Los empresarios gastronómicos del grupo Food&Magic han abierto la Cerveseria La Barcelonesa en el número 77 del paseo de Sant Joan, donde antes se ubicaba el 100 Montaditos.
El local, de 266 metros cuadrados, cuenta con una terraza interior y otra exterior. Paredes de piedra, mesas de madera y luces cálidas generan un ambiente agradable, propicio para conversaciones a media voz y noches largas. De fondo, música jazz. Y la atención de un maître entregado.
Gyozas, salsas y ahora un restaurante
Detrás del proyecto están Adrià Miró y Alejandro Lasplasas, cofundadores del grupo Food&Magic, que comercializa en España la mítica salsa del Café de París y otro preparado de salsa española. En los fogones se encuentra el chef Karel Schroder, quien también es la mente pensante del Gyoza Bistró, uno de los restaurantes más estimulantes de Barcelona. Emprendedores casi desde la adolescencia, contagian la ilusión propia de la juventud, como si la vida fuera siempre un eterno comienzo.
En este caso, la propuesta gastronómica es tradicional de Cataluña y España, aunque todos los platos cuentan con un toque moderno y personal, como el cóctel de gambas acevichado, las gyozas de bikini ibérico y gorgonzola, los macarrones con ragú o las judías con pato y foie. Así, se combinan propuestas de otras cocinas con platos de lo más tradicionales: como los canelones de rostit, fricandó o los calamares encebollados.
Reformado por el histórico ‘dimoni’ de Badalona
El precio medio ronda los 25 o 30 euros en las cenas, mientras que al mediodía hay una oferta especial de primer plato más postre por 10,50 euros. El local está reformado y decorado por Anna Pedret y el artista Ramón de los Heros, histórico constructor del Dimoni de las Festes de Maig de Badalona y creador del Bar Remedios, Bestial y el Franky Gallo Cha Cha Cha.
La Cerveseria La Barcelonesa se ubica en el elegante paseo de Sant Joan, entre las calles València y Aragó, a tocar de la Diagonal. Esta calle fue considerada en 2021 “la segunda mejor de todo el mundo”, debido a su amplia oferta de bares, que junto a los edificios modernistas y otras fincas señoriales generan un ambiente siempre especial. Gracias a Adrià Miró y sus socios, el boulevard suma un nuevo templo.