Adiós a una de las tiendas de discos históricas de Barcelona, Discos Revolver EFE
No es el FNAC: adiós a una de las tiendas de discos históricas de Barcelona
Las nuevas formas de escuchar música ha sido una herida que se ha vuelto mortal con la ayuda de la gentrificación del barrio
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Es un goteo constante. No hay mes sin una noticia así. Tiendas históricas, emblemáticas, que cierran en las principales ciudades e incluso pueblos de Cataluña. Razones hay varias: falta de relevo generacional y profesionalización, falta de clientes o, directamente, imposibilidad de pagar el elevado precio del alquiler del local.
El último cierre en conocerse ha sido el de un clásico para los amantes de la música. Una tienda donde los vinilos son más importantes que una lista de reproducción, donde los CDs no viven del artista del momento. En definitiva, donde la música no se escucha, se siente.
Así ha sido desde diciembre de 1991 y sigue siendo ahora. Lamentablemente, por poco tiempo. Los responsables de este comercio histórico, situado en el número 13 de la calle Tallers, anunciaron a principio de julio que, a finales de mes, cerraban la persiana. No por vacaciones, sino por su cierre definitivo.
Las nuevas formas de escuchar música ha sido una herida que se ha vuelto mortal con la ayuda de la gentrificación del barrio. La suma de los YouTube, Spotify y otras plataformas musicales, sumada al aumento de los precios de los alquileres son los maderas de su ataúd. La tapa la han puesto los clientes que cada vez entraban más a cuentagotas.
Una tienda doble
Si antes tuvieron hasta dos locales, la tienda roja y la tienda verde, en el número 11. La última nació a finales de los años noventa, fruto de la expansión del proyecto original y de la alianza entre Jesús Moreno y Alfons Sureda, fallecido en 2023.
La separación posterior de ambas en cuanto a propiedad no impidió que siguieran compartiendo ADN musical y público fiel. La verde, Revolver Records, se especializó en coleccionismo, ediciones raras y ventas online, y todavía sigue abierta; la roja mantuvo la esencia del contacto directo, del mostrador, de las novedades y de las ediciones raras, especiales. Por allí han pasado melómanos, coleccionistas, músicos, curiosos y cantantes. A algunos se les conocía con el nombre de pila de tan habituales que eran.
Cliente en Discos Revolver EFE
Cómo era y es Discos Revolver
Vinilos, CDs, camisetas, libros, entradas de conciertos, rarezas importadas y una selección cuidada de géneros alejados de los grandes escaparates comerciales. Rock alternativo, metal, punk, indie, reggae, hardcore... todo tenía cabida en esas estanterías abarrotadas que olían a música y conocimiento. Aquí nunca hubo espacio para los algoritmos, solo para las personas. Aunque cada vez eran menos las que compraban.
Atrás queda esa visita casi ritual de jóvenes y no tan jóvenes que se dirigían en procesión para obtener la última novedad de sus artistas favoritos. Los mismos que si no encontraban lo que buscaban iban a las tiendas vecinas.
La calle de la música
Y es que la calle Tallers era la vía más musical de Barcelona. Allí estaban Discos Gong, Discos Impacto, CD Drome, Revólver, Pentagram, Wah Wah, Edison's, Paradiso... y sí, la mítica Discos Castelló. La mayoría de ellas, como Revolver, vieron cómo todo se apagaba.
Los responsables de la tienda roja lo anunciaban así en redes: “Iniciamos nuestro camino en diciembre de 1991. Ha sido un largo camino que llega al final. Gracias a todos por vuestro apoyo”. Un mensaje que, pese a la dulcificación de los descuentos que ofrecen, duele.
Razones del cierre
Revolver y la calle Tallers parece apagarse. Su ecosistema sonoro apenas se oye. ¿Quién lo recuerda? ¿Qué turistas saben nada de ese pasado? ¿Quién recuerda a esas bandas internacionales haciendo parada en Revolver, comprando incluso en pesetas algún casette?
La presión inmobiliaria, la gentrificación del centro histórico, el auge de la música digital y la transformación del consumo cultural han acabado con todo ese ambiente. La dinámica es conocida: subidas de alquiler, menos afluencia local y competencia con el e-commerce. Muchos se preguntan ¿dónde está la Administración para salvaguardar este legado económico, social y cultural?
¿Y ahora qué?
Aún no han cerrado y el dolor ya se deja notar. ¿Pero alguien se acordó de ellos cuando abrieron la FNAC a pocos metros de allí? ¿Quién decidió ir a comprar el último CD de Sabrina Carpenter a Revolver?
El daño ya está hecho. A Revolver, a sus dueños, a los amantes de la música y, sobre todo, a la ciudad. Una Barcelona que ha cambiado el sonido de la música de la calle Tallers, por el de las pequeñas maletas de los viajeros que quieren llegar a su apartamento turístico, beber y salir de fiesta. Otra Barcelona existió y que desaparezcan sus locales emblemáticos sólo agiliza su extinción.