Los acontecimientos en torno a lo vivido en el otoño de 2017, en pleno clímax del procés, aún suponen un pesado lastre para la llegada de inversión extranjera a Cataluña. Pese a que los flujos de inversión bruta procedentes del exterior se incrementaron el 18,2% en 2023 y alcanzaron la cifra más elevada de los últimos siete años, todavía se encuentran algo más de un 44% por debajo de la cuantía registrada en 2016, el año anterior a hitos como el referéndum ilegal del 1-O y la fallida declaración unilateral de independencia.
Y eso que la evolución de la llegada de inversión extranjera a Cataluña durante el último año ha marchado por completo a contracorriente del conjunto del Estado y también de la registrada en comunidades autónomas también tractoras del crecimiento económico como Madrid, Euskadi y Andalucía.
A contracorriente del Estado
De hecho, en el conjunto de España, los flujos de inversión bruta procedentes del exterior descendieron un 18,2% (paradójicamente, la misma cifra en porcentaje que refleja el incremento en el territorio), para situarse en 28.214 millones de euros.
El tirón de Cataluña, que recuperó su papel de segunda mayor aportadora en este capítulo, no pudo compensar los retrocesos registrados por la Comunidad de Madrid (-12,1%), Andalucía (-52,9%) y Euskadi (-71,8%).
No obstante la evolución del último ejercicio, la perspectiva de 2016 ofrece un escenario bien diferente. Aquel año, hasta Cataluña llegaron flujos de inversión extranjera por valor de 8.305 millones de euros, un 44,1% más que los 4.643 millones consignados en 2023.
Una trayectoria que no se compadece en modo alguno con la que muestra el conjunto de España, con un incremento del 4% en relación con aquel año. Y menos aún con el que ofrece la Comunidad de Madrid, a la que, pese al descenso mostrado el año pasado, llegó un 24,6% más de inversión extranjera que en 2016.
Cataluña, por delante de Madrid hace seis años
A la vista de estos números, otro contraste más que significativo queda ilustrado por el peso que tenía Cataluña en la atracción de inversiones antes del 1-O y de qué manera ha caído.
Así, en 2016 los flujos de inversión procedentes del exterior que llegaron al territorio representaron algo más de un 30% del total de España, aproximadamente 15 puntos porcentuales por debajo de la aportación de la Comunidad de Madrid, a la que por entonces aún superaba en cifras absolutas de Producto Interior Bruto (PIB).
Aportación del 16,4% del total de España
En cambio, y pese a que las trayectorias en 2023 han sido contrapuestas, Cataluña sólo aportó ese año el 16,4% del total, frente al 54,3% de la región que alberga la capital del país. Y eso a pesar de que esta comunidad autónoma ha consignado la cifra más baja en términos absolutos de inversión extranjera desde, precisamente, aquel 2016, con 15.323 millones de euros.
Una cifra que, aún así, triplica a la que se ha dado en Cataluña, un aspecto que también muestra un enorme contraste con lo sucedido el año anterior al momento álgido del procés, cuando la diferencia en favor de la Comunidad de Madrid no llegaba siquiera al 50%.
Desplome y decadencia
Lo cierto es que la trayectoria imparable del territorio como foco de atracción de inversiones, hasta el punto de haber logrado duplicar cifras registradas en los años inmediatamente anteriores, quedó cortado de raíz en 2017. Aquel año, los flujos se desplomaron cerca de un 60%, en contraste con lo sucedido en el conjunto de España, donde se dio un moderado incremento del 4,6% respecto al ejercicio precedente.
Desde entonces, Cataluña no ha levantado apenas la cabeza en este capítulo, lastrada por la desconfianza que generaron aquellos episodios, la fuga masiva de empresas, especialmente las de mayor tamaño (con amplia presencia internacional), la intervención de la Generalitat con la aplicación del artículo 155 de la Constitución y el posterior proceso judicial contra los principales promotores, que finalizó con condenas de prisión.
El hito de 2018
Ni siquiera fue capaz de aprovechar la oportunidad de 2018, cuando el Estado registró un máximo histórico en esta variable, por encima de los 55.000 millones de euros. En aquel ejercicio, hasta Cataluña apenas llegaron inversiones por valor de 4.420 millones (muy similares a las registradas en 2023), diez veces menos que las absorbidas por la Comunidad de Madrid.
Hace unas semanas, en el acto de ERC en el que fue proclamado candidato a revalidar la presidencia de la Generalitat, Pere Aragonès adelantó que las inversiones extranjeras en el territorio habían alcanzado máximos históricos durante 2023. Un "logro" que achacaba a la gestión del Govern, pero que sólo se haría real si se considera aquel 2017 como un antes y un después en la historia de Cataluña. De hecho, ni siquiera aquellos destacados 8.305 millones consignados en 2016 representaron la cantidad más elevada de todos los tiempos.