La directora y la guionista de Bigger than trauma, Vedrana Pribacic y Mirta Puhlovski, respectivamente, lo tienen claro: "Ningún país que ha pasado una guerra ha podido curarse". No así las protagonistas de su documental.
La obra, candidata a los Goya como mejor película internacional por Croacia, relata la historia de varias mujeres de Vukovar que durante la guerra serbocroata no solo fueron violadas, sino esclavizadas.
Programa y película
El filme se escapa del relato expositivo de los casos. Sigue sus intervenciones y crecimiento en un programa especial, lejos de la medicina tradicional, en el que poco a poco descubren cómo vivir lejos del trauma que les ha causado lo vivido.
Pribacic y Puhlovski quieren visibilizar la importancia de este tipo de proyectos y también la falta de ayudas que encuentran por parte de los gobiernos para llevarlos adelante. No culpabilizan a nadie, pero recalcan el carácter de urgencia de ponerlos en marcha.
--Pregunta: ¿Cómo fue el proceso para encontrar a estas mujeres y estas historias?
--Vedrana (V): Croacia tiene muchas historias como esta. Lo que no es tan común son programas de ayuda como este. Mirta los conocía porque tiene contacto con una de las terapeutas y además queríamos filmar a mi vecina, que vivió una situación traumática durante la guerra. Así que le propusimos que se pusieran en contacto.
--Mirta (M): Para mí el programa era también muy cinematográfico y he visto pocas películas en las que se muestre este proceso de curación, vemos qué sucede fuera y dentro de las protagonistas. Queríamos que los espectadores sintieran lo mismo que las mujeres del programa y lo hacen. El grupo da mucha energía a este proceso.
--Una de ellas, la vecina, choca con el grupo en un momento del filme. ¿Eso fue guionizado o sucedió así?
--V: Pasó de manera natural.
--M: Estas mujeres estuvieron silenciadas durante 25 años, algunas pasaron cánceres y otras enfermedades y estaban también muy frustradas y enojadas. Lo que hicimos fue meternos en el programa y a los tres meses de estar allí empezamos a filmar. Estábamos 12 horas al día, tres días al mes. Las dejábamos hablar, pero lo que se muestra es lo que es, ellas hablan de lo que quieran, crean un ambiente íntimo y se pueden expresar de forma muy creativa. Y sí, se pelean, somos personas.
--V: De todos modos, los terapeutas lo que hacen es crear otros modos, reconducir la situación para hacer el ejercicio o conseguir lo que quieren evitando la confrontación. Pero son cosas que pasan en todos los grupos.
--En todo caso, lo que se ve es la violencia que han sufrido las mujeres durante la guerra. Es cierto que el último de estos cuatro programas que pudieron hacer fue con hombres, pero ¿cree que las mujeres son las víctimas más silenciadas de una guerra?
--M: A los hombres se los envía al frente, también son violados, a veces, pero es más duro para ellos hablar de eso, porque a las mujeres siempre se las viola. Es algo transgeneracional a las mujeres, lo sabemos. Nuestras bisabuelas, madres, algunas hermanas han sido violadas y han pasado por este trauma. Pero lo que le pasó a estas mujeres es otra cosa, porque no solo fueron violadas, sino esclavizadas por sus propios vecinos, tenían que limpiar, cocinar, estar al cuidado de sus hijos...
--V: Además ellas hacían todo eso sin saber siquiera si iban a sobrevivir. Si no lo hacían podrían atacar a sus hijos, cortarles la luz, el agua... ¡Tenían que pedir permiso para ir al baño! Perdieron toda la humanidad. No se puede comparar sufrimientos entre hombres y mujeres, son diferentes. Los crímenes de guerra y las estrategias de guerra no pasan por violar a hombres, sino violar mujeres de otra nacionalidad, porque no solo destruyes a la mujer, sino a todas las personas de su alrededor: hijos, madres, marido...
--M: Los hombres van al frente para proteger a los suyos y al país. Las mujeres se quedan con sus madres e hijos. Lo único que quieren es que no hagan daño a los suyos y han de sobrevivir para protegerlos. Es terrible.
--Y con todo eso, las destruyen. Una de las mujeres, Ana, confiesa que nunca tuvo la posibilidad de sentirse mujer.
--V: Fue un momento muy triste filmarlo, pero entendemos su porqué. Ana es madre e hija, pero Ana poco a poco con la terapia encuentra calor en ella y empieza a sentirse mujer. Tanto es así que tras la presentación del filme en el Sarajevo Film Festival se puso por primera vez un hermoso vestido.
--M: Ella no estuvo educada así. Vivió en su pueblo toda la vida y entender eso, que nunca fue una mujer, es todo un proceso de aprendizaje al que llega tras vivir situaciones extremas de violencia y participar en el programa. Ha llegado a esa conclusión por sí misma y no solo ha entendido eso, sino que después de esto ha decidido que quiere ser esa mujer que no tuvo posibilidad de ser, quiere encontrar a la mujer que lleva dentro a la que finalmente llegó tras año y medio de ejercicios.
--En este caso, ¿qué importancia tienen programas como los que muestran para cerrar o tratar de sanar las heridas de la guerra?
--V: Son tan importantes... Este programa debería estar implementado en los derechos humanos o donde sea, no solo para los crímenes de guerra. Empecemos a curar al mundo.
--M: Este método se enfoca en la solución, no en la causa. Es el único que existe en Europa y quizás en el mundo focalizado en víctimas de crímenes de guerra, pero puede ser usado para otros traumas. Ucrania seguramente podría implementarlos y deberían hacerlo ya ahora y no esperar 30 años como Croacia, que luego además lo cerraron, porque cuanto más tiempo la herida se hace más grande, el cuerpo enferma y es más difícil curarlo.
--Como bien ha dicho, Croacia suspendió las ayudas a este programa y es el único de este tipo. ¿Por qué cree que no se implementan o que los gobiernos no apuestan por ellos?
--M: La primera financiación que recibió este programa fue por parte de la ONU, hace cinco años. Zagreb dio entonces dinero para financiarlo, pero fueron ayudas muy pequeñas, porque no son métodos alternativos. Como mínimo deberían ser habilitados como opción. Nosotros quisimos contar que Croacia cerró el programa, pero mostrar que funcionaba. Con ello queríamos poner allí el foco para urgirles a hacer algo.
--Por último, ¿podemos decir que Croacia ha sanado esas heridas de guerra?
--M: Los individuos pueden curarse, no sé si podemos decir que todo un país ha sanado. Sí, se ha reconstruido, pero a estas mujeres y hombres el Estado les ha ofrecido terapias con psiquiatras que miran el reloj para acabar la sesión a los 40 minutos, les daban medicinas y ya. Este es el método general. La película expresa otra manera de curarse.
--V: No nos hemos curado de la guerra. Y cada 15 años tenemos una nueva guerra, es un trauma transgeneracional.
--M: Ningún país que ha pasado una guerra ha podido curarse, ni Alemania, ni India... el trauma se pasa a otras generaciones.