El dibujante e historietista Francisco Ibáñez, fallecido hoy

El dibujante e historietista Francisco Ibáñez, fallecido hoy EP

Creación

"Francisco Ibáñez, gracias por enseñarme a leer, por enseñarme a vivir…"

El dibujante e historietista catalán, fallecido hoy a los 87 años, ayudó a ampliar el lenguaje de varias generaciones con sus odas a los antihéroes

15 julio, 2023 19:18

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Escribió Antonio Machado que "mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla…"; decía Rainer Maria Rilke que la patria de cada uno era su propia infancia. Con estos preceptos, mi infancia y mi patria están en un tebeo de Mortadelo y Filemón. Y alguien que es capaz de contribuir a cosas tan serias con obras que me hicieron reír hasta el lagrimeo y el dolor de esternón no puede ser otro que un genio.

Con Francisco Ibáñez se va una parte de nuestra infancia y adolescencia. Pero no una cualquiera. Una sin la que entender el resto es mucho más difícil. Jamás pondré en duda los esfuerzos de mis padres por inculcarme el hábito de la lectura; ni de mis maestros y profesores porque lo hiciera lo más correctamente posible. Pero fue Ibáñez el que realmente nos enseñó a leer a muchos de mi generación.

Ibáñez nos enseñó palabras como "rocambolesco", "pantagruélico", "estrafalario", "mortífero"… era un auténtico placer disfrutar de los tebeos de Mortadelo y Filemón con un diccionario cerca, siempre a mano. Porque aquel niño o jovencito que abría un tomo con sus historias, no era el mismo cuando lo cerraba. Era más rico, más culto, más sabio, más humano… y encima, de rebote, se había dado una buena panzada a reír. Que nunca viene mal.

Creador de antihéroes

Tuve la ocasión durante algún verano de repasar lecturas de infancia y juventud de generaciones anteriores. Títulos como El Guerrero del Antifaz o aquella pareja tan peculiar que formaban Roberto Alcázar y Pedrín. Bien, entretenidas, meritorias… pero creo que enseñaban poco a vivir. Porque siempre acababan bien, porque los personajes tenían poco de reales: sin apenas defectos, sin atisbo de vicios, sin mácula… y, claro, los buenos ganaban; los malos, no.

Ibáñez fue capaz de hacer todo lo citado anteriormente, de ser nuestra infancia y nuestra patria con antihéroes, como Mortadelo y Filemón. O aquel Rompetechos, que confundía un rótulo de "Maderas y Tacos" con el de "Carteras Paco" y se desesperaba tratando de prender fuego a un elegante artículo de marroquinería.

Las historias de aquellos particulares agentes rara vez acababan bien. Es más, cuando parecía que todo había terminado como debería, llegaba la traca final. Y la "decepción" del lector se transformaba en una carcajada aun mayor de la habitual al ver la pifia final, la que ya no esperaba, la que volvía a poner las cosas en su sitio.

"Esto es de tebeo"

Por eso, Ibáñez no sólo nos enseñó a leer; también nos enseñó a vivir. Porque nos parecemos mucho más a Mortadelo y Filemón que a cualquier héroe de cómic o de novela al que todo le sale bien. Somos cicateros, perezosos, aprovechados, interesados, cobardicas… El mensaje que el gran maestro que nos acaba de dejar nos transmitía era: "hijos míos, el mundo que os encontraréis ahí fuera es muy parecido a éste".

Cuántas veces no habremos oído expresiones para describir situaciones del mundo real del tipo: "esto es de tebeo" o "esto es de Mortadelo y Filemón". Naturalmente. Porque ambos planos, en el fondo, se diferencian poco.

En las viñetas de Ibáñez no se ilustra otra cosa si no la vida cotidiana de cada uno, eso sí, de forma hiperbólica. Por suerte, no nos revienta una bomba cada dos por tres para dejarnos chamuscados. Ni se nos cae encima una librería de tres metros de alto y nos deja como un sello de correos. Al menos, no en sentido literal (que ahí también está la gracia de interpretar a los genios).

Los Quijote y Sancho del s.XX

A cierto afamado escritor le preguntaron en una ocasión por El Quijote y respondió algo como: “si viniera alguien de otro mundo, de otra dimensión y me preguntara cómo es éste, le daría el libro para que se lo leyera y le diría que ahí lo tenía todo”. Pues sí, Mortadelo y Filemón son una suerte de Quijote y Sancho del siglo XX. Y en ellos también se puede apreciar incluso una "mortadelización" de Filemón y una "filemonización" de Mortadelo.

Es muy probable que los más jóvenes apenas tengan referencias de Ibáñez y su obra. Pero es igual de probable o más que conozcan una serie de TV titulada "Aquí no hay quien viva". Bien. Que pregunten por ahí por una cosa llamada 13 Rue del Percebe. Ya me contarán qué les parece.

Y para los que son un poco más mayores y se desternillaran con "Manos a la obra", con aquellos histriónicos Manolo y Benito, que hagan lo propio con algo que lleva por título Pepe Gotera y Otilio.

Sin reconocimientos


En una de sus últimas entrevistas dijo que "muchos días lo único que hago es trabajar, ni salgo a la calle. Mi mujer sabe que estoy vivo por el garabateo del lapicero".

Sacrificar una vida para enseñar a vivir. Y como aquí somos como somos, el maestro Ibáñez se ha ido sin un premio Nobel, sin un Príncipe de Asturias (ahora Princesa), sin un Premio Nacional de Literatura, sin un Cervantes… en el fondo, no deja de ser un guiño a su figura. Que Ibáñez no tenga ninguna de esas distinciones es "de Mortadelo y Filemón".

Terra levita, maestro. Gracias por tanto. Y perdona por tan poco…