Jordi Basté deja la política y la radio –por un rato– y se adentra de lleno en una disciplina en la que el periodista se define como "un auténtico inepto". La estrella indepe de las ondas catalanas estrena en TV3 el programa No pot ser, que rompe con su zona de confort temática y aborda a fondo la innovación tecnológica que, en algunos casos, puede parecer más cercana a la ciencia ficción que a una realidad próxima a punto para sufrir una gran transformación. Se estrena en la primera cadena de la televisión catalana con un formato muy cinematográfico que él mismo define como "extraordinariamente moderno, con una imagen y detalles muy cuidados".
El propio periodista ha prometido un programa "que genere debate y no deje indiferente a nadie". El presentador de El Món a RAC1 en la emisora del Grupo Godó ha asegurado que ha sido todo un reto compaginar la grabación de este programa, que se desplaza a lugares tan lejanos como San Francisco, con la continuidad al frente del matinal estrella de la radio en Cataluña. El esfuerzo parece que ha merecido la pena y este domingo debuta con un programa sobre la amistad, donde el locutor se traslada a Japón para conocer, entre otras cosas, cómo funciona una agencia de alquiler de amigos.
Vídeo promocional del programa 'No pot ser' presentado por Jordi Basté
Distopía mundial
La tecnología que está por llegar puede tener impredecibles consecuencias en las relaciones sociales y los estados emocionales de las personas. Se avecina un mundo donde hablar con un fallecido podría pasar de un imposible a algo que formará parte de la cotidianeidad. De hecho, en uno de los episodios, se aborda el caso de una joven estadounidense que mediante inteligencia artificial mantiene conversaciones con su mejor amigo, que murió en un accidente de coche. Cuando se produjo la desgracia, la chica dejó en un bot todos los WhatsApp de su amigo y le pidió a otras personas que hicieran lo mismo. "No eran conversaciones simples, el programa contestaba con respuestas verdaderamente complejas. La chica estaba muy colgada de su amigo, aunque para cualquiera de nosotros lo lógico hubiera sido pasar una fase de duelo y superar la pérdida", dice Basté.
De hecho, este inquietante proyecto de inteligencia artificial en el que parece que la persona siga viva al otro lado de la pantalla lleva a otro debate moral que la humanidad arrastra desde casi su propia existencia: la inmortalidad. Los avances médicos, que cada vez salvan más vidas y amplían la longevidad, podrían empujar a los seres humanos a sobrepasar el centenar de años. "¿Sería justo para los demás vivir para siempre? ¿Cabríamos todos en el planeta?" En relación con las innovaciones en medicina, el periodista vivirá en directo una operación de cáncer con cirugía mediante gafas de realidad virtual y dos joystick.
Gran hermano
El big data también tiene mucho que enseñar en este inquietante programa. Los seres humanos, hiperconectados por los avances técnicos, son a la vez generadores de datos que los hacen mucho más vulnerables y susceptibles a ser vigilados o controlados. "Nos quejamos de las cámaras, pero no tenemos ningún problema en autorizar cesiones de datos o sobreexponernos", se lamenta. A través de su Bastephone –el teléfono a través del cual graba las stories con las que se dirige a los espectadores– descubre cómo a través de una aplicación para niños se puede localizar a una persona.
El periodista Jordi Basté grabando uno de las stories de su programa / CG
¿Y qué pasa con los sentimientos más íntimos? La robótica está a punto de hacer realidad algo que resquebraja el sistema de valores occidental: robots sexuales con conductas modificables a la voluntad del usuario. Con una invención de este tipo, ¿podrían darse mujeres sumisas a hombres maltratadores o niños robot a disposición de pedófilos? Estas preguntas y las contradicciones morales que estas situaciones kafkianas generan son las que el programa pretende reflejar para estimular las inquietudes de los usuarios.
Apuesta decidida
La cadena catalana pública arriesga con un espacio tan innovador como No pot ser, a cargo de la productora Lavinia Audiovisual. Durante su presentación en el Centre d'Innovació Ca l'Alier de Barcelona, el director de la televisión pública, Vicent Sanchis, puso en valor la elección del presentador: "Es una persona que reúne tres requisitos: una profunda ingenuidad, una gran sabiduría y una gran capacidad de trabajo". Para el máximo responsable de TV3, esas tres cualidades lo convierten "en una persona adecuada para explicar historias".
Jordi Basté se muestra prudente ante la posibilidad de una posible segunda temporada. "Primero habrá que ver cómo reacciona la gente para que digieran todos los contenidos. Hay que dejarlo reposar". Eso sí, tenía y tiene claro que el programa nada tuviera que ver con política: "Fue conditio sine qua non para aceptar este proyecto". De hecho, No pot ser romperá la monotonía que imprime un procés que ocupa la práctica totalidad de la parrilla televisiva de la cadena. Por unas horas, los espectadores podrán abstraerse del monotema y preguntarse si algún día, como ya predijo Steven Spielberg en Inteligencia Artificial, la tecnología podrá llegar a desarrollar sentimientos reales como los de los humanos.