Miles de empresas se fueron de Cataluña a otras regiones de España tras la crisis política de octubre de 2017 y pocas de ellas han regresado, algo que Junts quiere cambiar con su exigencia al Gobierno de multar a aquellas compañías cuyos centros operativos estén alejados de sus sedes sociales.
Esta es una de las peticiones del partido encabezado por Laura Borràs al Gobierno para dar luz verde a los decretos anticrisis, que de momento tienen el "no" de la formación secesionista.
Cambios de sede social por el 'procés'
El objetivo es encontrar una vía para que las empresas que han cambiado la sede social en los últimos años a causa de la inestabilidad originada por el procés secesionista de Cataluña, pero que mantienen la operativa en esta región, regresen a la comunidad autónoma para evitar las sanciones.
En caso de que el Ejecutivo respondiese a la petición de Junts, miles de empresas tendrían que plantearse volver a trasladar su sede social o reabrir sus centros productivos en el mismo territorio en el que está anotada en el Registro Mercantil.
De Caixabank a Cellnex y un largo etcétera
Sería el caso de empresas del Ibex-35 como Caixabank, Banco Sabadell, Naturgy, Cellnex y Colonial, las cuales están ya asentadas en otros territorios y no barajaban volver a modificar su sede social.
Pocas grandes empresas han vuelto a Cataluña desde su salida hace ya cinco años, entre las que se encuentra la gestora de distribución de agua Agbar, que volvió a fijar su sede social en Barcelona en septiembre de 2018 en pro de "la estabilidad económica".
Grifols y Fluidra son las únicas cotizadas que han mantenido su sede social en territorio catalán.
Fuga de empresas tras el golpe secesionista
El temor a que el en su día presidente de la Generalitat Carles Puigdemont (Junts) -ahora fugado de la justicia, y cuyo partido es socio parlamentario del PSOE- declarase la independencia de Cataluña -algo que hizo el 27 de octubre de 2017- provocó la fuga de más de 3.000 empresas en apenas dos meses, un goteo que no ha cesado en los últimos años.
El Banco Sabadell desencadenó la salida de empresas el 5 de octubre con el traslado de su sede social a Alicante, que poco después fue seguido por Caixabank, que se aprovechó del decreto ley aprobado por el Gobierno para facilitar la operación sin pasar por junta de accionistas y cambió Barcelona por Valencia.
También dieron el paso Gas Natural Fenosa -ahora llamada Naturgy-, la Fundación Bancaria La Caixa, Abertis, Cellnex, Colonial, SegurCaixa, Applus+, Catalana Occidente, eDreams, VidaCaixa, Indukern, Planeta, Hotusa, Codorníu, Idilia Foods o Cementos Molins.
Sólo se quedó Grifols
Dentro del grupo de las cotizadas, tan solo la empresa del sector sanitario Grifols se quedó en la comunidad autónoma, pese a que el grueso de su negocio se encuentra establecido fuera de España.
Asimismo, compañías extranjeras como Zurich, Allianz, Bimbo o Banco Mediolanum decidieron llevarse su sede social fuera de Cataluña, al igual que miles de empresas de menor tamaño, en búsqueda de una mayor estabilidad jurídica.
Desdén de la Generalitat
La Generalitat cifró entonces que el volumen de traslado de sedes sociales apenas suponía el 0,59 % del tejido empresarial de Cataluña y que el 80% de las compañías que se fueron eran micro o pequeñas empresas.
El Govern catalán señaló que la fuga de empresas no supuso el traslado de las sedes centrales y centros productivos a otras partes de España, lo que hizo que la economía catalana no se resintiese.