Detalle de dos bailarines de la Tornaboda con la vestimenta tradicional durante una parte de la danza / AJUNTAMENT DE VILADECANS

Detalle de dos bailarines de la Tornaboda con la vestimenta tradicional durante una parte de la danza / AJUNTAMENT DE VILADECANS

Creación

Tornaboda, el baile de Carnaval para acabar una guerra

Viladecans y Gavà cuentan con una danza autóctona única, que simboliza la reconciliación de ambas poblaciones

24 febrero, 2022 00:00

Carnaval es una fiesta muy arraigada en Cataluña. El ball de gitanes es una de las danzas populares que recorren las calles y plazas de la mayoría de las poblaciones de la comunidad durante estas fechas. Pero existe otro corro patrio en Viladecans y Gavà: la Tornaboda. Este baile, a diferencia del anterior más folclórico, añade a un acto social a la actuación: buñuelos y moscatel en familia.

Las primeras referencias a la Tornaboda de Gavà y Viladecans datan del siglo XIX, aunque se cree que ya se bailaba en el XVIII. La danza cayó en el olvido más absoluto a principios del XX, a causa de guerras e inestabilidad en la región y el resto del país. No fue hasta la década de los 80 cuando la gavanense Maria Eugènia Marrugat recuperó a través de los recuerdos y las historias que le había contado su padre esta celebración.

Bailar para acallar las disputas

Cristian Jurado, uno de los organizadores de los bailarines de la Tornaboda de Viladecans, explica que esta danza “simboliza la fraternidad entre las dos ciudades, bailando cada domingo de Carnaval”. Las dos collas, una en cada población, se reunían, en sus orígenes, en la frontera entre los municipios: la riera de Sant Llorenç. Todo comenzó como una fiesta pagana, que poco a poco fue adquiriendo leyendas y habladurías que crearon en el ideario colectivo la opción de bailar para solucionar las disputas territoriales de los señores feudales.

Ambas agrupaciones bailan la Tornaboda en la plaza de la Vila de Viladecans, con el ayuntamiento al fondo / Jaume Muns - Ajuntament de Viladecans

Ambas agrupaciones bailan la Tornaboda en la plaza de la Vila de Viladecans, con el ayuntamiento al fondo / Jaume Muns - Ajuntament de Viladecans

Esta reconciliación es también una rareza en el mundo de los bailes regionales. “Es poco habitual que dos poblaciones tengan la misma danza, y menos limítrofes, porque por envidia suelen ser diferentes”, recuerda Joan Martí, director del Esbart Brugués de Gavà. Esto provoca que sea un evento único para Carnaval en Cataluña, que además incita a los ciudadanos a reflexionar sobre la necesidad de mantener y avivar viejas reyertas a lo largo de los años.

Un baile de leyenda

La leyenda popular reza que, después de muchas generaciones de discordias, los marqueses de Viladecans y los barones de Eramprunyà decidieron firmar la paz. Para ello, acordaron que un día en concreto, el domingo de Carnaval, los representantes de ambos territorios se darían cita en el límite de sus dominios, colindantes en este caso. El que llegara primero invitaría a su nuevo amigo a visitarlo a su castillo. Tanto debió gustar la velada que las gentes de los dos pueblos cada año parodiaban ese encuentro. Así nació la Tornaboda.

La agrupación gavanense baila la Tornaboda y otros bailes en la plaza mayor de Gavà en los años 80 / ARXIU HISTÒRIC DE GAVÀ

La agrupación gavanense baila la Tornaboda y otros bailes en la plaza mayor de Gavà en los años 80 / ARXIU HISTÒRIC DE GAVÀ

Los bailes se realizan en ocho parejas, con un total de 16 personas por municipio. Esto suma 32 ciudadanos. Jurado relata que “primero bailan por separado las agrupaciones de Viladecans y las de Gavà, para luego entrelazarse en danzas mixtas” entre los ciudadanos de ambas ciudades. Ahora, como novedad, se incluyó la Patatuf, al acabar la Tornaboda, donde los integrantes de las collas sacan a gente del público para disfrutar de esta fiesta musical y popular de reconciliación y de olvido de las rivalidades pasadas.

Can Sellarès y los 'gegants'

Los jardines de la masía que existe en Viladecans limítrofe con Gavà, Can Sellarès, fueron el escenario más viable para las representaciones del domingo de Carnaval. Sin embargo, “para que el baile no muriera”, Martí reunió a ambas agrupaciones de danzadores para modernizar el recorrido. Desde hace cinco años la celebración se inicia en la plaza de la Vila de Viladecans, primero, y luego recorre las calles para acabar en Torre del Lluc de Gavà. Esto ha permitido visibilizar un patrimonio inmaterial que estuvo cerca de morir a principios del siglo XX.

Eulàlia y Àlex, los 'gegants' de Viladecans vestidos con los trajes tradicionales de la Tornaboda / AJUNTAMENT DE VILADECANS

Eulàlia y Àlex, los 'gegants' de Viladecans vestidos con los trajes tradicionales de la Tornaboda / AJUNTAMENT DE VILADECANS

La Tornaboda se ha convertido, más que en un baile popular, en una fiesta muy arraigada en Gavà y Viladecans. Después de la recuperación por parte de Marrugat y el impulso de las agrupaciones gavanenses, han llegado nuevos protagonistas ligados a esta “rareza” del folclore catalán. Los nuevos gegants viladecanenses, Àlex y Eulàlia, fueron presentados en sociedad a principios de 2022, vestidos con los atuendos típicos de la danza de reconciliación, y Àlex en honor al promotor y bailador de la Tornaboda en Viladecans que falleció recientemente.

Carnaval es una época de misterio, donde los disfraces camuflan parte de lo que somos capaces de observar y que dejan patrimonios olvidados tan cercanos como la Tornaboda, recuperada en estos dos municipios metropolitanos del sur de Barcelona.