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Los programas de recompra de acciones se han convertido en elementos habituales entre los bancos cotizados desde el fin de la pandemia. Pero ninguna entidad ha llegado tan lejos como el Santander en esta estrategia. Hasta el punto de que en un periodo de apenas cinco años habrá adquirido cerca de una cuarta parte de los títulos que conformaban su capital al cierre de 2021.

Este miércoles, Santander sorprendió al mercado con algo más que su tercer resultado anual consecutivo con máximos históricos de beneficios. El banco que preside Ana Botín anunció también la asignación de 10.000 millones de euros en los próximos dos años para adquirir y posteriormente amortizar acciones propias. 

Más allá de los programas de recompra con los que complementa la retribución a sus socios, la entidad abrió el horizonte mucho más allá del próximo paso. Una garantía de rentabilidad que los inversores no dejaron pasar, como prueba la subida del 8,29% que experimentó el valor al cierre de la sesión.

Hasta la fecha, Santander ha destinado unos 9.500 millones de euros a la compra de autocartera. Con la inclusión del programa que se pondrá en marcha este jueves, a cuenta aún de los resultados de 2024, el banco habrá adquirido aproximadamente el 15% del capital desde 2021.

Un gráfico del Ibex 35 en el interior de la Bolsa de Madrid / EP

A inicios de otoño de aquel año, el Banco Central Europeo (BCE) levantó el veto al reparto de dividendos que había impuesto a los bancos de la zona euro con el fin de que reforzaran su capital en el contexto de la crisis de la pandemia.

La vuelta de la remuneración al accionista dio paso a las recompras generalizadas, toda vez que el impacto del coronavirus había dejado las acciones de los bancos con un más que notable descuento sobre su valor en libros.

Paso firme

Sin embargo, el órdago lanzado por Santander supone replicar en dos años la inversión destinada a adquirir y amortizar capital de los cuatro anteriores. Así, en función de los precios a los que lleve a cabo las compras en los dos próximos ejercicios, Santander se hará con cerca de un 10% adicional de su capital. 

Una proporción que podría incrementarse en el caso de que su cotización experimentara alzas más moderadas en este periodo. Con un escenario medio, en línea con la tendencia del valor en los últimos meses, Santander alcanzará el cierre de 2026 tras haber comprado cerca del 25% de las acciones en circulación con las que contaba al finalizar 2021. 

Todo ello, tras una apuesta cercana a los 20.000 millones de euros en todo este tiempo. La cifra equivale a dos entidades con la capitalización bursátil que presentaba Banco Sabadell justo antes de que trascendiera en el mercado el acercamiento de BBVA para volver a intentar una fusión.

No obstante, Santander cuenta con otras prioridades que las operaciones corporativas a la hora de determinar la asignación de capital. Su presidenta, Ana Botín, explicó que el crecimiento orgánico y la retribución al accionista están por delante.

Ana Botín, presidenta de Banco Santander, durante la presentación de resultados / EP

"La rentabilidad de las recompras ha sido del 18%. Cualquier maniobra con vistas a crecer de forma inorgánica debería superar este rendimiento para que la consideraramos", apuntó la ejecutiva en la presentación de resultados.

Más aun si las oportunidades en España no están claras por cuestión de tamaño. Y dado que "en Europa no hay un contexto favorable para las operaciones transfronterizas". El anhelo por parte del BCE por crear grandes entidades en la zona euro capaces de desafiar la compleja competencia que plantean los gigantes tecnológicos y los neobancos choca de forma continua con una fallida, por inconclusa, unión bancaria.

Accionistas beneficiados

De tal manera, Santander no encuentra mejor opción para el exceso de capital que apostar por su modelo de transformación, "que el tiempo está demostrando que funciona".

Por lo pronto, la retirada de la circulación de una de cada cuatro acciones a finales de 2026 propiciará que los socios de la entidad vean elevada un tercio su participación sin necesidad de realizar inversiones adicionales. Y, por ende, el dividendo en metálico en la misma proporción.

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