Antes de popularizarse, elementos tan cotidianos como el bolígrafo, la maquinilla de afeitar, la fregona o la gabardina fueron creados por necesidades surgidas sobre todo en la Primera y Segunda Guerra Mundial.
María José Izquierdo, analista del Instituto de Estudios Estratégicos (IEEE) ha explicado que algunos de ellos fueron inventados por militares, otros encargados por el Ejército para el campo de batalla. Pero los más habituales son productos que permanecieron en el cajón de los olvidos hasta que los uniformados descubrieron sus virtudes y los catapultaron al éxito.
El boli y la maquinilla
Este último es el caso, por ejemplo, del bolígrafo, inventado por el búlgaro Lazlo Biro como sustitución a las plumas estilográficas de tinta en 1938. Sin embargo, su uso fue muy limitado hasta que los pilotos de las Fuerzas Armadas británicas lo adoptaron en la Segunda Guerra Mundial al descubrir que la tinta no se derramaba.
El mismo proceso atravesó la maquinilla de afeitar, inventada por King Camp Gillette en 1895. Al principio vendió 51 maquinillas y 168 cuchillas, pero al entrar Estados Unidos en la Primera Guerra Mundial el suministro se disparó hasta los cuatro millones de maquinillas y 32 millones de cuchillas para los soldados americanos.
El reloj pulsera y las conservas
También el reloj de pulsera, complemento imprescindible hoy en día, se popularizó tras la Primera Guerra Mundial cuando los oficiales de artillería se dieron cuenta de que les permitía consultar el tiempo de disparo a la vez que calibraran los cañones. Hasta entonces era un elemento utilizado sólo por mujeres y los hombres llevaban los clásicos relojes de bolsillo.
También las conservas fueron muy usadas por los soldados del ejército francés después de que el pastelero Nicolás Appert hubiera descubierto el método para mantener los alimentos en buen estado. Para realizar las primeras conservas se colocaban los alimentos en botellas de vidrio que se cerraban con tapones de corcho sujetos con alambre y sellados con cera. Este sistema evolucionó después hasta las actuales latas de conservas.
La gabardina y la fregona
La gabardina, muy de moda en la actualidad, fue originalmente una prenda diseñada por Thomas Burberry en 1880 para los oficiales británicos durante la Primera Guerra Mundial, quienes apreciaban sus características como una prenda ligera, transpirable, impermeable y que protegía contra las inclemencias del tiempo en climas extremos.
En España, el ingeniero del Ejército del Aire Manuel Jalón Corominas inventó en el año 1956 la fregona, primero conocida como 'aparato lavasuelos'. Él mismo ideó más tarde el escurridor para la fregona tal y como se mantiene hoy día.
No solo sangre y balas
El Instituto de Estudios Estratégicos trata de hacer llegar al mundo educativo la cultura de seguridad y defensa. "No todo el mundo militar es sangre y balas", sostiene Izquierdo, miembro del área de docencia y encargada de la aplicación diseñada para que los docentes expliquen a sus alumnos estos avances del mundo militar "que nos cambiaron la vida".
A su juicio, este tipo de conocimientos permite, entre otras cosas, tener la visión de que el dinero invertido en industria de defensa también llega a la sociedad civil. Y añade el ejemplo de los drones, que este verano están empezando a ser utilizados para labores de salvamento marítimo.