“Hay pocos musicales como este”. Así de clara y tajante se muestra Julia Jové, actriz protagonista de Una llum tímida, el espectáculo que el Teatre Condal presenta cada lunes hasta el 19 de diciembre.
No es la primera vez que ella y África Alonso, la dramaturga, vienen a Barcelona con esta pieza, pero la historia ha cautivado a tantos espectadores que quieren más. El relato es el de dos profesoras de escuela, Carmen e Isabel, que se enamoran durante el franquismo. La primera no se lo permite y cuando lo cuenta a su familia la envían a terapia y la someten a electro-shock. Años después se vuelve a reencontrar con Isabel y la historia cobra otro matiz.
Emoción a flor de piel
La historia, que puede parecer lejana, tiene todavía ecos hoy. En la platea las lágrimas son compartidas entre público de todas las edades. Algunos recuerdan lo sufrido, otros empatizan con la historia que, como cuenta Jové, es mucho más que una historia de amor LGTBI. “No creo que sea una etiqueta”, sentencia.
La actriz reconoce que si “ingenuamente pensaba que no sólo vendrá este tipo de público”, al ponerla en escena ha podido comprobar que “la gente es diversa a más no poder. Porque la obra sí habla de dos mujeres homosexuales, pero también de la vida, del vínculo, de la necesidad de sentirse querido, amado”.
--Pregunta: ¿Cual es el secreto de esta ‘Llum tímida’ para que repita tercer año de éxito?
África Alonso (A): Que no hay funciones así, es algo muy diferente. Faltan historias como las de Una llum tímida.
Julia Lové (J): Hay pocos musicales como este. La idea del musical tiende más al entretenimiento, el espectáculo, pero este no es un musical al uso. Es una obra de texto con canciones que subrayan lo que pasa emocionalmente y a todos los niveles. La gente agradece este tipo de lenguaje.
--¿Qué le impacta más al espectador, esta versión del musical dramático o la historia de amor?
A: La combinación de ambas. La obra empieza desarmando al público. Arranca riendo y la risa te hace vulnerable, te enamoras de los personajes y luego estos se empiezan a encontrar con problemas y las cosas se le ponen difíciles, y al final la gente se emociona con ellos.
--¿Es muy difícil subirse a este viaje de Carmen e Isabel?
J: Es muy intenso, pero yo siempre digo lo mismo: los personajes son tan reales y escritos desde un lugar tan humano que desde el primer momento Carmen me fue muy fácil de entender. Porque son cosas que nos podían haber pasado a todos. Eso me conecta de manera muy sencilla.
A: A mí me costó un poco más, y eso que lo escribí. Pero al ensayar me costó muchísimo dejar de ser la persona que mueve los hilos a ser la persona a la que le pasan las cosas.
--Se trata de una historia de amor entre dos mujeres en la época del franquismo que trató de ser invisibilizada, pero siguen habiendo pocas historias de amor entre mujeres, ¿por qué?
A: Porque hemos estado invisibilizadas toda la vida. Al público no le cuesta, pero sí cuesta que se programen y se entienda que son de interés social.
J: La cultura es más hegemónica que la sociedad
--¿Qué quiere decir, que la cultura va un paso por detrás?
J: Exacto. La gente va por delante y los discursos culturales y de la ficción en el teatro van un poco atrasados.
--¿No tendría que ser punta de lanza?
J: Creo que los programadores tienen una idea distorsionada de lo que es la mayoría y cómo piensa. Y la mayoría está compuesta por muchas minorías.
--¿No se quieren ver estas historias todavía a día de hoy?
A: A nivel político se ha puesto mucho esfuerzo por parte de la derecha para hacer borrón y cuenta nueva de lo que pasó y eso les ha jugado muy a favor.
–¿También entre las familias, como se ve en la obra?
J: Depende de las familias y la gente todavía tiene esas herencias y cuando la gente mayor ve esta historia sobre el escenario le supone una liberación.
A: También es una especie de círculo vicioso. Algunos padres tienen miedo a que sus hijos salgan del armario por lo que les puedan hacer. Yo me he encontrado más que es más el miedo a lo que puede pasar que otra cosa, y es tan triste…
--En este sentido, ¿qué explica esta historia a día de hoy?
J.- Creo que es más actual ahora que hace diez años. Tal vez entonces, teníamos la sensación que la extrema derecha, el fascismo, había desaparecido y ahora es muy obvio que no. Tal vez, el hecho de no haber hablado suficiente de estas mujeres ni darle la importancia que realmente tienen nos ha podido llevar a que se normalicen discursos que nos podrían llevar a ese pasado de represión.