Ganado porcino en una explotación ganadera / EP

Ganado porcino en una explotación ganadera / EP

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La peste amenaza el liderazgo de España como exportador de porcino a Asia en favor de Brasil

El país sudamericano ha disparado sus cifras de producción y exportaciones gracias a sus márgenes positivos y precios competitivos y encuentra en esta crisis un escenario ideal para dar el golpe definitivo

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La crisis derivada de la peste porcina tendrá un efecto negativo en la privilegiada posición de España como exportador en este segmento, tanto en el plano global como en los pujantes mercados asiáticos. El actual escenario coincide además con el auge de Brasil como productor y exportador de porcino, con perspectivas de cerrar un nuevo año histórico. 

La aparición de un brote de peste porcina en Cataluña ha tenido como consecuencia inmediata el cierre de las exportaciones a unos 40 países en todo el mundo. Una circunstancia que bloquea, por ahora, en torno al 30% de las ventas de porcino en el exterior. 

El reciente acuerdo comercial alcanzado con China, en el marco de una visita oficial al gigante asiático liderada por el rey Felipe VI, ha permitido mitigar el impacto negativo. En virtud de este pacto, las autoridades chinas se comprometieron a limitar las restricciones a la entrada de carne por motivo de un brote de peste, a la zona afectada por la expansión del virus.

Una condición que no ha tardado en aplicarse y que ha permitido que el bloqueo chino afecte únicamente a los productos procedentes de los mataderos de la provincia de Barcelona. La cuestión no es baladí, dado que China es el primer importador de porcino para España al margen de la suma de los miembros de la Unión Europea.

Zona en cuarentena por la Peste Porcina Africana en Cerdanyola del Vallès, a 1 de diciembre de 2025, en Barcelona, Cataluña (España).

Zona en cuarentena por la Peste Porcina Africana en Cerdanyola del Vallès, a 1 de diciembre de 2025, en Barcelona, Cataluña (España). Lorena Sopêna / Europa Press

Sin embargo, el veto parcial no deja de tener un impacto considerable en la industria, toda vez que Barcelona acapara aproximadamente el 15% de la producción de toda España. Además, otros mercados asiáticos, especialmente Japón, Vietnam y Filipinas, mantienen por ahora el bloqueo total al porcino español, una situación que podría extenderse durante los próximos doce meses si no media una solución diplomática.

En contraste, el crecimiento de Brasil como productor y exportador de porcino no parece encontrar techo. Ya en algunos tramos del pasado 2024, el país sudamericano sobrepasó a España como primer mercado vendedor de esta carne en China.

Acuerdos comerciales

Frente a un mercado español que se ha mantenido estable, e incluso con leves descensos tanto en producción como en exportación, el crecimiento a doble dígito de Brasil le ha llevado también a meter la cabeza directamente entre los grandes productores mundiales, desafiando a países como EEUU y Canadá.

También ha sido beneficiado por acuerdos comerciales que le han abierto de par en par las puertas de mercados como los europeos. Tanto en el sudeste asiático como en el Viejo Continente se tiene en cuenta que el porcino brasileño llega a precios notablemente competitivos.

Además, a diferencia de lo que ha sucedido en los últimos meses en el mercado español, los productores brasileños sí están obteniendo atractivos márgenes, lo que está potenciando aun más la búsqueda de nuevos destinos en el exterior.

Las estimaciones apuntan a que Brasil podría cerrar el año actual con una producción próxima a los cinco millones de toneladas, con lo que se aproximaría peligrosamente a España para arrebatarle un lugar en el podio mundial, tras China y EEUU.

Complicada perspectiva

La perspectiva en relación con 2026 es más complicada para España. Los bloqueos a la entrada de carne de porcino a consecuencia de la peste se verán reflejados en las ventas en el exterior, aunque la industria ya se ha mostrado dispuesta a sacrificar márgenes para mantener los mercados.

No obstante, la crisis generada por el virus de la peste porcina llega en un momento especialmente inoportuno, marcado por las guerras comerciales y el auge de productores emergentes con cifras de crecimiento por ahora imparables.