La Generalitat de Cataluña ha adjudicado la explotación y gestión de la actividad del Circuito de Barcelona-Cataluña a Fira de Barcelona por 9 millones de euros anuales a partir del 1 de enero 2025 y 10 en 2026, más un variable del 25% hasta los 45 millones de ingresos y del 20% si son superiores.
El alcalde de Barcelona, Jaume Collboni, ha presidido este miércoles el acto en el circuito en Montmeló (Barcelona), donde han firmado el acuerdo el conseller de Empresa y Trabajo de la Generalitat, Roger Torrent, y el presidente de Fira de Barcelona, Pau Relat.
También han intervenido el consejero delegado del Circuito de Barcelona-Cataluña, Oriol Sagrera, y el director de Fira de Barcelona, Constatí Serrallonga; y han asistido el presidente de la Cámara de Barcelona, Josep Santacreu; el presidente del grupo municipal de Junts en Barcelona, Xavier Trias y el alcalde de Montmeló, Pere Rodríguez, entre otros.
Nuevos modelos de negocio
El objetivo es abrir el Circuito de Barcelona-Cataluña a nuevos modelos de negocio relacionados con las ferias, los congresos, el ocio saludable, movilidad sostenible y eventos musicales y culturales, más allá de su rol en las competiciones de motor.
El contrato tiene una duración de 20 años, si bien tras los dos primeros años ambas partes tienen posibilidad de rescindirlo o de modificar los términos, tras analizar la situación de la infraestructura.
Serrallonga ha descartado que Fira de Barcelona abandone el acuerdo si el circuito no renueva la celebración del Gran Premio de Fórmula 1, pactado hasta 2026: "En absoluto. El escenario es que Fira puede contribuir a mejorar la actividad del circuito, más allá de la Fórmula 1, y esto tiene sentido en cualquier escenario".
Asimismo, Sagrera ha destacado que "la vocación del acuerdo es de 20 años, con independencia de que el futuro sea con o sin" el certamen, si bien se ha mostrado partidario de contar con él para dar continuidad a la actividad de la infraestructura.
Aportaciones de la Generalitat
Durante su intervención en el acto, Torrent ha destacado que el acuerdo reducirá las aportaciones públicas de la Generalitat en la infraestructura, algo que ha destacado como uno de los ejes prioritarios para alcanzar el pacto.
El contrato contempla el mismo escenario de explotación del negocio que si la Generalitat siguiera operando directamente el circuito, de unos 34 millones de euros anuales, pero han subrayado que prevén aumentarlo con el nuevo acuerdo de gestión y explotación.
"Como Fira genera más negocio de lo que generaba el circuito, la aportación será menor de lo que sería si Fira no existiese", ha dicho Sagrera en declaraciones posteriores.
Torrent ha expresado la voluntad de que el circuito sea un "proyecto tractor que permita ser un trampolín para desarrollar proyectos industriales", en particular en el ámbito de la automoción y la movilidad.
Las partes han asegurado que la cincuentena de trabajadores del Circuito de Cataluña "mantendrán sus condiciones laborales": la cuarentena que desarrolla funciones enmarcadas en la gestión pasarán a una subrogación, y las que desarrollen actividades propias de patrimonio se quedarán en el circuito.
Otros eventos
Collboni ha asegurado que la apertura del circuito a encuentros económicos y culturales va a "sacar presión" de la ciudad de Barcelona, mientras que a la vez la institución pasará a formar parte del escenario de la "Gran Barcelona", en sus palabras.
Ante este escenario, ha sostenido que "uno de los retos será el transporte ferroviario": trabajan en la posibilidad de tener un apeadero dentro del circuito, puesto que las vías ya pasan por el interior de las instalaciones.
En declaraciones a los periodistas, Serrallonga ha dicho que el recinto "no sustituiría, pero complementaría seguro" los encuentros que ya acoge Fira de Barcelona, y ha abierto la puerta a utilizarlo para actividades de algunos de ellos.
Fira de Barcelona
El contrato de arrendamiento lo asumirá la sociedad Fira Circuit, participada íntegramente por Fira de Barcelona. Su presidente, Pau Relat, ha vinculado la misión de la infraestructura con la del ente que preside, que según sus palabras consiste en "hacer de motor del desarrollo económico y social de Barcelona y su área de influencia".
Según Relat, el contrato con la Generalitat es un acto de "validación" de su modelo, que ha dicho que se basa en la colaboración público-privada, la lealtad institucional y tejer consensos para proyectar a medio y largo plazo.