El golpe de mano de Ryanair en la red aeroportuaria española es, como toda crisis, una oportunidad. El gestor aeroportuario semipúblico Aena ha ajustado las tasas, y la aerolínea irlandesa ha contestado retirando 36 rutas y un millón de plazas en la temporada de invierno. En algunas zonas, como Vigo, la pérdida inversora se estima en cerca de 200 millones de euros.
Le asiste parte de razón a la compañía de bajo coste cuando advierte de que las elevadas tasas amenazan con complicar la rentabilidad de las aerolíneas. Los gravámenes por descargar en este o aquel aeropuerto no deberían ser confiscatorios, sino competitivos para no ahogar a los operadores.
Ya lo recordó, por ejemplo, otra aerolínea,Vueling, líder en El Prat, cuando advirtió en junio de que las obras de ampliación del aeropuerto de Barcelona no deberían traducirse en un encarecimiento de los billetes para el pasajero. Toda la razón.
Ahora bien, ¿dónde emerge la oportunidad en esta crisis? En lo que recomiendan los expertos cuando apuntan a que los aeropuertos demasiado dependientes de una sola aerolínea --caso de Girona y Reus con Ryanair en Cataluña-- deberían diversificarse.
Aena tiene ante sí el difícil reto de garantizar su sostenibilidad, costear las inversiones previstas, dejar espacio a las operadoras y, al mismo tiempo, buscar otras vías de ingresos para Girona y Reus. El gestor mixto puede —y debe— buscar otros aprovechamientos para las dos pistas que gestiona en Cataluña, y que no van como un cañón como las situadas a 11 kilómetros de la plaza Cataluña.
Según los que entienden, existen opciones. Las infraestructuras aéreas pueden especializarse en logística, estacionamiento y/o reparación de aviones (MRO, por sus siglas en inglés), o pueden ampliar actividades con hotelería u ocio.
En un momento en el que se hace balance de verano, y las cifras sugieren que el modelo de sol y playa llega a su fin, Aena debería apuntalar la desestacionalización económica buscando otros usos para dos pistas que, antes, estaban casi íntegramente dedicadas al turismo de estío.
El amago de espantada de Ryanair debería ser materia de reflexión para la cotizada. Por incómoda que parezca, ofrece una oportunidad que deberíamos aprovechar.