Durante 1848 se sucedieron una serie de revueltas que buscaban erradicar los absolutismos imperantes en la Europa de la Restauración. Aunque su éxito fue efímero, estos levantamientos populares conocidos históricamente como la “primavera de los pueblos” dejaron una profunda huella cuya trascendencia histórica determinó el devenir del Viejo Continente.
En este convulso contexto, germen de las grandes revoluciones sociales del siglo XX, se sitúa el arranque de Genealogías documentales. Fotografía 1848-1917, una exposición que traza un recorrido por las “prácticas e iconografías que anteceden históricamente el nacimiento propiamente dicho del género documental”, explica Jorge Ribalta, comisario de la muestra. La lucha de clases, las ambiciosas reformas urbanísticas en la era de la industrialización, las obras de infraestructuras de la época y el uso de la fotografía en el ámbito médico, judicial y antropológico configuran un corpus iconográfico imprescindible para entender la temprana vocación documental de la imagen gráfica.
El despertar de la clase obrera
Las primeras placas de Louis Daguerre en el parisino Boulevard du Temple, fechadas en 1838; las fotografías de trabajadores de la construcción de Henry Fox Talbot o un daguerrotipo de Charles François Thibault, de 1848 durante los disturbios de la “primavera de los pueblos”, ponen de manifiesto el poder de seducción que ha tenido la imagen gráfica en las transformaciones sociales acaecidas a lo largo de la historia.
Algunas décadas más tarde, las revueltas del proletariado cobraron de nuevo protagonismo en el transcurso de las revoluciones rusas de 1905 y 1917 y durante las protestas populares de la Semana Trágica de Barcelona del año 1909. Una cruenta rebelión popular que se ensañó principalmente con los bienes e intereses de la Iglesia. Se quemaron templos y edificios religiosos y se profanaron conventos. De esa ira anticlerical quedaron imágenes tan impactantes como la de las momias exhibidas para el escarnio público en las calles de la capital catalana o la histórica fotografía de Barcelona tomada desde Montjuïc, llena de columnas de humo, publicada el 28 de agosto de 1909 en el periódico político La Actualidad.
La reorganización de los centros urbanos
Las grandes reformas urbanas fueron asimismo registradas por esta nueva técnica. Las principales urbes europeas debían acomodarse a los nuevos tiempos. Por un lado, era urgente construir infraestructuras que mejoraran la salubridad de los núcleos urbanos y, por otro, cubrir las necesidades que demandaba la cada vez más numerosa clase obrera así como la emergente burguesía industrial. Ferdinand Ritter von Staudenheim captó la transformación de Viena; Charles Marville y Eugène Atget vieron desaparecer ante sus ojos el viejo París y alumbrar las reformas del barón Haussmann en la capital francesa.
Barcelona también se vio inmersa en una profunda transformación urbanística. Las murallas medievales fueron derribadas y el ingeniero civil Ildefonso Cerdá concibió un proyecto pionero de calles amplias y manzanas de edificios geométricas y regulares, el famoso Ensanche barcelonés. Adolf Mas, Josep Brangolí y Frederic Ballell, entre otros, vivieron e inmortalizaron estos trascendentales cambios que definieron su aspecto actual.
Catálogos monumentales y usos médicos
Las transformaciones sociales avanzaron en paralelo a los usos de la fotografía como eficaz instrumento de propaganda. En España, el fotógrafo Charles Clifford hizo el seguimiento de importantes obras públicas como por ejemplo la construcción del Canal de Isabel II de Madrid. Además, sus fotografías, realizadas durante los viajes por el país de la reina Isabel II, constituyen un valioso álbum de la geografía monumental española y “el primer repertorio organizado que articula un discurso fotográfico sobre la nación”, apunta Ribalta. En la misma línea, en la década de 1850 la Misión Heliográfica en Francia surge con la finalidad de preservar gráficamente la imagen de sus monumentos históricos.
El ámbito médico se benefició igualmente de las posibilidades de esta novedosa herramienta. El francés Jean-Martin Charcot, considerado uno de los padres de la neurología moderna, fue el precursor del uso de la fotografía en la experimentación médica. Sus estudios realizados en el hospital parisino de la Salpetrière sobre diversas patologías neuropsiquiátricas, entre ellas la “supuesta histeria femenina” en los que sometía a las pacientes a controvertidos experimentos, lo convirtieron en un referente de la neurología.
Genealogías documentales. Fotografía 1848-1917 (hasta febrero de 2023) pone el punto final a un ciclo de seminarios y exposiciones en el Museo Reina Sofía que, según Jorge Ribalta, “ha buscado ofrecer un relato alternativo de la configuración y evolución del discurso documental en la historia de la fotografía, a partir del estudio de casos en momentos decisivos del siglo XX”.