Torraspapel aumenta sus ventas a 959 millones, pero pierde 28
La compañía barcelonesa, controlada por fondos inversores, posee cinco plantas fabriles en España
6 mayo, 2024 00:59El ciclo económico papelero bajo ha tenido un duro impacto sobre la veterana Torraspapel. Los factores que provocaron el destrozo son tres: el frenazo de las economías, el aumento de los costes de la energía y las materias primas, amén de los incontables problemas ocasionados por la guerra de Ucrania.
Resultados
Torraspapel es la mayor firma del ramo con sede en Cataluña. No escapó de la fase depresiva. Sus ventas experimentaron una fuerte ascensión y alcanzaron 959 millones, un 33% más. El mercado nacional contribuyó con el 22% y el del resto de la UE con el 57%.
El impulso no fue suficiente para impedir que tornaran a afloraran copiosos números rojos en 2022, aunque consiguió comprimirlos a menos de la mitad. Aun así, el saldo negativo se cifró en 28 millones de euros, contra los 64 declarados el año anterior.
Factorías
Torraspapel tiene su sede y cuartel general en Barcelona. Su capacidad industrial está representada por cinco grandes fábricas sitas en Sant Joan Les Fonts (Girona), especializada en papeles estucados; Zaragoza, celulosa; Motril (Granada), estucados; Leitza (Navarra), papeles especiales como térmicos, metalizados y autocopiativos; y Almazán (Soria), adhesivos.
A dicho repertorio se añaden dos almacenes ubicados en Sils (Girona) y Valdemoro (Madrid), así como tres plantas de cogeneración eléctrica, en Leitza y Zaragoza.
Subsidiarias
Torraspapel posee tres filiales en España. Se trata de dos entidades gestoras de las plantas cogeneradoras y de Torraspapel Distribución. El trío sumó un giro de 240 millones y un beneficio neto de 25.
Fuera de España controla una docena de subsidiarias en Italia, Francia, Alemania, Portugal, Bélgica, Reino Unido, Marruecos y EE.UU.
TORRASPAPEL (en millones de €)
Año | Facturación | Resultado |
2022 | 959 | -28 |
2021 | 717 | -64 |
2020 | 550 | 314 |
2019 | 730 | -47 |
2018 | 767 | 12,9 |
2017 | 760 | -20 |
Grupo papelero
El conjunto de sociedades dependientes está valorado en los libros de Torraspapel en 350 millones. Las más descollantes son la italiana Cartiere del Garda y la francesa Condat, adquiridas a golpe de talonario, que suman una tasación de 300 millones.
Reconversión
Torraspapel luce unos activos de 1.069 millones y unos fondos propios de 342. El grueso de estos últimos procede de la capitalización de deudas acaecida en 2020.
La compañía firmó ese año un acuerdo de refinanciación con los tenedores de sus bonos, todos ellos fondos inversores de corte buitre. El punto cardinal del pacto consistió en declarar “no sostenibles” los 300 millones que les adeudaba. Acto seguido tales pasivos se capitalizaron mediante su conversión en acciones de la propia Torraspapel. De esta forma los acreedores tomaron el mando de la histórica corporación catalana.
Holding Lecta
Este trasiego generó un resultado financiero positivo de 320 millones y permitió a Torraspapel rubricar el ejercicio con unas ganancias históricas de 314 millones. Es uno de los pocos saldos favorables que contabilizó en el último decenio.
Torraspapel forma parte del grupo británico Lecta, que hasta la irrupción de los propietarios de los bonos estaba controlado por CVC Capital Partners.
De Torras Hostench a Torraspapel
Este compró Torraspapel en 1999. Satisfizo un precio de 300 millones, además de asumir las deudas, que ascendían a 260 millones.
El vendedor fue Kuwait Investment Office (KIO), brazo inversor del gobierno kuwaití. KIO se había hecho con su predecesora, la papelera Torras Hostench en 1986.
Entre 1997 y 1999, CVC adquirió la propiedad de tres papeleras: la española Torras, la francesa Condat y la italiana Cartiere del Garda. Torraspapel, heredera de la legendaria Torras Hostench, es la más antigua de todas pues arrastra 300 años de historia.
Salida a bolsa
CVC pretendía articular un gran conglomerado europeo del ramo, pero las cosas no salieron como preveía. Torraspapel perdió dinero a espuertas y el pelotazo que planeaba CVC se frustró.
Años atrás intentó sacar la empresa a bolsa, pero tampoco fue posible y la operación no llegó a ultimarse debido al escaso apetito inversor. Casi un cuarto de siglo después de su desembarco en Torraspapel, CVC perdió el control de la compañía y hubo de cederlo a los acreedores.