Pocas veces se aborda la temática trans sin prejuicios, sin estereotipos ni convencionalismos. Adrián Silvestre no ha sido nunca un cineasta que se caracterice por tenerlos. Desde sus inicios en la profesión ha demostrado una gran capacidad para mezclar ficción y realidad. Un sello propio que mantiene en Mi vacío y yo, película que se estrenó este 9 de septiembre.
La cinta sigue la vida de Rafi, una joven trans que tiene problemas para conocer gente y encontrar ese amor de película que busca y, al mismo tiempo, se enfrenta a su transición. Los cauces establecidos no se ajustan a su realidad y eso la llevará también a ser prejuzgada por el colectivo LGTBIQ+.
Otra visión
¿Cuántas veces se han mostrado estas contradicciones sobre someterse a una operación de cambio de sexo? ¿Y sobre las presiones que también existen desde el colectivo LGTBI hacia los suyos? Esas preguntas que aparecen en la cinta no tienen una voluntad ejemplarizante o disruptiva, surgen de un largo trabajo que el realizador ha tenido con personas trans en los últimos años en los que ha preparado el proyecto.
Sin querer dar su opinión sobre algunas de las cuestiones que vive y afronta su protagonista, Silvestre mantiene una entrevista con Crónica Global sobre la visibilidad del colectivo y el cine como creador de etiquetas, así como acerca de su modo de trabajar con actrices y actores no profesionales.
–Pregunta: ¿Cómo surge la idea de ‘Mi vacío y yo’?
--De unos talleres de cine que estaba impartiendo con un grupo de mujeres trans. Tenía la idea de hacer una historia con algunos relatos e historias de vida de ellas. Rafi era una de las participantes y la historia partió de ella, de contar su vida o, por lo menos, los dos primeros años de su transición de género. A partir de allí, ella escribió una serie de relatos que adaptamos y, cuando ya teníamos varias versiones del guion, se unió Carlos Marqués-Marcet, que aportó una visión externa a esta "ficción".
--¿Hubo 'casting'?
--Son todo actrices naturales y los únicos intérpretes que pasan por casting son los distintos hombres que pasan por la vida de Rafi, así como la doctora.
--¿Se siente cómodo en esa frontera entre el documental y la ficción?
--Comodísimo, es lo que sé hacer. Alterno ficciones y documentales, pero en el fondo mis películas no son tan distintas entre sí. Hay matices, presupuestos diferentes, pero lo interesante es hacer un cine que sea verdad, creíble y pueda mantener esa posibilidad de improvisar, cambiar de ideas si la realidad se impone.
--¿Por qué le parece tan interesante o más que la ficción?
--Es interesante porque corro menos riesgos de equivocarme y evitar que mi propio ego o imaginación me coma el sentido de fidelidad con la realidad. Cuando tengo algunas dudas, mi asidero son esas personas que lo han vivido, son como mi brújula, me ayudan a orientarme. Me siento seguro allí. Se trata de tener conversaciones y encuentros para escuchar a esas personas y que lo que se haga sea acorde a su realidad.
--¿No le cuesta entonces trabajar con actores naturales y profesionales?
--No, es mi zona de confort. Lo he hecho desde que estudiaba y en el fondo es lo que mejor sé hacer, porque no me da miedo equivocarme. Tampoco entiendo la dirección como una serie de directrices unidireccionales del cineasta al reparto. Me parece que es más un trabajo colectivo, de escucha, de confianza donde muchas opciones son válidas y en el que la guía de este proceso creativo es el sentido común y la realidad. Para mí eso es algo natural.
--Una de estas personas que encontró en este caso, como decía, es Rafi, la protagonista de ‘Mi vacío y yo’. Ella, desde el principio, se presenta muy presionada por su doctora para transitar. ¿Es algo que se visibiliza poco?
--La información que el común de la población tiene sobre la transición de género viene dada comúnmente por los medios de comunicación, películas, programas, etcétera y no tanto por experiencias reales contadas en primera persona. Lo que he aprendido con esta película es que cada transición de género es distinta. A mí, por ejemplo, me llamó mucho la atención el caso de Rafi, que se encuentra con una institución que tiene muy claro cómo se debe transitar y los pasos a seguir cuando ella todavía está desorientada y desconcertada. Le costó acostumbrarse a esos ritmos y esas pautas. Nos parecía importante contarlo.
--Eso la lleva a enfrentarse a cierta soledad, ya que si bien va a buscar ayuda, tanto como desde la medicina como incluso desde el mundo queer, a veces, se la juzga. ¿Existe esa barrera?
--No se trata de lo que yo piense. Yo trato de dar voz a cada persona para que se exprese libremente y con respeto. Yo la realidad que he encontrado es esta, pero en ningún caso han sido juicios demoledores o dañinos. Yo en todo caso siempre apoyo la disidencia y que cada persona exprese su desacuerdo con lo que sea. Lo importante de la película es que busca no simplificar y mostrar que en el colectivo trans no todo el mundo piensa igual ni tiene las mismas ideas o visión sobre el mundo y la vida.
--Ahora que se juzga tanto al colectivo con la ley trans. ¿Se hace más importante ahora? ¿Cuán importante es el cine en este sentido?
--El cine es una herramienta para que las personas nos forjemos una construcción del mundo, por eso los referentes son necesarios. Antes no teníamos referentes trans en el cine y ahora cada vez tenemos más y hemos de ser más exigentes en cómo los retratamos. En este sentido, abogo por dejar de mostrar personajes perfectos o tener actitudes paternalistas y simples. Hemos de defender la legitimidad de una persona con sus virtudes y sus defectos, porque eso no condiciona ni cuestiona su género. A las personas cis no se nos cuestiona el género cuando nos equivocamos, lo mismo con las personas trans. Hemos de mostrar a las personas tal y como son, con todas sus aristas.
--El cine, de hecho, también ha construido una visión del amor y su película se muestra crítica con ello.
--Lo que hace es deconstruirlo. La película tiene esa trama de la búsqueda del amor. Rafi cree en un amor romántico que la va a redimir de sus preocupaciones y problemas, pero poco a poco se da cuenta de que el amor es otra cosa y se forja a través de otros actos y otras reflexiones.
--Volvamos entonces al papel del cine como responsable de eso. ¿Ha tenido la ficción parte de culpa?
--¡Claro! El amor como solución a nuestros problemas y la píldora de la felicidad nos lo ha inoculado Hollywood. Cada uno tiene que reflexionar el papel que ha tenido en eso el cine. Pero también el cine es una ventana a otros mundos, latitudes y formas de pensar. La vida también lo es, pero el cine contribuye a configurar la manera en la que pensamos y nos proyectamos y cada vez consumimos más ficciones.
--La cara B de ese ideal es la soledad. Esos momentos a los que el cine no siempre presta atención.
--No puedo hablar en términos generales, en mi película aparece al principio como algo incómodo al que Rafi no quiere enfrentarse ,pero poco a poco ella se adapta e incluso busca esos momentos de soledad. Los empieza a disfrutar y ver que la soledad no es un mal. Muchas veces uno elige cuándo estar solo y estar acompañado, no siempre tiene que ser por un amor, sino por personas que te hacen sentir. Se trata de relativizar la soledad y ver qué tiene de malo.
--Por último, pone sobre la mesa el conflicto al que se ven abocadas las personas trans. ¿Solo las contrata para hacer de trans? ¿Cuánto hace falta dejar este cliché?
--Ahora vivimos un momento en el que la representación goza de mejor salud y muchos filmes responden a cuotas, desde las plataformas al cine comercial. ¿Pero hasta qué punto esas personas son elegidas solo por eso? Y te lo digo yo que he hecho dos películas en las que he elegido a personas trans para hablar del colectivo. Es importante todavía porque nos faltan referentes y hay muchísima desinformación sobre las personas trans y la carga didáctica que tienen estas películas --aunque no estén diseñadas para tener esa función-- las hace cruciales para que el mundo cambie. Sería ideal que tú vieras una película de acción con una chica trans, una persona racializada sin tener que representar a personajes tipo como pasa ahora que están allí para cumplir la cuota. Entiendo que esto es un proceso y va a cambiar.