Werfen gana menos a pesar de facturar más. La multinacional catalana de tecnología médica ganó 169 millones de euros en 2023, un 33% menos que el año anterior, aunque elevó sus ingresos un 14% hasta los 2.106 millones.
La firma de diagnóstico clínico, en manos de los Rubiralta Giralt desde 2006, ha atribuido el crecimiento de sus ventas al buen desarrollo de los negocios principales de la empresa, Hemostasia, Acute Care Diagnostics y Autoinmunidad. Asimismo, ha destacado la integración de los negocios de Transfusión y Trasplante, tras la adquisición de Immucor el año pasado.
Crecimiento e inversión
El resultado bruto (ebitda) alcanzó los 517 millones de euros, un 15% más que en 2022 y se consolida por encima de los 500 millones de euros, fruto de una estrategia que combina crecimiento orgánico y "diversificación geográfica y de producto", según ha explicado el director financiero de la compañía, Javier Gómez.
Durante el ejercicio 2023, Werfen invirtió 169 millones de euros en investigación y desarrollo, un 26 % más que 2022, ya que fue un año "récord en lanzamiento al mercado de nuevos productos". Así lo ha indicado el consejero delegado de Werfen, Carlos Pascual, lo que significa una "oportunidad de crecimiento".
Endeudada pero rentable
Al acabar 2023, la deuda financiera neta de la compañía alcanzó los 1.872 millones de euros, tras la adquisición de Immucor en marzo de 2023, frente a los 270 millones de deuda con los que cerró 2022. Werfen se encuentra inmersa en un período de transformación tras la adquisición de Immucor y el reciente acuerdo firmado para la desinversión del negoció de distribución de dispositivos médicos en España y Portugal.
Según Carlos Pascual, "las recientes operaciones corporativas refuerzan nuestro foco en Diagnóstico y en nuestro propósito de contribuir al avance de la atención al paciente mediante la innovación en el diagnóstico especializado".
Fundada en 1966, Werfen, cuenta con más de 7.000 trabajadores y opera directamente en más de 30 países y en más de 100 territorios a través de distribuidores. La empresa pasó en manos de los Rubiralta Giralt cuando la familia escindió sus negocio en un traspaso generacional. Sus primos hermanos, los Rubiralta Vilaseca, acaban de perder el control de Celsa, la siderúrgica con la que se inició la actividad empresarial de la familia.