La guerra contra Airbnb y la moratoria disparan la inversión hotelera en Barcelona

La inversión hotelera sigue imparable en Barcelona. En el primer semestre, la capital catalana y sus alrededores han movido 377 millones de euros en transacciones de alojamientos turísticos, tres veces más que Madrid.

Algunas de las razones que explican la pujanza en la inversión son la moratoria hotelera que impuso Colau, que subió el precio de los hoteles, y la guerra del actual consistorio contra los pisos turísticos, que reducen la competencia en el sector. Los hoteles, claro, están entusiasmados. El valor de sus posesiones no deja de subir año a año, y una licencia hotelera se ha convertido en una preciada joya en la Barcelona de hoy.

El 'boom' del lujo dispara la inversión en hoteles en Barcelona

Airbnb explica a este medio que, desde que Barcelona ha empezado a regular los pisos turísticos, el precio de los hoteles se ha disparado un 35%. Tampoco ha cesado la subida del número de pernoctaciones ni el precio de la noche.

A ello hay que sumarle que la moratoria hotelera que aplicó Colau en su primer mandato ya disparó el valor de los alojamientos que tenían licencia. Una menor competencia ya aupó el valor de los inmuebles turísticos.

Demanda elevada

Para Eugeni Serranos, experto hotelero y director general de Dolce Hotels, "hemos llegado a una situación en la que la demanda es tan alta que todos los suelos hoteleros suben de valor".

Eso sí, para Serranos la moratoria y la guerra contra los apartamentos turísticos no son el único motivo de la pujanza de Barcelona. "La marca Barcelona es fuerte y sólida; y crece año tras año. Estamos muy bien posicionados y cada vez tendemos más a un turismo de calidad, que deje poso”, explica.

Venta de hoteles familiares, fondos al acecho y reformas millonarias

Otra razón que explica el récord de transacciones es el auge en las ventas de pequeños hoteles familiares de Barcelona, que hoy pertenecen a una tercera o cuarta generación que quiere desprenderse de activos que han subido mucho de valor. Y ahí entran en juego los fondos de inversión, los grandes players del mercado actual, que han reactivado sus inversiones tras la pandemia y ven a Barcelona como “un caramelo”, en palabras de Eugeni Serranos.

Además de las ventas, que están en máximos, son muchos los hoteles que están acometiendo ambiciosas reformas. En muchos casos estas se ejecutan por parte de los fondos propietarios, que buscan que sus hoteles luzcan mejor en caso de tener que sacarlos al mercado en un futuro. Es el caso del Arts o el W, que han empezado reformas que escalan hasta los 220 millones y 80 millones, respectivamente. Pero no son los únicos, también el Miramar, La Florida, el Hesperia Barri Gòtic, el antiguo Hotel Colón, el Princess o el Eurostars Laietana han hecho lo propio.

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Guerra turística

Según explican fuentes del sector, el Gremi d'Hotels que dirige Jordi Clos está "muy satisfecho" con las políticas en contra de los pisos turísticos. Aunque los hoteleros están en contra de la subida de la tasa de pernoctación, la sintonía con el consistorio es buena y le apoyan en su cruzada contra Airbnb.

La compañía de pisos turísticos, evidentemente, está en contra de estas políticas, y recuerda que en la ciudad hay siete camas de hotel por cada una en alquiler turístico de corta duración. "Los hoteles son los principales impulsores del turismo de masas", defienden.

Turistas en Barcelona David Zorrakino Europa Press

Cifras récord en Barcelona

Según datos de Colliers, en los seis primeros meses del año, los principales movimientos en la ciudad condal han sido transacciones paneuropeas como las de Motel One, easyHotel y Generator Hostels, así como ventas de hoteles emblemáticos como el Capri by Fraser y el Barceló Raval, que con 70 millones de euros ha sido la mayor venta de lo que va de año.

Los datos del primer semestre, que llegan a 377 millones, superan a los 300 millones del mismo periodo del año anterior; a los 220 millones de 2022 y a los 198 millones de 2021. El periodo sólo está superado por el anómalo ejercicio de 2023, cuando se vendieron por cifras récord el Sofía y el Mandarin.