Albert Xirau con un pájaro, 1932-1936. Archivo Mey Rahola / HEREDEROS DE MEY RAHOLA

Albert Xirau con un pájaro, 1932-1936. Archivo Mey Rahola / HEREDEROS DE MEY RAHOLA

Creación

Mey Rahola, el legado olvidado de una mujer moderna

Una muestra antológica en el MNAC y el Museu de l’Empordà reivindica el legado de esta excepcional fotógrafa omitida durante décadas

4 diciembre, 2022 00:00

Mey Rahola (León, 1897-Vaucresson, 1959) fue la autora del último retrato del presidente Manuel Azaña; también la primera mujer en ganar un concurso de la Agrupación Fotográfica de Cataluña. Además, tuvo una presencia destacada en concursos y salones internacionales y en poco tiempo logró hacerse un nombre en el ámbito de la fotografía artística en la España de la Segunda República. Pese a todos estos logros, nada impidió que su obra quedara relegada al olvido durante seis largas décadas. Y así habría continuado de no haber sido por una azarosa conversación ocurrida en 2010.

Lluís Bertran, biznieto de Rahola, le comentó a su amiga Roser Martínez, historiadora de la fotografía, que su bisabuela había sido fotógrafa y que alguna de sus imágenes permanecían en la casa familiar de Cadaqués. La curiosidad hizo el resto. Tras más de 10 años de paciente investigación consiguieron recuperar parte de su archivo que ahora se exhibe simultáneamente en dos instituciones catalanas: el Museu Nacional d’Art de Catalunya y el Museu de l’Empordà. Cerca de 550 copias de época, unos 250 negativos y una decena de álbumes, todo ello contextualizado gracias a la valiosa aportación de los recuerdos de Maria Teresa Xirau, su única hija viva (fallecida en 2018), arman un merecido homenaje a esta fotógrafa desconocida.

Vista desde la terraza de Can Xirau, Cadaqués. 1932-1936. Archivo Mey Rahola / HEREDEROS DE MEY RAHOLA

Vista desde la terraza de Can Xirau, Cadaqués. 1932-1936. Archivo Mey Rahola / HEREDEROS DE MEY RAHOLA

Una mujer “moderna”

“Adoptó con decisión algunos atributos de la garçonne: llevaba el cabello corto, lucía pantalones, fumaba y hacía deporte, gestos de empoderamiento que al propio tiempo neutralizaban su género. Cuando no llevaba nunca pantalones era en las visitas a casa de sus suegros en Figueres”, explican Lluís Bertran y Roser Martínez que, junto a Roser Cambray, conservadora de fotografía del MNAC, son los comisarios de la retrospectiva antológica Mey Rahola.

Fue una mujer moderna, abierta, desenvuelta y curiosa, pero a la vez limitada por el tiempo que le tocó vivir. Una época en la que se practicaba un feminismo de salón reservado a las clases privilegiadas. Ese que permitía a las mujeres ciertas licencias siempre y cuando no amenazaran la rigidez patriarcal imperante. Aun así, la fotografía le permitió dar rienda suelta a sus inquietudes. Para los comisarios, “en ese sentido, su obra fotográfica también indica quién era la fotógrafa que estaba detrás de la cámara. Es interesante acercarse a sus autorretratos, un género propicio para el cuestionamiento de los códigos sociales y sexuales muy frecuentado por las fotógrafas que se identificaban entonces con el ideal de la new woman”.

Jugadoras de pelota, 1936. Depósito de la Generalitat de Catalunya. Colección Nacional de Fotografía, 2020. MNAC / HEREDEROS DE MEY RAHOLA

Jugadoras de pelota, 1936. Depósito de la Generalitat de Catalunya. Colección Nacional de Fotografía, 2020. MNAC / HEREDEROS DE MEY RAHOLA

Una fulgurante, aunque breve, carrera

Nacida en León de padres ampurdaneses, creció en Madrid donde su padre, Francesc Rahola, ejerció como catedrático en la Escuela de Ingenieros Industriales. Los veranos los pasaban en la casa familiar de Cadaqués y fue allí donde conoció a su marido, el político republicano Josep Xirau Palau, con el que tuvo tres hijos. La pareja vivió en Sevilla, Berna y también en distintas ciudades italianas hasta que finalmente fijaron su residencia en Barcelona, donde Rahola comenzó su idilio con la fotografía.

En junio del 35 consiguió ser la única mujer admitida en el III Salón Internacional de Arte Fotográfico de Barcelona, celebrado en la Avenida de la Luz, las desaparecidas galerías subterráneas de la plaza de Catalunya. Esto supuso un salto significativo en su trayectoria y le abrió las puertas de la Agrupación Fotográfica de Cataluña. Todas estas circunstancias le permitieron entablar amistad con el grupo de fotógrafos catalanes afines a las vanguardias fotográficas, en especial con Antoni Campañà, con quien viajó por España durante la primavera de 1936. Lamentablemente el estallido de la Guerra Civil truncó todas las expectativas de una prometedora carrera.

Golpes de mar con mal tiempo, 1936. Depósito de la Generalitat de Catalunya. Colección Nacional de Fotografía, 2020. MNAC / HEREDEROS DE MEY RAHOLA

Golpes de mar con mal tiempo, 1936. Depósito de la Generalitat de Catalunya. Colección Nacional de Fotografía, 2020. MNAC / HEREDEROS DE MEY RAHOLA

El exilio y un retrato emblemático

La familia tuvo que huir a Francia tras la victoria del bando franquista y en enero del 39 llegaron a Portbou junto a otros exiliados entre los que se encontraban Antonio Machado y el escritor y periodista Josep Pous i Pagès. La vida en Francia no fue nada fácil. Rahola y su esposo se instalaron en Lyon, mientras que sus hijos fueron acogidos en Arcachon por su amigo el filántropo Hubert de Monbrison, que vivía a poca distancia de la casa donde se refugió Manuel Azaña.

En junio de 1940, aprovechando su estancia en Arcachon para ver a sus hijos, realizaron una visita al presidente republicano, con quien mantenían una buena relación. Durante el encuentro la fotógrafa tomó las últimas imágenes de Manuel Azaña en vida. “El rostro descompuesto del hombre retratado por Mey Rahola es la expresión dolorosa de aquel mundo que se hundía. Azaña, ya enfermo, murió en Montauban poco tiempo después, el 5 de noviembre de 1940”.

Detalle del catálogo de la exposición de Mey Rahola. Retrato de Manuel Azaña de 1940

Detalle del catálogo de la exposición de Mey Rahola. Retrato de Manuel Azaña de 1940

Cadaqués y el mar, sus temas favoritos

Aunque quizás sea este último retrato su imagen más emblemática por su trascendencia histórica, su repertorio fotográfico se nutrió de temáticas bien distintas. Aparte de las fotografías realizadas en el ámbito doméstico, destacan sus imágenes de Cadaqués, las marinas y las de mujeres bañistas. Fotografías de temáticas y líneas renovadas influida, seguramente, por la estética de revistas ilustradas como Imatges, AC. Documentos de Actividad Contemporánea, Claror o D’Ací i d’Allà, a las que era muy aficionada. En este sentido “podemos leer la obra de Rahola como una contribución singular a la renovación de los lenguajes visuales en la Cataluña de los años 30”, afirman los comisarios de esta exposición que da voz a una autora imprescindible en el ámbito de la fotografía artística española.

Mey Rahola. Sin título. 1932-1936 / HEREDEROS DE MEY RAHOLA

Mey Rahola. Sin título. 1932-1936 / HEREDEROS DE MEY RAHOLA

Mey Rahola. Sin título. Costa del Cap de Creus, hacia 1932-1936. Depósito de la Generalitat de Catalunya. Colección Nacional de Fotografía, 2020. MNAC / HEREDEROS DE MEY RAHOLA

Mey Rahola. Sin título. Costa del Cap de Creus, hacia 1932-1936. Depósito de la Generalitat de Catalunya. Colección Nacional de Fotografía, 2020. MNAC / HEREDEROS DE MEY RAHOLA