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El Puerto de Barcelona quedó ayer totalmente mudo tras conocerse la ejecución de un histórico estibador en la dársena. La víctima era David C., alias Bubito, asesinado a balazos a plena luz del día en Montgat (Barcelona).

Y es que la dramática muerte del exportuario a primera hora del viernes agrió la presentación del nuevo presidente de la Autoridad Portuaria de Barcelona (APB), José Alberto Carbonell, que prometió abordar muchos "retos", pero la realidad le impuso uno: el de la entrada de droga en las terminales. 

Narcotráfico descontrolado

En efecto, Carbonell ha ascendido a la presidencia de la APB con el zurrón lleno de proyectos, todos ellos listados en el Plan de Inversiones 2024-2028 de la empresa autónoma.

Los retos son colosales: terminar la primera fase del Muelle Catalunya de contenedores; encauzar el polo logístico en el Delta; supervisar e inaugurar la nueva terminal de ferris en el Muelle Adosado y desplegar el acuerdo para construir los accesos ferroviarios al puerto. 

Entre estas metas ha aflorado un tema de difícil solución: el combate contra el narcotráfico descontrolado en las terminales de contenedores, que ayer terminó con una inusual ejecución propia de los carteles mexicanos ante una escuela de Montgat. 

Fiscalía advierte: "Crecimiento alarmante"

De hecho, esta explosión de la entrada de droga en el puerto autónomo la denunció sin paños calientes la Fiscalía General del Estado (FGE) en su memoria de 2023, donde alertó del "crecimiento alarmante" de los decomisos de cocaína en las terminales catalanas. En este sentido, el fiscal delegado fue claro: hay "graves deficiencias de seguridad" en los muelles de descarga. 

Estas zonas grises que permiten burlar la acción de los cuerpos y fuerzas de seguridad, añadió la FGE, están relacionadas con "la opacidad de la contratación y la gestión de la estiba". Una falta de transparencia que provoca fugas entre los 3,8 millones de contenedores que se gestionan al año. 

"El puerto es suyo"

De este entorno, la estiba, salió Bubito, cuya muerte se investiga como producto de un mal negocio en la dársena.

Una fuente policial del Puerto confirma que David trabajó allí, aunque hacía años que lo había dejado. Este funcionario alerta de que "la estiba sigue siendo un mundo muy cerrado y nada amigo de la policía", lamenta. 

Imagen del muelle de contenedores del Puerto de Barcelona Cedida / APB

¿Por qué? "No solo por los trapicheos que hacen alguno de ellos, una minoría, sino también porque a nivel administrativo muchos de ellos chocan con frecuencia con la Policía Portuaria: una multa aquí, estacionamiento indebido allá... Es una cuestión de que una minoría se cree que el puerto es suyo". 

"Algunos circulan en 'cochazos'"

En efecto, mantener la seguridad --y la disciplina-- es tarea harto compleja para los cuerpos policiales con competencias en la zona autónoma. "Piensa que la contratación en la estiba es como ha sido siempre: es poco transparente y endogámica. Y algunos de ellos vienen a trabajar con cochazos y viven muy por encima del nivel de los propios policías. Sin hacer trapicheos, solo con su salario convencional"

No ayuda a encauzar la situación el galimatías de competencia: en terreno portuario hay cuatro cuerpos de seguridad distintos, sin contar con los vigilantes. Un laberinto de poderes que ya dificultó la coordinación de la seguridad durante la pasada edición de la Copa América de vela. 

Una verdad incómoda

Esta dispersión de esfuerzos no ayuda al gabinete del Puerto a mantener la disciplina. Desde ayer --trágica coincidencia con la muerte violenta--, José Alberto Carbonell preside la Autoridad, con Álex García en la dirección general.

Salvo sorpresa, los dos altos cargos seguirán confiando en el exmosso Bernat Baró como director de seguridad de la ciudad portuaria. Un profesional reconocido que ahora tendrá que ayudar al nuevo presidente a abordar la verdad incómoda del flujo de droga en las terminales. 

Se trata de una realidad silenciada, incluso repudiada por las figuras históricas de la descarga de contenedores. Uno de ellos, ya jubilado, aseguraba ayer a este medio "no conocer nada del tema y no querer conocer nada". 

"El puerto fue su escuela criminal"

Pero que sea silenciada no quiere decir que esa realidad no exista. O tenga consecuencias graves en la comunidad. Lo explica un alto funcionario policial: "El puerto fue la escuela criminal de Bubito". El padre de familia, pues, no se ciñó a la estiba. Buscó "algo más", como hacen algunos de su gremio. Ese plus ultra llegó, insisten estas fuentes, "más lejos incluso de la ciudad portuaria". 

Dispositivo de SEM y Mossos d'Esquadra por el crimen en Montgat de este viernes, 15 de noviembre de 2014 Simón Sánchez / CG

Vinculado a lo ilícito o no, David era conocido "y respetado" en el muelle, por bien que no trabajara formalmente allí desde hacía una década. "Tenía poder", concluye otra fuente consultada. 

"Se impone la ley del silencio"

Desde las fuerzas y cuerpos de seguridad precisan que "apenas una minoría de estibadores es corrupta, pero se impone la ley del silencio en todos ellos". El no ver, no oír, no hablar rige las relaciones con los extraportuarios, aunque "todos eran conscientes del papel que debían asumir. De ahí que nombres como el de David fueran de los que más sonaban en el inframundo del puerto". 

Bubito jamás fue vinculado a alijo alguno, algo "habitual", explican desde las policías centrales. Porque hay "cuidado" en no vincularse a remesas, y porque el puñado de estibadores corruptos --"somos más de un millar", recalcaba ayer una trabajadora a este medio, defendiendo la honorabilidad del gremio-- "conocen a la perfección todos los escondites y los puntos muertos. Donde las cámaras de seguridad no llegan". El interior de un contenedor viciado, pues, puede ser escondido en minutos. 

El resultado: este juego del gato y el ratón permite que entre en el puerto cerca del 90% de alijos de cocaína, tal y como ha denunciado sin cortapisas la Fiscalía General del Estado. 

Tensión interna-- y externa con la APB

Ese negocio cautivo de algunos en la estiba ha provocado tensiones en el colectivo, insisten las fuentes policiales consultadas. "Existen grupos enfrentados, que se roban la droga entre ellos. Así, no solo obtienen un cargamento totalmente gratuito, sino que, además, ganan en reputación", señalan. En este plano de cuitas internas, el nombre del exportuario asesinado ayer sonaba con fuerza como uno de los respetados

Ello es intramuros. Extramuros, habrá que ver cómo encauza el Puerto el fallecimiento del padre de familia. En 2023, el entonces presidente del Puerto, Lluís Salvadó, acudió como invitado especial a la asamblea de estibadores que renovó el convenio de condiciones laborales hasta 2030, con incrementos mensuales. Tuvo, insisten fuentes portuarias, un mejor comportamiento que con otros colectivos. 

Un problema heredado

Su sucesor en el cargo, presentado ayer en un acto sin preguntas, tiene el reto de navegar entre estas traicioneras aguas del Puerto. Carbonell, ingeniero de caminos, las conoce perfectamente y esperaba una senda apacible, presentando una serie de retos de fácil ejecución para un profesional con su experiencia de tres décadas en la institución.

Pero la dramática muerte de ayer le ha reabierto una carpeta que no esperaba. Heredada, sí, pero una carpeta al fin y al cabo. 

Esta información se ha elaborado sin la versión de la APB, que no ha contestado a este medio.