Nadie quiere invertir en ladrillo en La Jonquera, el pequeño municipio catalán fronterizo con Francia en el que apenas viven 3.400 personas. Se trata de gente trabajadora, del sector servicios, que es lo que ofrece la localidad, familias numerosas que moran en los pisos disponibles –de compra o alquiler– a un precio relativamente bajo. Ni propietarios ni inquilinos pueden permitirse pagar ni pedir grandes cantidades, mucho menos como negocio.
El precio del metro cuadrado en La Jonquera roza los 1.200 euros, aunque es menor en pisos que en casas. Eso supone casi un 50% menos que la media de toda la provincia de Girona (2.315 euros) y de Cataluña (2.378 euros), a pesar de que se ha incrementado algo en los últimos tiempos (tocó fondo en septiembre del 2020, en el principio del fin de la pandemia, con 782 euros; antes, nunca alcanzó los 1.000 euros).
Masías y pisos
En La Jonquera hay pocas propiedades en venta, según reconocen desde Idealista (que tiene 27 anuncios) y desde una inmobiliaria del municipio. Sin embargo, ello no repercute en los precios, “especialmente baratos”, expresan las fuentes consultadas. La media, matizan, es además “engañosa”, porque se pueden encontrar masías de 730 metros cuadrados por 950.000 euros (1.300 euros por metro cuadrado) y dúplex de 124 metros por 65.000 euros (524 euros por metro cuadrado). Las grandes construcciones “distorsionan” la realidad.
Distintas son las razones que han llevado a La Jonquera a esta situación de bajos precios y nula rentabilidad inmobiliaria si no se piensa “a muy largo plazo”, según explica Joan Carles March, de Finques Jocar. Entre ellas, los trabajos que ofrece el pueblo, dedicado por completo al sector servicios, de baja cualificación y, por lo tanto, de salarios más ajustados. La renta familiar disponible por persona es de 12.500 euros. Con estos sueldos, los empleados no pueden ahorrar ni tampoco aspirar a viviendas caras, ni los propietarios pedir mucho más dinero por sus inmuebles si quieren venderlos.
Nivel socioeconómico bajo
En datos del Instituto de Estadística de Cataluña (Idescat), La Jonquera, gobernada en la actualidad por Míriam Lanero (Junts), tiene uno de los índices socioeconómicos más bajos de la comunidad: ocupa el puesto 933 de 947. Asimismo, es la localidad número 134 en el ranking de habitantes de nacionalidad extranjera: 1.169 personas en 2023 (el 35% de todo el vecindario) nacieron fuera del país, y el 10% de los hogares contaba con cinco o más miembros en 2021.
Además, solo el 10,6% de la población alcanza niveles de educación superior (frente al 33,9% del total catalán), siendo el último pueblo de Cataluña en esta estadística. March argumenta que, cuando los autóctonos llegan a la universidad, ya no regresan, pues en el municipio “no hay trabajo cualificado” para ellos.
Lugar “tranquilo” y “seguro”
March, que lleva toda la vida en La Jonquera –dos décadas en el negocio inmobiliario– y no tiene intención de salir de allí, asegura que el municipio es “tranquilo” y “seguro”, que no hay delincuencia, aunque la localidad aparece a menudo en los medios de comunicación por asuntos de drogas. “Mucha de esta criminalidad ni siquiera se produce en el pueblo, sino en la carretera”, recuerda, donde se incautan grandes cantidades de narcóticos; no en vano, es una zona fronteriza y en ella se encuentran desplegados Mossos d’Esquadra, Policía Nacional, Guardia Civil y Policía Local.
Este empresario, no obstante, reconoce que hay otras zonas de la provincia que sí se han deteriorado en los últimos tiempos, aunque prefiere no poner el foco sobre ninguna. Sí da un nombre un hotelero de la zona de Figueres, que asegura que la capital ampurdanesa se ha “degradado” mucho en la última década, con inmigración poco integrada: “Más allá del Teatro-Museo Dalí, hay poco que ver, y mucho menos de noche”.