Ana Botín y Jose Antonio Álvarez, presidenta y consejero delegado del Banco Santander

Ana Botín y Jose Antonio Álvarez, presidenta y consejero delegado del Banco Santander

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Santander elimina 1.100 empleos y cierra 40 oficinas tras comprar el Popular

El banco acometerá la definitiva integración operativa entre noviembre de 2018 y junio de 2019 antes de retirar la ‘marca Popular’

26 julio, 2018 00:00

El Banco Santander ya ha echado cuentas de la gestión llevada a cabo para la integración del Banco Popular cuando se cumple un año desde que la Junta Única de Resolución le adjudicara la entidad --por un euro-- por el riesgo evidente de no poder hacer frente a sus compromisos de pago.

Y, de momento, se cumplen las previsiones. “Hasta ahora los resultados del Popular no son ni mejor ni peor de lo esperado”, decía el consejero delegado del Banco Santander, José Antonio Álvarez, durante su comparecencia ante los medios para analizar los resultados obtenidos por la entidad en el primer semestre de 2018.

Sinergias de 150 millones en 2018

Todo está bajo control. Incluido el coste repercutido de 280 millones de euros por la reestructuración del Banco Popular, que dejaba el beneficio en España del Banco Santander, en el segundo trimestre, en tan solo 45 millones y la ganancia semestral en 500 millones. Un 20% menos que los 603 millones obtenidos un año antes, cuando todavía no se contabilizaba la aportación del banco madrileño.

A partir de aquí, la entidad presidida por Ana Botín insiste, a través de su consejero delegado, en asegurar que “en 2018 se van a conseguir sinergias de 150 millones de euros procedentes del Popular”.

"Ya es una compañía diferente"

Para ello se incidirá en la vía de desinversiones llevada a cabo hasta ahora, que han provocado que el Popular nuevo y el antiguo no tengan nada que ver. Ya es una compañía diferente”, aseguraba Álvarez.

Además de las desinversiones, otro elemento clave para alcanzar esas sinergias es la reducción de personal. La integración de oficinas y el ajuste de la plantilla son dos piezas claves de la integración operativa, que los responsables tienen previsto iniciar en noviembre de este año para tenerla completada en junio de 2019 –momento en que la ‘marca Popular’ desaparecerá--.

Menos empleados y oficinas

De momento, en el primer año desde la compra de la entidad bancaria de origen madrileño, el Santander ha reducido su plantilla en 1.100 empleados y cerrado 40 oficinas. Parámetros que han disminuido un 3,4% y un 0,9%, respectivamente, entre junio de 2017 y junio de 2018, y que dejaban la plantilla en España en 32.398 empleados en 4.469 las oficinas. El Popular aportaba al Santander unos 10.000 empleados y una red de sucursales y oficinas de algo más de 1.400 locales.

José Antonio Álvarez no quiso ir más allá sobre el alcance de esta reestructuración. “Primero tenemos que hablar con los representantes de los trabajadores y también hacer un análisis, caso por caso, de las oficinas para no generar disfunciones, aunque está descartado el cierre de sucursales solo por criterios de proximidad. Se tendrán en cuenta también el flujo de clientes y otros elementos”, explicaba el responsable del Santander.

Los ingresos caen un 11% 

Al margen de los 280 millones aportados en el segundo trimestre por el Santander para hacer frente a los costes de reestructuración, los números de la entidad en España entre abril y junio dejaban que desear. Sus ingresos cayeron en 226 millones de euros, un 11% menos.

El evidente retroceso ha sido provocado por las comisiones prácticamente estancadas y por un resultado por operaciones financieras que disminuía un 85%, de 206 a 31 millones. También la partida de otros ingresos se veía recortada un 48%.