¿Se ha cumplido el vaticinio de Vázquez Montalbán?
'La mirada inconformista' recoge una antología de los artículos periodísticos del escritor en los que dibujaba la posible irrupción del independentismo
24 noviembre, 2019 00:00¿Qué diría hoy Manuel Vázquez Montalbán? Sería un atrevimiento decantarse por una opinión, por un hecho concreto, porque la política española y catalana han cambiado de forma sustancial desde la muerte del escritor y periodista, en 2003. Lo explica su propio hijo, Daniel Vázquez Sallés, y el profesor de periodismo de la UPF Francesc Salgado, que ha seleccionado en La mirada inconformista (Random House) sus artículos periodísticos, presentados como si fueran las secciones de un diario clásico (de papel). Pero hay pistas. Siempre hay orientaciones en un escritor y periodista que tuvo una producción asombrosa, a lo largo de diferentes medios de comunicación, desde Interviú, a Triunfo, El País, Tele/ eXpres o Avui.
El debate se produjo en la presentación del libro, esta semana, en Casa Leopoldo, el restaurante en el Raval que tanto amó Manuel Vázquez Montalbán, con el editor Miguel Aguilar como maestro de ceremonias. El ejercicio es necesario para saber qué ocurrió en las últimas décadas que pudieran conducir a la actualidad.
Imaginar la independencia
Y hay que retroceder al 6 de agosto de 1992, cuando el periodista escribe Medido y bien medido en Interviú. Vázquez Montalbán se refería a la ceremonia de presentación de los Juegos Olímpicos de Barcelona, con la idea central de que había resultado un éxito por la cautela y también por la astucia aplicada, que dejó contentos a todos los sectores políticos. Cataluña y España se presentaban al mundo, y lo hacían a lo grande, tras unir a todas las administraciones, con más o menos entusiasmo.
Pero hay frases inquietantes, que alumbran una pregunta, la de si se ha traspasado o no lo que Vázquez Montalbán consideraba como muy improbable. El objetivo, indicaba, era que el Rey Juan Carlos saliera de la ceremonia “sin mancha de silbidos y abucheos”. El Rey era el símbolo del Estado español, y en aquel momento, “en tiempos de Croacias, Eslovenias, Eslovaquias, Lituanias, el nacionalismo catalán añade a sus razones históricas el importante factor del imaginario posible. Si es posible imaginar la independencia de Ucrania, ¿por qué no la de Cataluña?”.
Un nuevo Estatut
Y se ha imaginado, muchos años después. O se ha intentado conseguir. El propio periodista ofrecía su respuesta a renglón seguido: “Que se imagine no quiere decir que se desee, o al menos que se desee tan vehementemente como para provocar un conflicto social grave”. ¿Se ha provocado, décadas después, ese conflicto social grave?
Vázquez Montalbán ofrecía una salida posible, que, en cierto modo, fue la que se intentó con el Estatut de 2006, que él ya no vería, tras su muerte en el aeropuerto de Bangkok en 2003. “Un estatuto que permita la reafirmación de la propia identidad, la relativización de la dependencia a unas señas de identidad españolas y el reconocimiento periódico de que Cataluña es la punta de lanza de la modernización de España, dejaría suficientemente contento al personal durante una temporada histórica y más aún si el Barcelona Fútbol Club continúa ganando la Liga, la Copa, la Copa de Europa y adquiriendo el papel de ejército desarmado simbólico de la catalanidad”.
El culto al pedo
En El oasis catalán hay más pistas. Vázquez Montalbán lo escribe en septiembre de 1994 en el diario Avui. Señalaba que en Cataluña se generalizó la idea de que lo que pasa en Madrid no influye en estas tierras, y que trató de reflejar el ambiente previo a la Guerra Civil, con el Paralelo de fondo, en la obra de teatro Flor de nit. Aseguraba que Madrid, antes de la guerra, era una ciudad sin ley, “abierta al pistolerismo provocador de la derecha, contestado por el pistolerismo toscamente justiciero de la izquierda”, mientras “en Cataluña la gente creía vivir en un oasis catalán”.
Y añade: “Traté de reflejar el clima en Flor de nit, y me consta que el mero recordatorio molestó a cierto tipo de espectadores que se consideraban hijos directos de La Bien Plantada, muy similares a los que se molestaron por la alusión del culto al pedo en la cultura popular catalana (¿las alusiones del presidente Quim Torra antes de declarar en el TSJC?). Se nota que ‘…no han bebido el vino de las tabernas’, ni tienen la más remota idea de que los pedólogos eran reputados especialistas en los espectáculos del Paralelo, algunos escritos por Amichatis, antes de que llegara Franco y prohibiera tirarse pedos en público”.
Los informativos de TV3
Pero lo que pretendía Vázquez Montalbán es reflejar las dos varas de medir en Cataluña a partir de los casos de corrupción, con una alusión final a TV3 que resulta muy actual. “Durante estos últimos años hemos asistido al espectáculo de la corrupción en España, como si no hubiera corrupción en Cataluña. Hemos glosado la serenidad, cuando no directamente el seny de nuestros medios de comunicación porque no se dedicaban, como en Madrid, a tirarse de los pelos, impulsados por los intereses no siempre claros de los grupos de presión que representan”. Y sentencia: “Es tal el culto a la idea que poseemos de nuestro orden interior y exterior, que nos negamos a ver el desorden si no sale en un informativo de TV3”.
En el libro brillan con luz propia otras piezas periodísticas, como La Aznaridad, publicada en 2002 en El País, y otros artículos centrados en las emigraciones que podían haber sido escritas en estos años. Nadie puede ni debería afirmar la posición que tendría en estos momentos un intelectual de la talla de Manuel Vázquez Montalbán, pero hay pistas, hay señales que están en sus artículos, que nos dicen por qué hemos llegado hasta aquí en Cataluña, y también en el resto de España.