Bellsolà, la panificadora sigue en pérdidas
La empresa se fusiona con sus tres filiales
26 junio, 2017 00:00La compañía Bellsolà, de Aiguaviva (Girona), está ultimando los trámites para absorber sus tres empresas subsidiarias. Se trata de Bellsolà Girona y Oh La Hispania, las dos también con sede en Aiguaviva, más Orio Tradición, sita en Valdeolmos-Alalpardo (Madrid)
El proceso de integración supone que Bellsolà adquiere por sucesión universal todo el patrimonio del terceto, así como sus derechos y sus obligaciones. Por tanto, las tres firmas quedan disueltas y se extinguen, sin liquidación. La fusión tendrá efectos retroactivos al 1 de enero último.
El objetivo de la amalgama reside en unificar las estrategias de inversión y financiación, reducir los costes de gestión y de mantenimiento, reestructurar los servicios administrativos y, por último, eliminar duplicidades onerosas.
Siguen los números rojos
En 2016, Bellsolà Girona y Oh La Hispania contabilizaron resultados equilibrados, mientras que Orio Tradición obtuvo números rojos de 230.000 euros.
Bellsolà ha atravesado en los últimos años un profundo bache de rentabilidad. Su secuela se plasma en unas pérdidas de 28 millones arrastradas en el balance, que habrán de compensarse con ganancias futuras.
El año pasado, la situación mejoró. El déficit se redujo de 319.000 a 64.000 euros. Ello fue posible gracias al fuerte impulso de las ventas, que subieron de 50 a 57 millones.
Bellsolà ha podido mantenerse en pie gracias al sólido apoyo de su accionista Grupo Landon. Este ha realizado fuertes desembolsos para apuntalar el negocio, por importe de 13,6 millones. Además manifiesta que continuará prestando toda la ayuda financiera necesaria.
Huida a la Villa y Corte
Landon tiene su sede en Madrid. Pertenece a los hermanos Antonio y Jorge Gallardo Ballart, poseedores de una de las mayores fortunas de Cataluña.
Landon canaliza el patrimonio privado de la familia, al margen de los rentables laboratorios Almirall, de los que la familia Gallardo es accionista mayoritaria. Hace pocos años, los Gallardo trasladaron la sede de sus sociedades patrimoniales a Madrid, huyendo del infierno fiscal de Cataluña. Lo hicieron por medio de un rápido movimiento societario, consistente en una fusión por absorción. De este modo, en un abrir y cerrar de ojos, los miles de millones de euros que atesora la saga pasaron a estar remansados, en última instancia, en la capital del país.