Una joven, en un evento del Brunch Elekctronik en el Poble Espanyol de Barcelona

Una joven, en un evento del Brunch Elekctronik en el Poble Espanyol de Barcelona Cedida

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El Brunch se rinde y se refugia en Luz de Gas tras una década de itinerancia

El festival de música electrónica del fondo Superstruct celebrará su primera fiesta el próximo 29 de noviembre 

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Concreta su plan. Brunch! Electronik, el popular festival de música electrónica con más de diez años de trayectoria, deja de recorrer distintos espacios de Barcelona y establece una residencia permanente en la sala Luz de Gas, que comenzará a finales de este mes.

Como adelantaba este medio en junio pasado, el Brunch buscaba de forma activa una discoteca fija y finalmente ha conseguido un acuerdo con la conocida discoteca de la zona alta de Barcelona.

La colaboración se ha visto reflejada bajo el nombre de Nácar Club, la nueva identidad de la fiesta, que se celebrará todos los sábados de las 00:30 a 06:00 horas a partir del 29 de noviembre, según anuncia su perfil de Instagram.

"Un lugar donde el pulso de la ciudad, el talento del artista y el espíritu de la comunidad se unen para crear lo que se convertirá en nuestro refugio cada sábado por la noche", se lee en un post reciente. 

Ante las preguntas de este medio sobre el asunto, Brunch señala que "no tienen nada que comentar, ya que no se han mudado" a la discoteca. Por su parte, Luz de Gas no había respondido hasta la publicación de esta edición.

Despido del fundador 

Este proyecto se produce tras la reciente salida de uno de los fundadores del Brunch. Actualmente, el evento pertenece a Superstruct Entertainment, una empresa que también es propietaria de unos 30 festivales en España. 

En concreto, en septiembre el grupo decidió prescindir de Loïc Le Joliff, en un movimiento que --según fuentes cercanas-- se venía gestando desde que la compañía adquirió la marca en 2023. 

Fotomontaje de Brunch Electronik y su CEO François Jozic

Fotomontaje de Brunch Electronik y su CEO François Jozic CG

Según estas mismas fuentes, la indemnización por la salida de Le Joliff habría ascendido a 11 millones de euros, un despido que Superstruct ha negado.

Crisis y enemistad

La nueva fiesta llega tras meses de turbulencias para el Brunch, cuya reputación se vio sacudida por las críticas que lo acusaban de recibir preferencias para ocupar el espacio público en Barcelona, mientras otros festivales lidiaban con requisitos más estrictos.

A esa tensión se sumó la ruptura con el Primavera Sound, antaño aliado y hoy competidor directo. Tras años de colaboración en espacios compartidos, las diferencias sobre la planificación y el uso de recintos derivaron en un distanciamiento que se hizo oficial en febrero, con la cancelación de actividades conjuntas, como las afterparties en la Sala Apolo.

Uno de los últimos golpes llegó en verano, cuando el festival perdió su codiciada fecha de agosto en el Fòrum, arrebatada por la gestora de Apolo. Mientras tanto, Primavera Sound, respaldado por el fondo Yucaipa, logró asegurarse una nueva cita en el calendario veraniego barcelonés.

Lazos con Israel

La polémica tambiñen se desarrolla en un contexto sensible, con el Ayuntamiento de Barcelona endureciendo su política sobre empresas que vulneran derechos humanos, hasta romper relaciones con Israel en mayo pasado.

En este escenario, no pasa desapercibido quién está detrás del festival. Superstruct --conglomerado que controla eventos como Sónar, Viña Rock, Resurrection Fest o Arenal Sound-- pertenece desde 2024 a los fondos de inversión Kohlberg Kravis Roberts (KKR) y CVC Capital Partners

KKR ha sido vinculada en diversas ocasiones con actividades relacionadas con la ocupación ilegal de territorios palestinos por parte de Israel (a través del conglomerado alemán Axel Springer).

Si bien la ONU no considera al fondo un financiador directo de la guerra, sí se ha revelado que KKR invierte en Israel en tecnología, ciberseguridad, startups e inmobiliario.

Por ejemplo, participa en Optiv, que colabora con IntSights (fundada por exoficiales de inteligencia), y sus directivos son donantes de iniciativas culturales del Estado de Israel, según publicó El Salto.