Cada vez son más frecuentes los libros que tratan de desmontar los mitos en los que se sustenta el nacionalismo catalán. El último de ellos lleva por título Cataluña en España. Historia y mito (Editorial Gadir) y ha sido escrito por el prestigioso economista e historiador Gabriel Tortella (Barcelona, 1936) junto a los también historiadores José Luis García Ruiz, Clara Eugenia Núñez y Gloria Quirga.
La obra rebate los supuestos agravios contra Cataluña de todo tipo, desde el famoso "España nos roba" hasta las presuntas persecuciones a la lengua catalana. Y aborda cuestiones como las balanzas fiscales y comerciales, las políticas identitarias implementadas por la Generalitat y el giro rupturista de los nacionalistas, todo ello desde un punto de vista crítico con las versiones a su juicio "sesgadas" que se han difundido en los últimos tiempos. Para ello, se remonta al recorrido común de Cataluña y el resto de España desde la Edad Media hasta la actualidad.
Independentismo injustificable
Después de reconocer que en Cataluña existe un problema de encaje con el resto de España, Tortella considera que también hay "unos celos violentos por no ser el centro de España y porque el idioma catalán sea irrelevante comparado con el español". Y a este resentimiento "contribuye el injustificable desconocimiento que hay en el resto de España de la historia y la cultura catalanas".
No obstante, precisa que ninguno de esos problemas justifica el separatismo, porque "la incomodidad no es opresión" y el hecho de que los ricos paguen más impuestos que los pobres "no es expolio, es justicia".
Tapar la "pésima" gestión autonómica
El libro se pregunta asimismo por qué crece el "paroxismo separatista" y la "retórica antiespañolista" cuando Cataluña disfruta de las mayores cotas de autogobierno y del periodo más largo y completo de autonomía, y aporta una respuesta: para tapar la "pésima" gestión del gobierno autonómico, que ha acumulado una enorme deuda y un gran déficit.
Una parte del voto independentista fue en protesta a los impopulares recortes a los que obligó la crisis, de acuerdo con la reflexión de los autores del libro, que avisan de que con la mejora de la economía el secesionismo ha vuelto a perder adeptos.
"Una maniobra desdesperada"
En este escenario, los autores interpretan que la declaración soberanista del 9 de noviembre en el Parlament demuestra que los separatistas no confían en volver a ganar más elecciones y que esa especie de "golpe de mano" es "su única oportunidad de convertirse en señores feudales de Cataluña".
"Se trata de una maniobra desesperada que no puede terminar bien", sentencia el libro, que apela a que Cataluña no vuelva a ir contra la corriente de la historia para no salir de nuevo "trasquilada" y que argumenta que "ha tenido una ejecutoria muy brillante en la historia de España y está llamada a continuar teniéndola".
El franquismo como espoleta del nacionalismo
La obra también considera que los nacionalismos vasco y catalán, reprimidos por el franquismo, despertaron con mayor fuerza en la transición y encontraron "simpatía y comprensión" en toda España al desaparecer la dictadura. El franquismo, subraya, "había logrado a la larga lo contrario de lo que pretendía" y desprestigió el "nacionalismo español" hasta extremos "inauditos" al tiempo que, a la vez, "acreditaba a los nacionalismos periféricos".
Fue esa situación la que motivó "la indiferencia o incluso simpatía con la que el conjunto de la población española ha considerado a estos nacionalismos periféricos y la pasividad irresponsable con la que los gobiernos de la democracia han tolerado las continuas violaciones de la legalidad vigente perpetradas por los nacionalistas catalanes".
"Una versión deformada de la historia"
El libro repasa la política educativa de los últimos años y constata que se ha difundido, desde la escuela primaria hasta la prensa y televisión, "una versión deformada y victimista de la historia, repleta de falsedades".
Mitos que a lo largo de 500 páginas intentan desmontar los autores del libro, que niegan, por ejemplo, que en 1714 se hubiera aplastado a la nación catalana que luchaba por su independencia, que se hubiera sometido a Cataluña a un expolio sistemático o que la lengua catalana haya estado perseguida sistemáticamente.
"Lo del expolio casa muy mal con el impresionante despegue económico que ha tenido" esa comunidad, advierten a modo de ejemplo.
"Adoctrinamiento" para mantenerse en el poder
Su análisis les lleva a asegurar que la razón de ese "adoctrinamiento" es que el nacionalismo lo necesita para mantenerse en el poder. "Necesita excitar los ánimos de la población contra enemigos exteriores e interiores, estimular su componente xenófobo", apuntan.
"Todos los nacionalismos necesitan mitos, es decir, historias más o menos falseadas para justificarse", añade el libro, en el que se recuerda que el franquismo también "propalaba una versión maniquea y xenófoba de la historia de España en la que los demócratas eran los malos y los autoritarios los buenos"