Josep Oliu, presidente de Banco Sabadell, y Jaume Guardiola, consejero delegado, durante la presentación de resultados 2018 / EFE

Josep Oliu, presidente de Banco Sabadell, y Jaume Guardiola, consejero delegado, durante la presentación de resultados 2018 / EFE

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Josep Oliu: "¿Jubilarme? Lo pienso todos los días, pero el banco me necesita"

El presidente del Sabadell no tiene miedo a una OPA, pero reconoce que las acciones están muy baratas, "una razón de peso para invertir en el banco y ganar dinero"

2 febrero, 2019 00:00

Con su habitual sentido del humor, Josep Oliu, presidente del Banco Sabadell, abordaba una tras otra las cuestiones planteadas por los medios durante la presentación de los resultados de la entidad en 2018. Entre ellas, la de su posible jubilación cuando está a menos de tres meses de cumplir 70 años, el próximo 25 abril.

"Lo pienso todos los días, pero tengo mi responsabilidad y siento que mi presencia en el banco sigue siendo necesaria. Además, en estos momentos estoy en plena forma, tengo buena salud y sigo practicando deportes de riesgo". De esta manera descartaba Oliu la posibilidad de que, entre sus planes a corto plazo, figure la retirada de la primera línea del banco.

"Más libertad a Guardiola"

No obstante, la profunda reorganización cometida en el organigrama de la entidad incluye una cierta delegación de responsabilidades. "Se trata de dejar más libertad a Guardiola", aseguraba Josep Oliu en referencia al consejero delegado del banco, Jaume Guardiola, tras hacer una reflexión sobre las razones que han llevado a la entidad financiera a acometer esta reestructuración interna: "adaptarlo al modelo de gestión bancaria que se está imponiendo", decía.

En el nuevo organigrama toma un papel relevante David Vegara, exsecretario de Estado de Economía. A partir de ahora, deja de ser consejero independiente y pasa a ejercer tareas ejecutivas, como nuevo director general de riesgos.

Por debajo de Bankinter

En relación a la bajísima cotización bursátil del Sabadell, que este viernes cerraba la semana por debajo del euro --en 0,9086 euros que dejaban la capitalización en tan solo 5.113 millones, por debajo de los más de 6.000 que acredita Bankinter--, Josep Oliu trataba de poner al mal tiempo buena cara. "¿Miedo a una OPA?", se preguntaba, para apuntar que "es verdad que estamos muy baratos". Y, en ese sentido, comentaba que "cada día que baja la acción es mejor inversión la del Sabadell". Así daba por hecho que los que compren ahora obtendrán beneficios en el futuro.

Sobre la cotización por los suelos del banco, aseguraba estar preocupado, aunque "lo estaría más si solo fuéramos nosotros los que caemos. Todo el sector bancario está cayendo en España y fuera", reflexionaba.

El pacto parasocial

Preguntado por el reciente fin del pacto parasocial histórico que varios accionistas mantenían sobre el banco, Oliu señalaba que "lo único que se ha hecho es comunicar a la CNMV algo que estaba muerto desde hacía mucho tiempo, que tuvo valor en una época, pero ya no lo tenía".

En relación a los retrocesos bursátiles que están registrando los bancos europeos, el presidente del Sabadell apuntaba el motivo de los "factores exógenos" que están aconteciendo, con ese "proteccionismo inesperado que ha surgido". "Algo nuevo con lo que no se contaba y que ha limado las expectativas de crecimiento y, en parte, también ha motivado que se ralentizaran las expectativas de subidas de tipos de interés", razonaba Oliu sobre esta cuestión.

Presupuestos "responsables"

Por lo que a las cuentas presupuestarias presentadas por el Gobierno, el presidente de la entidad opinaba que, al menos sobre el papel, son "fiscalmente responsables" ya que pretenden cumplir con los requisitos de déficit que España tiene comprometidos con Europa. 

Lo que no tuvo ningún reparo en criticar es la tasa Tobin, es decir, el impuesto a las transacciones financieras, un gravamen del que no se considera partidario y que tiene poca importancia desde el punto de vista cuantitativo. "Para nosotros el efecto de esto en términos cuantitativos no es material, pero es un impuesto de los que distorsionan el libre funcionamiento del mercado y que además tiene unos costes administrativos que casi son mayores que la propia recaudación", alertaba Oliu.