Neil LaBute (Detroit, 1963) es un dramaturgo y director de cine y de teatro reconocido mundialmente por su trabajo y las controversias que ha generado muchas veces por su incorrección. A él parece preocuparle poco y no teme que se le tache de violento o lo que sea, no quiere ponerse límites.
En una sociedad de lo políticamente correcto y donde los límites parecen marcarse cada día más, el creador se acerca a Barcelona para dar un curso titulado Rebasar los límites: el papel del actor en el papel. Toda una declaración de intenciones, de entrada.
En Barcelona
Él y Michael Attenborough serán los maestros de este taller que se imparte en la Sala Beckett del 11 al 16 de julio en el que el objetivo es jugar, interpretar y pasarlo bien creando, afirma LaBute
Crónica Global aprovecha esta ocasión para hablar con el dramaturgo no sólo sobre su faceta como profesor, sino como artista y tratar de entender cómo ve la creación un hombre que no deja de romper esquemas.
--Pregunta: ¿Qué puede esperar la gente del curso que va a dar en la Sala Beckett?
--Respuesta: Espero que esperen algo (bromea) y que vengan frescos. Para mí cuando enseñas, lo ideal es ser lo más animador posible, abrazarlos de manera metafórica, porque no puedes darlas reales ya (bromea). Me gusta el mundo del teatro y lo amo más allá de que es mi forma de hacer dinero y amo enseñar. No es sólo un lugar donde ir. Yo no soy esa persona, ese profesor de teatro como el de la película Competencia oficial que le dice a sus alumnos que tal vez sólo el 1% conseguirá dedicarse a ello y que si no creen que pueden ser ellos que se vayan. No, no soy ese. Soy el que les dice, todos tenemos posibilidades de lograrlo, yo mismo lo he conseguido. Si alguien tan tonto como yo puede hacerlo, ellos también. Esto se trata de tenacidad, amor y saber que significa conseguirlo. No quiero decirles que deberían estar en otro sitio, sino que si decidiste hacer esto, divirtámonos.
--¿Pero en qué consiste exactamente?
--Lo que queremos hacer Michael Attenborough y yo esta vez es coger nuevos textos que escribí y mostrarles a los actores cuán especiales son. No escuchan lo suficiente decir que lo que hacen es difícil, ellos lo hacen parecer fácil y que todo el mundo lo puede hacer, pero requiere una especial tenacidad, pasión y voluntad, deseo de hacerlo bien. Quiero que vean ese factor X que tienen. Todos ellos van a interpretar al menos la mitad de los roles durante la semana y verán cuán diferente es cada actor a la hora de abordar el mismo papel, sin que tengan un referente porque es un texto que nadie más ha hecho. Porque para mí uno ha de imaginar y crear lo que está en la página.
--¿Es eso lo que lo que hace bueno o interesante a los actores?
--Bueno, hay actores que no están dispuestos a eso, prefieren que les digas qué hacer, pero para mí los más interesantes son aquellos que están dispuestos a colaborar y abiertos a tus sugerencias. Si tú vienes con un plan de juego y tienes una mejor idea, usémosla. Algunos cuando les dices eso se sorprenden, otros se asustan de alguna forma, Michael también es así. Yo quiero que los actores se pregunten cosas, por eso creemos que tenemos una semana muy interesante por delante para crear nuevos personajes y ver quién es mejor para cada rol. Además los papeles que escribí son sin género, pueden interpretarlos todos por igual y luego el sábado mostrarlos.
--Suena interesante y eso que uno no es actor.
--¡Acércate! A mucha gente le pone nervioso el hecho de tener que obtener un resultado al final, son cinco páginas al final, todos nos lo podemos aprender. Es jugar y mostrárselo a alguien enfrente de personas. Esperemos que satisfaga a estos actores, además con dos directores que han trabajado en el Old Vic, en la tele, en el cine, en el teatro. Y queremos que nos cuenten sus experiencias y lo que no les han enseñado y ver qué podemos hacer.
--Con todas estas palabras da la sensación de que usted es un dramaturgo abierto a sugerencias más que un purista de la obra que ha escrito, ¿se definiría así?
--Abierto, esa es la palabra perfecta, estoy abierto. Eso no significa libertad para todo, porque es curioso como algunos cuando dices eso directamente rompen el guión, pero darle la oportunidad a la gente de escuchar su voz hace que encuentres la manera de hacerlo, te das cuenta si una escena es muy corta o si se ha de describir algo más. Eso sí, has de ganártelo con argumentos, no cambiarlo porque sí. Algunos actores piensan que haciendo improvisaciones puede salir algo mejor pero yo digo, vale, pero pruébalo, muéstramelo y vemos si lo podemos hacer mejor. A la gente le suele parecer justo. No soy ese tipo extraño que no quiere que se cambie una sola palabra.
--El nombre del curso, además, es 'Rebasar los límites: el papel del actor en el papel'. ¿En tiempos en los que estamos llenos de límites no es casi un atrevimiento ir en contra del mundo?
--El teatro es el lugar para hacerlo. No sé aquí, pero en Estados Unidos todos tratan de abrazar la inclusividad y que sea un espacio de sanación, un buen lugar. Y está bien, si quieres que sea un lugar para abrazarse, genial, pero yo quiero continuar haciendo buen teatro. Eso, a veces, significa hacer cosas que no hacen feliz a todo el mundo, ni el que todo el mundo se sienta incluido. Tú haz una obra sobre eso y yo lo haré de esto y cada uno hará lo que necesite, pero no tiene que ver con grupos. Todos hacemos esto por una razón y el espacio teatral nos permite hablar de cosas de las que es difícil hablar afuera. Estamos en una época en que la gente no quiere escuchar cosas malas, ni gente mala. Hay un montón de sitios con gente mala que están muy bien y otros espacios de mierda con gente buena y brillante. Yo no quiero hacer the good stuff, las cosas buenas.
--De hecho, sus obras no se caracterizan por mostrar la parte linda de la gente y del mundo.
--Soy duro con todo el mundo porque las personas tiene la capacidad de ser muy buenas y muy malas, pero las malas son muy interesantes (bromea). Además es divertido de escribir, de montar, pero también escribo sobre buenos. ¿Pero quién es bueno o malo? No lo sé, tengo suficiente con escribir y cuando lo hago no trato de adivinar cómo va a ser. Yo tengo una idea, la escribo y los otros han de decidir si les gusta o no.
--Quisiera hablar de cómo surgen esas ideas, pero antes quisiera hablar de la parte cómica que tienen muchos de estos retratos oscuros que hace del mundo. ¿Es importante para poder mostrar todo esto?
--¡Es importante para mí! No lo era para Sófocles, que no parece muy divertido (bromea). No escribo tragedias, hago algunos dramas, pero tienen algo de comedia porque es maravillosa. A veces es difícil el equilibrio y esa mezcla me gusta. Pero sí, creo que la comedia es una buena manera para que la gente se abra y que sea más receptiva a lo demás o a no estar preparada para la oscuridad que les va a llegar. Por eso siempre intento poner humor.
--Y otra cosa que no le detiene es la exploración. Una de sus últimas obras, 'True love will find you at the end' era directamente sin actores. Con el amor que siente por los actores, ¿por qué esa propuesta?
--Eso fue curioso. Esa obra tenía que ser con actores y en el exterior porque era en pleno Covid, pero nuestro sindicato de actores no les permitía trabajar ni en espacios abiertos. Así que lo que hicimos fue grabar la voz de los actores pero ellos nunca estaban presentes. Y como el público no tenía prohibido ir a un teatro sino sólo estar a cierta distancia, pusimos a ocho personas a la vez y escuchaban lo que los actores decían. Era casi como un audiolibro, pero había luces, un set, pasaban cosas... En Inglaterra hicieron algo parecido en el Donmar Warehouse con un espectáculo que se llamaba Blindness, que era un libro que una mujer grabó y la gente iba a escucharlo. Creo que en esta tratamos de hacer que la gente fuera al teatro manteniéndonos seguros. Y así fue cómo surgió mi obra y no tomo un no por respuesta.
--Pasada la pandemia y tras estas pruebas, ¿cree que es un momento propicio para la exploración de la puesta en escena, incluso en la manera de hacer películas)
--Lo que creo es que el teatro, especialmente el de Broadway, es de los últimos espacios que quedan donde la gente se siente cómoda para ir y sentarse cerca de la gente sin mascarilla, porque el teatro siempre ha sido un espacio reducido. Ahora, por eso, la gente también piensa en hacer cosas en el exterior, pasear e ir de un sitio a otro viendo a gente actuar. Creo que es un gran momento para hacer esto último. Por ejemplo, los autocines han tenido un auge en los años del Covid y no sólo porque era más seguro, sino porque querían ver algo en la gran pantalla. Es el momento para ello. O incluso del teatro grabado, como hicieron en el Old Vic y otras salas.
--¿Pero podríamos decir que el teatro grabado es teatro? Es raro
--Es un híbrido. Lo que no me gusta son las lecturas de obras por Zoom, porque leer una obra es sólo eso, leer una obra. Pero ir a una sala y ver una obra de teatro filmada de forma sofisticada, con toda la tecnología que tenemos hoy no es una mala experiencia. Obviamente no es lo mismo que ver teatro en vivo, pero es ir a ver un show. Yo mismo miraría qué puedo conseguir. Si hay una obra de teatro en Londres, podría verla en un espacio como una sala de cine. Es algo intermedio, no sabría que nombre ponerle o qué es exactamente. No lo odio, sobre todo si está bien entendido y llevado a cabo. Claro que no es lo mismo que estar en directo, pero no es algo terrible.
--Ahí, volvemos a la sensación de que usted siempre está abierto o en búsqueda de nuevas, ¿concibe así la creación, el arte?
--Siento el impulso de crear y ver cosas actuadas. Es de lo que hablábamos antes desde los actores a los directores, creadores o artistas deben decidir qué es el actuar, que es el teatro, si sólo son felices en Broadway o delante de cualquier público. Para mi has de conectar con el público para tener esa experiencia, si estoy conectado con ellos no me importa si es en películas o en teatros, mientras no sea en una pequeña pantalla de teléfono... Para mí es una degradación de la satisfacción mientras no se convierta en no ver nada en absoluto... Pero si lo ves en el ordenador, luego en la tele, después en el cine y así... Es el camino del futuro, de todos modos. Hay una generación que acepta esto, que prefiere ver las cosas en su teléfono mientras tiene la gran pantalla apagada, como reflejaba una portada de The New Yorker. Supongo que a Christopher Nolan le desesperará eso, pero para muchos es su manera de ver películas, lo quiero ver así, cuando quiera y en 1.000 pedazos, dos minutos cada vez... Lo siento, tú me lo vendiste y yo lo miro como quiero, hemos de estar preparados para eso. Sé que hay mucha gente asustada por eso y por el teatro grabado. A mí me lo propusieron y dije que no: ven a Londres y lo ves, tienes 35 posibilidades para verme. De todos modos, este panorama nunca ha sido mejor para el cine, hay un montón de gente dispuesta a ver películas en sus teléfonos.
--Entonces en su curso, o los actores en general, ¿deben estar preparados para actuar de manera que su trabajo se vaya a ver en una pequeña pantalla?
--¡Por supuesto! Ya hay diferencia cuando te preparas para actuar en el escenario y en frente de una cámara, y en términos de cuán grande se ve eso cuando alguien lo ve es parte del trabajo, está fuera de sus manos. Esa es otra de las cosas que seguramente abordaremos con los actores: hay muchas cosas que están fuera de tu alcance, así que agárrate a las cosas que puedas controlar. Muchos lo hacen, ya. Los ves que actúan de manera que incluso fuerzan al primer plano a veces. Los actores tienen un montón de técnicas para conseguir lo que quieren, como todos. Afortunadamente, podemos trabajar juntos para crear algo que esté bien.
--Igual da cierta pena, ¿no? Al menos para los que nos gusta ver películas en pantalla grande.
--Bueno, esa también es mi preferencia, pero prefiero ver algo en la tele que no verlo. Aunque mi manera de escoger las películas para ver en cine también es así, pienso: "esto se puede ver en televisión". Pero igual algunas películas las quiero ver tan en grande como pueda.
--Hablando de películas. Tiene una cartera, ha comentado.
--En realidad tengo tres. Por un lado, se acaba de estrenar House of darkness. Se va a estrenar otra que se llama Out of the blue, una especie de sexy thriller con Diane Krugger y Ray Nicholson. Y acabo de terminar otra con Maggie Q, Fear the night, sobre unas madres cuyos hijos están de fiesta de fin de curso cuando entran a sus casas y ellas tratan de defenderlos. Mucha sangre en mis últimos trabajos.
--Bueno, hay quien lo califica como un director o creador de mundos violentos.
--Sí, a veces es física otras psicológicas.
--¿Pero es porque ve mucha violencia fuera o es sólo una decisión artística?
--Es más una decisión artística, es el último estadio de la acción, cuando las cosas se vuelven físicas. Pones a dos hombres en escenas y rápidamente pelean, o los pones en casa de una mujer y tratan de defender la casa... Hay muchas posibilidades y hay gente que las disfruta como espectador y yo disfruto haciéndolas.
--Pero para muchos es reproducir y a la vez generar más violencia, ya sabe e incluso que es contrario al arte.
--¿Debo sentirlo así? Intento no sentir la presión de lo que tengo que hacer o no. Yo me siento, tengo una idea y empieza todo un proceso. No estoy en si van a pensar que es muy violenta o no. Si me pongo muchas reglas a la hora de crear no crearía nada, mejor crear con lo me viene a la mente. Trato de no limitarme y tampoco pienso si va a ser una película o una obra, televisión...
--Pero ¿cómo surgen esas ideas? ¿Qué le inspira?
--Me inspira otro trabajo. Veo mucho más de lo que hago. Trato de ver una película al día y disfrutar de cosas que me inspiran. No miro mucho online, pero también curioseo. Miro de encontrar performances. A veces son pósters de películas. No soy un escritor político, no es que vea las noticias y piense: he de hacer algo sobre el aborto o la violencia de las armas.
--No es un escritor político, pero hace política con sus historias, a veces.
--Ese es más mi mundo.