De izquierda a derecha: Patricia Martínez, Secretaria General de APCE y CEO de la constructora Tarraco; Yolanda Gálvez, CEO de Iberhogar; Bega Clavero, del Col·legi de l’Arquitectura Tècnica de Barcelona: y Sandra Bestraten, presidenta de COAC Barcelona.
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Rompiendo muros: el talento femenino se hace sitio en la construcción
Aunque empiezan a abrirse camino en el sector y su presencia aún es minoritaria, las cifras y los testimonios hablan de un cambio de tendencia imparable en la construcción
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En un universo tradicionalmente vinculado a la fuerza física y al predominio de lo masculino, las mujeres comienzan poco a poco, pero con paso firme, a imprimir su huella en la industria de la construcción en España. Aunque su presencia aún es reducida, los últimos años han alumbrado un avance constante hacia una integración largamente postergada en un entorno profesional que, durante décadas, les fue prácticamente vedado.
Según datos del Ministerio de Trabajo y Economía Social, las mujeres constituyen en torno al 10% del total de trabajadores del sector. Una cifra modesta, sí, pero indicativa de un movimiento que se afianza en la confluencia entre transformación social y el compromiso con la igualdad de género.
“Aunque ha habido avances, la evolución ha sido lenta. Las mujeres representan apenas el 11% en el conjunto del sector. No obstante, en empresas que apuestan decididamente por la industrialización y la innovación, como el Grupo PMP, este porcentaje se eleva hasta el 40 %”, señala Montse Pujol, directora general del Grupo PMP y presidenta de la Comisión Territorial de APCE en Lleida.
Pujol puntualiza que “no se trata solo de incorporar mujeres por una cuestión de paridad numérica, sino de transformar la cultura de las organizaciones. Las mujeres están cambiando la manera en que se concibe y se ejecuta la construcción”.
Patricia Martínez (APCE), Yolanda Gálvez (Iberhogar), Bega Clavero (Cateb) y Sandra Bestraten (COAC) durante una mesa redonda en la pasada edición de Construmat
De peones a ingenieras: despliegue en femenino
La imagen de una mujer con casco y botas de seguridad aún sorprende a algunos, pero ya no causa demasiada extrañeza. Las profesionales no solo están presentes, sino que asumen funciones de alta responsabilidad: ingenieras civiles, arquitectas, jefas de obra, especialistas en sostenibilidad... perfiles que encarnan una nueva generación de talento que desafía inercias históricas.
Este fenómeno no responde únicamente a un imperativo ético, sino también a una exigencia estratégica. Ante la escasez de mano de obra cualificada, incorporar mujeres, además de un acto de justicia supone una apuesta por la viabilidad y competitividad del sector.
“La construcción ha sido históricamente un terreno poco femenino. Es evidente que existe una diferencia de fuerza física entre hombres y mujeres, una realidad biológica. Sin embargo, hoy esa condición ha dejado de ser relevante para la mayoría de las tareas”, asegura Patricia Martínez, consejera delegada de la constructora Tarraco y secretaria general de APCE.
En este sentido, Montse Pujol coincide al señalar que “uno de los principales obstáculos es la persistencia de prejuicios de género. Se ha vinculado el trabajo en obra con exigencias físicas extremas, con condiciones duras, con una épica de resistencia que desalentó históricamente la participación femenina”. Y añade: “Hoy en día, lo que realmente demanda el sector es inteligencia práctica, capacidad de organización, gestión emocional y visión a largo plazo, todas ellas cualidades donde las mujeres brillan”.
Barreras estructurales y estereotipos que persisten
La irrupción femenina en este ámbito no se produce sin fricción. El principal escollo sigue siendo cultural: un sesgo persistente que asocia lo constructivo con lo masculino y que condiciona –desde edades tempranas– las aspiraciones profesionales de muchas jóvenes. A ello se suman problemas estructurales como la falta de conciliación, entornos laborales hostiles y desigualdades salariales flagrantes.
Un informe reciente del Instituto de las Mujeres advierte que las trabajadoras del sector ganan un 17% menos que sus colegas varones en puestos equivalentes. Además, su escasa representación en medios y campañas institucionales refuerza la idea de que este no es un espacio pensado para ellas.
“La percepción misma del sector constituye una barrera”, según reconoce Patricia Martínez. Pujol va más allá: “Durante décadas, el sector ha levantado muros invisibles que han marginado a las mujeres y a múltiples colectivos. Hoy, derribar esos muros es tanto un imperativo ético como técnico: no podemos construir para toda la ciudadanía si solo participa la mitad de la humanidad”.
Y matiza: “Es fundamental revisar los entornos de trabajo, desde la obra hasta las oficinas técnicas. A menudo, las mujeres no encuentran referentes, ni redes de apoyo, ni siquiera espacios pensados para ellas. Y eso tiene que cambiar”.
Iniciativas que cimentan la igualdad
Frente a estos desafíos, emergen iniciativas que siembran esperanza. Programas como Construyendo en Femenino, promovido por la Fundación Laboral de la Construcción, ofrecen formación, apoyo y visibilidad a mujeres decididas a abrirse camino en este terreno.
Cada vez son más las jóvenes que optan por ciclos formativos vinculados al sector, anticipando un relevo generacional más equilibrado. La clave está en normalizar la participación femenina desde la base educativa hasta las cúpulas directivas.
La CEO de la constructora Tarraco reconoce que “aunque los sindicatos y asociaciones promueven la igualdad de género, esto no siempre se traduce en una presencia real en las obras”. Pujol, a su vez, insiste en que “las empresas deben comprometerse con políticas activas: fomentar la presencia de mujeres en cargos directivos, formar y contratar en oficios masculinizados, y aplicar medidas eficaces de conciliación”.
“No podemos delegar el cambio únicamente en las instituciones. El cambio cultural comienza en cada empresa, en cada liderazgo, en cada decisión diaria. La igualdad no es un destino; es una práctica constante”, añade la presidenta de la Comisión Territorial de APCE en Lleida.
Presencia creciente en el sector
Aunque aún minoritaria –un 11,4% del total, lo que equivale a unas 170.000 trabajadoras–, la presencia femenina ha registrado en 2024 el mayor crecimiento dentro del sector, con un repunte cercano al 5%.
Según Patricia Martínez, “más del 50% ocupa tareas administrativas, como dirección financiera o gestión de obra. El resto ejerce funciones técnicas: arquitectura, ingeniería, aparejadores…”. Sin embargo, la participación directa en ejecución de obra sigue siendo marginal.
Pujol lo resume con contundencia: “La capacidad no depende del género, sino de la oportunidad”. Y muestra su convicción: “Cada vez que una mujer accede a un puesto técnico u operativo, no solo gana ella, gana todo el sector. Porque se abre una puerta que permite pasar a muchas más”.
Referentes visibles: motor del cambio
La visibilidad es, quizá, el gran eslabón perdido. Muchas de las profesionales más cualificadas y exitosas del sector continúan siendo figuras anónimas. Sin embargo, sus historias son imprescindibles para inspirar a quienes están por venir. Como se insiste desde diversas asociaciones: sin referentes, no hay relevo.
“Dar visibilidad a referentes femeninos es esencial para romper barreras culturales. Mostrar los logros de mujeres ingenieras, arquitectas, jefas de obra y líderes transforma el imaginario colectivo y siembra vocaciones”, expresa Montse Pujol con firmeza.
Futuro: industrialización y tecnología
La transformación tecnológica y la industrialización emergen como aliados naturales de esta transición. La automatización, la inteligencia artificial y nuevos métodos de producción reducen la exigencia física y amplían el espectro de habilidades requeridas, abriendo así la puerta a una mayor diversidad de perfiles. “La industrialización y las nuevas tecnologías no solo cambian la forma de construir, sino que crean un entorno más inclusivo. La mujer aporta un valor diferencial: rigor, sensibilidad, visión global y compromiso”
“Los entornos controlados, con horarios definidos y menos exposición a condiciones extremas, favorecen la incorporación femenina”, apunta Martínez.
También destacan el potencial del evento Barcelona 2026 como motor de cambio: “Barcelona como capital mundial de la arquitectura representa una oportunidad única para visibilizar el papel de la mujer en la transformación del entorno construido. Este evento internacional puede servir como altavoz para mostrar referentes femeninos y promover iniciativas concretas que impulsen la participación femenina en todos los niveles del sector”, afirman.
Hacia una construcción más igualitaria
El camino hacia la igualdad está sembrado de desafíos, pero también de logros. Para alcanzar la paridad, es necesario acelerar los procesos de integración, derribar prejuicios y construir un nuevo relato: uno donde el talento no tenga género.
Patricia Martínez lo resume así: “Aunque cada año hay más mujeres, el crecimiento es lento. Debemos actuar con mayor determinación”. Y Montse Pujol concluye: “El liderazgo femenino ya no es una excepción, sino el fruto natural de una visión transformadora que combina rigor técnico, empatía y compromiso con el futuro”.
Y deja una reflexión final: “El sector de la construcción no solo edifica espacios físicos. Construye también imaginarios, culturas, posibilidades. Si dejamos fuera a la mitad del talento, nos estaremos limitando como sociedad”.
Las mujeres ya han comenzado a levantar ese edificio. Solo falta que el mundo deje de sorprenderse al verlas con casco, planos... y el timón del cambio en las manos.