La minera Iberpotash gana 33 millones
La empresa minera Iberpotash, fuente de polémicas medioambientales constantes, facturó el año pasado 293 millones de euros, con un beneficio neto de 33. Tales magnitudes son inferiores a las de 2013, que se cifraron en 332 y 48,9 millones, respectivamente.
El descenso se atribuye a la caída del precio de la potasa, que supone el 89% de sus ventas. El resto lo aportan las sales y sus subproductos, los abonos y otros fertilizantes. El 81% de la producción se destina a la exportación.
Iberpotash tiene 780 empleados. Explota yacimientos potásicos en la comarca del Bages, en concreto en los municipios de Súria y Sallent.
Sin licencia ambiental
La compañía es objeto recurrente de sentencias judiciales adversas. En la última, del mes pasado, el Tribunal Supremo desestimó los recursos de la empresa y de la Generalitat, y confirmó una sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña que anulaba la autorización ambiental utilizada por Iberpotash.
Ese permiso facultaba a la empresa a verter desechos de sal en El Cogulló, una enorme montaña que ha ido engordando en paralelo a la extracción de potasa en la mina de Sallent.
Inversiones previstas de 350 millones
La empresa sostiene que la sentencia no invalida su actividad. De hecho, tiene en marcha un programa de inversiones de 350 millones de euros para los próximos años.
La firma se constituyó en 1998 por iniciativa del consorcio israelí ICL para comprar a la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (Sepi), por algo más de 100 millones, las empresas catalanas Súria K y Potasas del Llobregat. Éstas se fusionaron luego en Iberpotash.
Los primeros años no fueron fáciles para los israelitas, pese a que ICL es un grupo internacional dedicado por entero a la minería y conoce bien el sector. Hasta 2006, Iberpotash acumuló unas pérdidas de 113 millones y sufrió cinco cambios en la dirección general. Desde entonces, la cuenta de resultados ha venido arrojando saneados beneficios.