Varios repartidores de Glovo consultando su móvil

Varios repartidores de Glovo consultando su móvil

Business

Inmigrante, competitivo y geolocalizable: Así es el ‘rider’ perfecto

Las plataformas de reparto como Glovo y Deliveroo realizan un "ejercicio de poder disciplinario" para evitar voces disidentes entre sus repartidores

3 octubre, 2019 00:00

“Llegué por una situación de desesperación. Necesitaba trabajar en lo que fuera y me costó mucho encontrar algo. Todo eran situaciones irregulares. En febrero de 2017 una amiga que vivió en Edimburgo me habló de la aplicación. Estaba desesperado por trabajar”.

El testimonio de Felipe Diez, 30 años, portavoz de RidersxDerechos en Madrid y repartidor de Deliveroo, es compartido por muchos otros compañeros que se echaron a rodar bajo el atractivo mensaje de dedicar las horas libres para aumentar los ingresos, como se venden compañías de delivery como Glovo, Deliveroo, Stuart o UberEats. Su relato y el de otros tantos ha sido ahora recopilado en el informe El trabajo en las plataformas digitales de reparto. El documento elaborado por UGT, además de poner de manifiesto el agujero económico de 168 millones que generan estas compañías a través del modelo de falsos autónomos, dibuja las características comunes de quienes salen a la calle para entregar comida a domicilio.

Una repartidora de Glovo por las calles de Barcelona / EP

Una repartidora de Glovo por las calles de Barcelona / EP

Inmigrantes y alquiler de licencias

Una de las cuestiones que denuncia el informe es que la mayoría de estas personas son inmigrantes, un colectivo “especialmente deseado” por su “situación de dependencia". Esta situación es más alarmante aún en el caso de los irregulares, que “acceden a través del alquiler de licencias a compatriotas”, y que resultan más sumisos debido al “temor a la expulsión o a la denuncia si se atreven a levantar la voz”.

Además, entre los riders se hallan personas solicitantes de asilo internacional. Es el caso de los venezolanos que eligen España como principal destino para escapar de la crisis que sufre su país. Quienes se hallan en esta situación, a pesar de ser regularizados, pueden resultar con una resolución negativa por parte de la administración, que suspendería su estatus y entrarían en una situación administrativa irregular, lo que frena a los contratantes. Así las cosas, como alerta UGT, éstos acuden a los “nichos laborales habituales de los migrantes”, donde radican estas plataformas, que terminan siendo una alternativa para muchos por su rapidez para empezar a operar y obtener ingresos.

 
Varios repartidores de Glovo circulan por la acera de una calle de Barcelona / EP

Varios repartidores de Glovo circulan por la acera de una calle de Barcelona / EP

Competitividad por las horas

“No todos teníamos las mismas horas. Era muy desigual. Al principio, al entrar en Deliveroo, te tenías que ganar el puesto. Eso no te lo dicen, pero se habla entre los compañeros. Y tenías que dar el callo. Si empiezas a rechazar pedidos o a soltar turnos, la consecuencia es que la semana que viene te quedas sin horas”, asegura el testimonio de Elena, otra trabajadora del delivery.

Según denuncia el informe, el ritmo de trabajo que imponen las propias aplicaciones hace que sea “imposible no competir con el resto de los repartidores”. Este modelo se basa en parte en la geolocalización del trabajador, a través de su móvil particular, lo que permite que las compañías puedan controlar la situación de sus empleados “incluso cuando no están trabajando”. Asimismo, desde UGT alertan de un “ejercicio de poder disciplinario” por parte de estas apps, ya que si no se cumplen las “condiciones unilaterales”, el trabajador queda suspendido de acceso al sistema.