Pere Aragonès, presidente de la Generalitat de Cataluña, y Carles Puigdemont, ex presidente, en el Alguer (Italia)

Pere Aragonès, presidente de la Generalitat de Cataluña, y Carles Puigdemont, ex presidente, en el Alguer (Italia)

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Cataluña, la economía peninsular que más cae desde 2017

La crisis ha dejado a todas las CCAA con un PIB inferior al que tenían aquel año pero el catalán ha sido el más tocado, precisamente desde el año en que todo se precipitó en torno al ‘procés’

19 diciembre, 2021 00:00

Las consecuencias económicas del ‘procés’ soberanista en Cataluña vuelven a quedar de manifiesto cuando toca hacer balance de la crisis del coronavirus. Ninguna Comunidad Autónoma ha logrado mantener en 2020 las cifras de producción de aquel 2017 debido al desplome causado por la pandemia pero Cataluña es la que más retrocede desde entonces entre las peninsulares y con notable diferencia respecto del resto.

Los últimos datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE), que ofrecen su primera estimación sobre contabilidad regional en 2020 y revisan los de años anteriores, reflejan que el Producto Interior Bruto (PIB) de Cataluña correspondiente al pasado año fue de 212.931 millones de euros, lo que refleja un desplome del 10,3% respecto a 2019, por efecto de la pandemia, pero de un 3,8% en relación con el ejercicio 2017, especialmente significativo para la deriva del ‘procés’.

A más de un punto de distancia

En ese mismo periodo, ninguna de las Comunidades Autónomas peninsulares muestran retrocesos similares. Los siguientes más acusados son los protagonizados por Asturias y Cantabria (dos de las tres CCAA con menor tamaño en su economía junto a La Rioja), con un 3% y un 2,8%, respectivamente.

Los PIB de mayor volumen más castigados son los de Comunidad Valenciana, cuyo dato de 2020 es un 2,7% inferior al de 2017; y Comunidad de Madrid, con un descenso del 2,4%. Cifras que, en cualquier caso, están muy alejadas de las mostradas por el declive económico registrado en Cataluña.

Los sucesos de 2017

Al margen de este balance quedan las dos Comunidades insulares, Canarias y Baleares, dado que su notable dependencia del turismo les llevó a un batacazo de dimensiones muy superiores al resto y que, por sí solo, hace de esta evolución algo excepcional.

Como sucede en el caso de las islas, en Cataluña también se dio una situación anómala, en este caso hace algo más de cuatro años y que está relacionada con la evolución posterior de su economía. Aquel último tramo de 2017 estuvo marcado por hechos como la aprobación en el Parlament de las llamadas “leyes de desconexion”, el referéndum ilegal del 1 de octubre, la fugaz declaración unilateral de independencia y el posterior cese del Govern en pleno por la aplicación por parte del Ejecutivo central del artículo 155 de la Constitución.

Fuga de empresas

Una sucesión de acontecimientos que tuvieron como consecuencia inmediata un movimiento de fuga de empresas de todo tipo, desde gigantes como Caixabank, Banco Sabadell o Gas Natural Fenosa (hoy Naturgy) a otras miles de pequeñas y medianas compañías, que optaron por situar su sede social fuera de Cataluña.

Con ello trataban de aplicar una medida de prudencia ante una posible situación de inseguridad jurídica y muy probables costes reputacionales. Pese a que en la mayoría de los casos los centros de producción sí se quedaron en Cataluña, el efecto fue muy negativo para la economía de la región, que ahondó en los síntomas de estancamiento que ya venía registrando desde hacía algún tiempo.

A vueltas con la fiscalidad

A su vez, un buen número de ahorradores optaron por llevarse su dinero a otra parte, igualmente como medida de precaución, lo que motivó una fuga de depósitos que las entidades financieras no pudieron evitar pese a su movimiento estratégico de cambio de sede.

De forma simbólica, Cataluña dejó ser aquel 2017 la Comunidad Autónoma que más aportaba a la riqueza nacional, en detrimento de la Comunidad de Madrid, aun con cerca de un millón de habitantes menos censados. La región central se benefició del traslado de numerosas empresas desde Cataluña y también de algunos grandes patrimonios, movidos además por la atractiva política fiscal que el Gobierno regional madrileño aplica desde hace más de una década.

Gestión de la pandemia

En definitiva, factores que se han visto plasmados en los fríos números que, además, también están condicionados por el hecho, inesperado por todos, de la pandemia.

Un elemento que no ha contribuido precisamente a diluir los efectos negativos del ‘procés’ sino, más bien, todo lo contrario. La Generalitat ha sido una de las Administraciones autonómicas que más restricciones ha aplicado a la actividad económica, especialmente en el comercio y la hostelería, para tratar de combatir la expansión del virus, lo que también le ha convertido en una de las economías más dañadas por el Covid-19.

El factor diferencial

En esta circunstancia sí ha ido de la mano de otras grandes CCAA como la propia Madrid, Comunidad Valenciana y Andalucía. En todos estos casos, el desplome de 2020 respecto a 2019 ha superado el 10%; y también todas ellas concluyeron 2020 con cifras de PIB más de un 2% por debajo de las que registraron en 2017.

La clave de ese diferencial superior a un punto citado al inicio difícilmente puede disgregarse de los acontecimientos sucedidos al final de aquel año y sus posteriores consecuencias.