Las diferencias solo las notan los paladares más entrenados, los mejores sumilleres, incluso algún consumidor común, pero la realidad es que la luz altera el sabor del vino. Ello no impide su consumo, aunque la perfecta conservación de sus propiedades desde la producción hasta su ingesta sí puede ser un valor añadido para las bodegas y los clientes más refinados. Y en esta aventura se han embarcado algunos actores del sector vitivinícola español. Así se explica el proyecto Retasteled, que, por medio de un sistema de luces led, confía en controlar este deterioro.
La idea surgió precisamente por eso, porque los más entendidos descubrieron que la luz ultravioleta visible convencional altera las características organolépticas del vino, hecho conocido como gusto de la luz. Las longitudes de onda reducen la vitamina B2, y ello afecta al aroma (pueden aparecer esencias desagradables, como col, cebolla, lana mojada y ajo) y al color. “No es un cambio drástico en las propiedades”, pero controlarlo permitirá alcanzar la mejor calidad, en palabras de Pablo Pajares, responsable de I+D de Prilux Iluminación, uno de los participantes del proyecto. Los leds que están desarrollando deben corregir este daño.
Influye el color de las botellas
La luz afecta a todos los vinos, pero sobre todo a los blancos, espumosos y rosados. De hecho, el color de las botellas (una cuestión que solo se debe al marketing, según Pajares) influye en esta alteración, de la que aún se desconoce el tiempo que tarda en producirse y que también se puede dar en casa del cliente, echando a perder todas las precauciones que hayan tomado productores y distribuidores. Por ello, si este proyecto tira adelante, habrá que reforzarlo con una campaña de pedagogía. En cualquier caso, añade, parece más fácil desarrollar estos leds que cambiar todos los recipientes de cristal para estas bebidas.
Con todo, el proyecto está en fase de diseño de la luz adecuada para que no altere el vino ni impida el correcto trabajo de los empleados. Posteriormente, la probarán en bodegas. No será antes de finales del 2021. A fin de cuentas, prevé la sustitución de las actuales lámparas de sodio por luces con tecnología led (que, además, consumen menos electricidad y son más sostenibles) tanto en bodegas como en tiendas. Sin embargo, al final del desarrollo se verá si sale a cuenta toda la inversión o no.
Instalación en bodegas y en tiendas
Pajares asume que será un invento “casi reservado para vinos de cierto nivel”, para la categoría gourmet (aunque no solo), dado que es complicado que la inversión compense a algunos distribuidores y vendedores. Pero el mercado dirá. No obstante, se congratula de que la idea fundamental de Retasteled consiste en desarrollar nuevas fuentes de luz basadas en tecnología led para su aplicación en la industria vitivinícola, las grandes superficies de venta y las cadenas de distribución. De hecho, Prilux acumula experiencia en proyectos de investigación en otros sectores de aplicación especializada diseñando fuentes de luz para ajustadas a las necesidades concretas, como en horticultura.
Los demás integrantes de Retasteled, aparte de Prilux, son la bodega riojana Ramón Bilbao, que lidera el proyecto; Bodegas Martín Códax, de Galicia; y VITEC-Centro Tecnológico del Vino. No obstante, cuentan con el apoyo y la financiación (750.000 euros) del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades a través de la Agencia Estatal de Innovación.