Publicada

Firme apuesta de la familia Rubiralta Giralt, una de las grandes fortunas de Cataluña y de toda España, por su negocio de capital riesgo. Los propietarios del fabricante y distribuidor de instrumentos de diagnóstico Werfen acaban de ejecutar la cuarta ampliación de capital en lo que va de año en la sociedad Klimcap Capital, con lo que totalizan una inyección récord de 40 millones de euros en 2025.

Desde que se inició el presente ejercicio, el capital de Klimcap se ha incrementado un 31%. Tras la última inyección, próxima a los 12 millones de euros, el vehículo de capital riesgo alcanza una cifra de capital próxima a los 165 millones de euros.

Crecimiento disparado

Ya en los últimos años, los Rubiralta Giralt habían aportado capital a la sociedad, a ritmos de más de 30 millones de euros por año. El incremento de las partidas fue más agudo desde que Klimcap Capital pasó de ser una sociedad anónima convencional a una sociedad de capital riesgo.

Sin relación alguna con el negocio de Werfen, Klimcap mantiene en la actualidad en torno a una treintena de inversiones, focalizadas principalmente en el ámbito tecnológico.

La Torre Werfen, sede de las oficinas centrales de la compañía en Barcelona / WERFEN

En el consejo de administración de Klimcap Capital figuran tres de los cuatro hermanos que componen esta rama de la saga Rubiralta, origen también del gigante siderúrgico Celsa. Se trata Marc, Josep Lluís y Xavier Rubiralta Giralt; este último ejerce la presidencia a través de la instrumental Molaris Control Management.

Al margen del órgano de gobierno de la sociedad de capital riesgo, Jordi Rubiralta Giralt se ocupa de llevar las riendas Yukon Capital, que focaliza sus inversiones en el sector inmobiliario y en participaciones en otras empresas.

Tal capacidad para llevar a cabo inversiones y convertirse en una de las mayores fortunas de España está muy relacionada con la marcha de Werfen. Surgida a mediados de los años 60, bajo la denominación inicial de Izasa, su evolución la ha transformado en una corporación presente en 30 mercados y capaz de facturar en torno a 2.150 millones de euros anuales.

La compañía, dedicada en origen a la fabricación de material técnico sanitario, creció en el seno de la generación anterior a la de los actuales propietarios de Werfen y de Klimcap Capital. Y en paralelo a Celsa, también auspiciada por los hermanos Francesc y Josep María Rubiralta Vilaseca.

Dos caminos, dos destinos

A mediados de la primera década del siglo las desavenencias en torno a la gestión de los negocios motivaron la separación de los dos principales proyectos familiares. Celsa se quedó en manos de los herederos de Francesc (los Rubiralta Rubió) mientras que la actual Werfen pasó a estar controlada por la rama de los Rubiralta Giralt.

Cerca de veinte años después de separar los caminos, la perspectiva da cuenta de lo diferentes que han sido ambos. Izasa, transformada en Werfen, se ha convertido en uno de los referentes mundiales en la fabricación y distribución de productos para diagnóstico clínico. La adquisición de la norteamericana Immucor en 2023, por una cuantía en torno a 2.000 millones de euros, le ha permitido situarse en el segmento de productos de transfusión y trasplante y hacerse un hueco en el competitivo mercado estadounidense.

Mientras, Celsa cumple dos años fuera del control de la familia Rubiralta. Las dificultades financieras por las que atravesó tras la pandemia derivaron en la presentación por parte de sus principales acreedores de un plan de reestructuración, que fue aprobado por los juzgados de lo Mercantil de Barcelona y que incluía la capitalización de su abultada deuda.

Como en el caso de otras grandes fortunas catalanas, los Rubiralta Giralt optaron por el capital riesgo como fórmula para canalizar parte de sus inversiones. A finales de 2021, dotaron de este régimen a Klimcap Capital y, desde entonces, las aportaciones han ido en aumento, con entre cuatro y cinco ampliaciones por año.