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La información sobre problemas fitosanitarios de frutas y hortalizas de países no comunitarios, a debate

Instituto Coordenadas cree que la "alarma social" suscitada en determinados casos perjudica al consumidor y al mercado

17 junio, 2024 18:09

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Las alertas sanitarias, que detectan habitualmente tanto la Aesan (Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición) en España, como la Rasff (Rapid Alert System Feed and Food) en Europa, e Infosan (Red Internacional de Autoridades de Inocuidad de los Alimentos) a nivel mundial, impiden que alimentos destinados al consumo humano lleguen a los mercados y a los consumidores si no cumplen los controles. Estos requisitos forman parte de las demandas de los agricultores europeos, que piden incrementarlos y que se igualen a las exigencias fitosanitarias que ellos tienen que cumplir.

La alerta sobre las fresas de Marruecos en las que se habría detectado hepatitis B ha sido uno de los casos más mediáticos de los últimos meses. Diversos medios y asociaciones de agricultores se hicieron eco de la alerta publicada por el portal europeo de notificaciones sanitarias, pero no incidieron en que dicha notificación se refería a un control en la frontera y que, después de realizar todos los controles, esas fresas no acabaron llegando a los consumidores. Lo mismo sucedió con otra importación de fresas marroquís contaminadas con norovirus, que se detectaron en la frontera y no llegaron a los mercados.

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El Instituto Coordenadas sostiene que algunas noticias se amplificaron, generando una alarma injustificada, sobre todo en redes sociales. Según datos de la Rasff, las alertas sobre productos importados de Marruecos no son más numerosas que las de otros países (el que más provoca es Turquía) ni más graves: un 36% adquieren esta categoría, pero otro tercio son calificadas como “leves” y en el resto no se especifica. En 2024, según la Aesan, los alimentos provenientes de Estados Unidos cuentan con el mayor número de notificaciones por delante de Marruecos.

Mercado

Desde que se aprobaron los acuerdos de comercialización y liberalización del comercio entre la Unión Europea y los países socios del sur del Mediterráneo -Argelia, Egipto, Jordania, Líbano, Marruecos y Túnez- "el impacto en el sector español de frutas y hortalizas ha sido notable", según el Instituto Coordenadas.

"En 2023, según los informes de la Secretaría de Estado de Comercio, España importó frutas, legumbres y hortalizas por un valor un 12,1% superior al registrado el año anterior. Las exportaciones de estos mismos productos, en cambio, sólo crecieron un 5,1%", agrega la entidad. Y añade que "debido a la pérdida de superficie y de volumen de producción el pasado año, por primera vez en la historia, Marruecos superase a España en el mercado europeo de tomate".

Según los expertos del Instituto Coordenadas de Gobernanza y Economía Aplicada, crear alarma social en base a las alertas sanitarias o demonizar los productos del norte de África supondría un aumento en los precios a todos los niveles; y reducir el volumen de importaciones, además del descenso de la producción, que repercutiría directamente en el consumidor.

España, primer socio comercial de Marruecos

España es el primer socio comercial de Marruecos, tanto en importaciones como en exportaciones. Hasta el momento, la balanza comercial entre España y Marruecos es positiva para España. Y existe una tendencia que sitúa a Marruecos como destino de muchas empresas españolas vinculadas al sector primario (360 según el ICEX sin contar participadas y filiales), que deciden instalarse en el país. Los productos siguen siendo generados por empresas españolas que se expanden a estos territorios, "donde encuentran nuevos horizontes".

El vicepresidente del instituto Coordenadas, Jesús Sánchez Lambás, señala que, “mientras las empresas españolas se enfrentan a restricciones como las derivadas de último Plan Hidrológico (hoy en los tribunales) no les queda otra opción que expandirse en estos países, especialmente Marruecos, donde licencian sus productos, bajo los mismos criterios rigurosos fitosanitarios, para producir lo que en España no pueden hacer por una política hidráulica muy cuestionable y unos costes racionales, que pueden ser asumidos por los consumidores europeos”.