Patrice Leconte (París, 1947) se atreve con todo. Comedias, dramas, adaptaciones, thrillers. Esta vez aterriza en los cines con su particular versión de un personaje mítico en Francia y en la iconografía detectivesca Maigret.
El cineasta no ha dudado en rodar su propia versión de la novela de George Simenon Maigret y la joven muerta. No era una empresa fácil. En la mente del público están las versiones realizadas por Charles Laughton, Rowan Atkinson y Bruno Crémer, entre tantos otros.
Versión particular
El realizador no está solo en este viaje, cuenta con un enorme Gerard Depardieu que entiende a la perfección el carácter intimista del personaje y de la versión de Leconte.
Consciente de que Maigret es un cine alejado del cine policial y los thrillers que se hacen ahora, el director defiende la visión relajada, calmada para observar las relaciones humanas. Así lo explica a Crónica Global.
--Pregunta: ¿Cuál es su relación con la obra de Simenon y por qué decidió hacer esta película?
--Respuesta: Siempre he leído a Simenon de manera regular y con mi guionista, Jérôme Tonnerre, nos apeteció volverlo a leer. Él fue quien dijo por qué no hacerlo, porque no ha habido un Maigret en el cine desde 1961. En la tele ha habido mucho, pero queríamos hacer en cine nuestro Maigret.
--¿Por qué cree que se ha dejado de hacer en el cine?
--No ha habido más porque la gente se quedó con Maigret y puede que otros cineastas pensaran en llevarlo al cine y no lo hicieron porque tal vez se desanimaron de Maigret en televisión.
--¿Cómo ha enfrentado el personaje?
--Tengo la sensación de que gracias a él he estado lo más cerca de la verdad del personaje. Es un personaje bastante silencioso, que se interesa mucho por los demás, es tranquilo, muy humano y no es que sea inteligente, pero tiene una formidable intuición.
--¿Cómo ha sido el trabajo con Gerard Depardieu?
--Depardieu, que conocía las novelas de Simenon, entendió inmediatamente qué Maigret quería poner en escena y qué Maigret podía encarnar. Lo que le motivó mucho es que hacía tiempo que no había interpretado a un personaje tan grande como este. De hecho, hacer Maigret es tan formidable como hacer a Cyrano de Bergerac.
--¿No le dio vértigo, precisamente por eso? Además lo hace con un tono mucho más intimista, alejado de los filmes de acción.
--Sí, hoy los policías están muy equipados, con un montón de medios técnicos muy sofisticados, cachorros muy profesionales. A mí siempre me han gustado más los policías como Maigret, que se fían más de la relación que tienen con los demás y tienen una especie de intuición humana. Me parece más interesante que el resto.
--Tiene cierto aire al cine de Chabrol. ¿Era la intención?
--No. Conozco bien a Chabrol, pero no pensé en él, pero es normal que yo haga películas muy francesas, no puedo escapar de ello, si bien la película es un poco francesa y un poco belga, lo reconozco y no pido disculpas por ello, que hago películas que son muy francesas.
--Parece que lo diga como algo malo
--No es que sea malo, pero espero no hacer un cine pasado de moda. Espero hacer un poco de cine de resistencia para proponer al público películas que son cada vez más escasas.
--De hecho, usted, tanto en sus comedias como en las que tienen más algo de 'thriller', prima más las relaciones interpersonales de los personajes a la acción. ¿Siente que hace un cine a la contra? ¿El cine ha olvidado las relaciones humanas?
--Las relaciones humanas se han olvidado en el cine y en la vida real.
--¿Entonces es un problema no tanto del cine, sino del espectador que prefiera algo más palomitero?
--Las palomitas son una catástrofe para el cine. Esencialmente al cine van las personas jóvenes, al menos en Francia, aunque creo que eso pasa en todo el mundo. Películas como Maigret, en cambio, conectan más con un público más adulto porque los jóvenes quieren movimiento, persecuciones y mucha acción sin que nada sea muy profundo. Soy consciente de que hago un cine más adulto. Perdón que predique por lo mío, pero es necesario, porque creo que soy un héroe de la resistencia.
--¿Esa resistencia tiene que ver con una voluntad de recuperar el cine como séptimo arte y no como una industria?
--Idealmente sí, pero yo no debo decirlo. El cine tiene esa peculiaridad, es un arte, claramente, y a la vez una industria, están íntimamente relacionados y hemos de trabajar en esta profesión teniendo conciencia de ello.
--¿Y qué le atrajo a usted del cine, entre esta dicotomía?
--Si hago película es para compartir mis emociones y cuando consigo hacerlo es cuando soy feliz. Y cuando ahora veo algunas películas siento que he visto un libro de imágenes formidable sin que nunca haya sentido emociones fuertes. Es una pena, porque el cine es un arte absolutamente fabuloso para transmitir emociones. Emociones de cualquier tipo, es lo que nos mantiene vivos de la mañana a la noche. Y es bonito, porque en algunas proyecciones con jóvenes a algunos les ha encantado, porque se han reencontrado con esas emociones, pero soy consciente de que otros jóvenes no la irán a ver de forma espontánea.
--¿Y va a hacer más películas de Maigret?
--Nunca, sobre todo porque lo que me apetecía era hacer mi Maigret, de allí que se llame así. No sé qué más podría proponer si me propusieran otra, sentiría que ronroneo como un gato.
--¿Pero está con algo más?
--Sí, tengo varias cosas en marcha, pero he tenido demasiadas desilusiones con proyectos que se han ido a pique y prefiero no hablar de ellos.