tafetans, donde Picasso y el pintor Manuel Pallarès improvisaron su taller en 1898. “Realmente fue aquí donde nació el cubismo”, comentó la coleccionista y crítica de arte estadounidense Gertrude Stein, contemporánea de Picasso, sobre Horta de Sant Joan.
Por otro lado, las fotografías de Mont-roig son, esencialmente, imágenes del taller y los rincones de la casa familiar conocida como Mas Miró, donde Miró, después de decidir que se consagraría a la pintura, frecuenta las estancias a partir de 1915 para poder trabajar. Las fotografías sobre la ermita de la Mare de Déu de la Roca confirman la preponderancia de los paisajes que la rodean en el imaginario pictórico del artista.
Mismos cielos, misma luz
“Influenciado, sobre todo, por Picasso y los cubistas, el campo de Tarragona me genera unas ganas locas de trabajar”, dijo el propio Miró en una ocasión. Miró viajaba siempre con una algarroba de Mont-roig en el bolsillo. “Toda mi obra ha sido concebida en Mont-roig”, repetía.
La exposición nos revela, además, ciertas analogías entre los paisajes de Horta y los de Mont-roig, los mismos cielos, la misma luz, las ermitas colgadas de la misma manera, las formas cubistas de Horta y las redondas de Mont-roig. “Picasso tiene el ángulo; Miró, el círculo”, concluye el comisario de la exposición.