Los juzgados de Plaza Castilla de Madrid, donde se encuentra el Mercantil 13 que instruye la quiebra de Ombuds / CG

Los juzgados de Plaza Castilla de Madrid, donde se encuentra el Mercantil 13 que instruye la quiebra de Ombuds / CG

Business

Los trabajadores de Ombuds, indignados con los Porsche de los Cortina

El aluvión de recursos para ordenar los pasivos del grupo, que busca a un mirlo blanco, muestra las deudas de la antigua propiedad con la empresa de lujo

3 noviembre, 2019 00:00

Contratos de gestión que se firmaban a la baja para copar cuota de mercado, líneas de circulante al límite y coches de lujo para la cúpula. Este es el cóctel mortal que había en la empresa de seguridad privada Ombuds y del que los trabajadores han tenido constancia a medida que el Juzgado Mercantil 13 de Madrid ha empezado a ordenar las demandas de los acreedores para configurar el pasivo. La indignación de la plantilla es total al salir a la luz que en la lista de deudores aparece el grupo Porsche Ibérica.

“Desconocemos cuántos de estos coches se pidieron los Cortina”, aseguran desde ADN Sindical a Crónica Global. Rodrigo Cortina López, ex consejero delegado y ex director general, era quien estaba al frente de la empresa fundada por José Luis y Antonio Cortina y en la que trabajaban los hijos de ambos. La familia aún llevaba el día a día del grupo hasta su quiebra aunque el 75% del capital estaba en manos del fondo estadounidense JZI.

Baker Tilly aparta a los Cortina

No fue hasta finales de septiembre cuando el administrador concursal de Ombuds, el letrado Ferran Zaragoza, del bufete Baker Tilly, decidió reorganizar la cúpula de la compañía y prescindir de los principales cargos ocupados por la familia. Todo ello, al mismo tiempo en que ultimaba el primer informe sobre el agujero que ha dejado el grupo de seguridad privada.

El gestor de la quiebra de Ombuds mantiene su promesa de reunirse de forma periódica con los sindicatos que se han visto afectados por la suspensión de pagos. El último encuentro tuvo lugar la semana pasada en Madrid y en él aseguró que ya hay “varias ofertas” interesadas en comprar la unidad productiva. Es decir, en dar una viabilidad al grupo sin tener que entrar en la fase de liquidación.

Dos trabajadoras de Ombuds, cuyo concurso gestiona Baker Tilly, en una protesta ante la Ciutat de la Justícia de Barcelona / CG

Dos trabajadoras de Ombuds, cuyo concurso gestiona Baker Tilly, en una protesta ante la Ciutat de la Justícia de Barcelona / CG

¿Evitará la liquidación?

La plantilla mantiene sus reticencias respecto a esta situación. Teme que las empresas que han mostrado su interés en los restos del grupo de seguridad privada usen esta fase concursal para conocer todos los detalles de la compañía, pero que la puja final la mantengan hasta que se abra la liquidación. De este modo, eludirían asumir la mochila de la deuda que se mantiene con la Seguridad Social y Hacienda.

Se trata del pasivo más importante del concurso y asciende a los 29 millones de euros en la sociedad principal. La deuda con otras participadas podría añadir como mínimo un millón más a esta cantidad, según los sindicatos consultados.

De 8.000 a 2.500 trabajadores

Baker Tilly dispone hasta el próximo 2 de diciembre para presentar ante el Juzgado Mercantil el plan de viabilidad de Ombuds. El circulante está garantizado durante este periodo porque Banco Santander y el resto de entidades del pool están obligados a mantener el factoring abierto por orden judicial.

Las nóminas se pagan en el tiempo prometido. Con todo, esto no ha frenado la sangría de trabajadores desde que el grupo reconoció que había suspendido pagos. Se entró en concurso de acreedores con 8.000 empleados en plantilla, de los que tan sólo quedan 2.500 en activo en todo el país.

Pérdida de contratos

Además de los que se han ido por voluntad propia al encontrar otros empleos, se debe tener en cuenta que Ombuds ha perdido contratos de peso por la incertidumbre inicial de su situación. Carrefour, Renfe, FGC y los servicios de vigilancia de los medios de comunicación públicos estatales se subrogaron a otros grupos. La imposibilidad de prestar el servicio en tiempo y forma por la huelga de los trabajadores fue capital para este giro. Meses después, persiste el malestar en la plantilla.