Grupo Dentsu, el gigante de las agencias de medios, está teniendo un 2023 para olvidar. A las acusaciones de corrupción en Japón y a la reciente e histórica multa que ha encajado en España por pactar los precios, se añade su retroceso en los mercados.
En datos del tercer trimestre fiscal de la compañía, Dentsu reportó una caída del crecimiento orgánico del 5%, y una disminución de los ingresos orgánicos del 6%. Es cierto que no todos los mercados son iguales, pero el global muestra un traspié de la multinacional.
Descalabro en EMEA
En Japón, por ejemplo, la compañía creció orgánicamente un 3% en el tercer trimestre, pero en América cayó el 6,6% y en Europa, Oriente Medio y África (EMEA) se desplomó el 17,2%. Aun así, en España el avance fue positivo, pero el conglomerado se ha topado con la sanción de 7,12 millones de la CNMC a dos de sus participadas, Carat e iProspect, por repartirse contratos.
En el caso de los ingresos netos, sí se aprecia una ligera subida del 1,6%, a pesar del descalabro en plazas como EMEA (-11,9%) y menores caídas en América (-2,9%) y Asia-Pacífico (-0,5%).
Manipulación admitida
Dentsu atribuye la disminución de los ingresos orgánicos a una reducción continua en el gasto de clientes en tecnología y finanzas, y a retrasos en proyectos de transformación a gran escala en mercados internacionales, como EMEA y Asia Pacífico.
Sea como sea, estos resultados llegan en un mal momento reputacional para Dentsu, pues, aparte de la mencionada multa en España, la multinacional arrastra desde hace meses acusaciones de corrución por manipular la licitación de contratos para los Juegos Olímpicos (JJOO) y Paralímpicos de Tokio 2020, un extremo admitido por el mismo presidente del conglomerado, Hiroshi Igarashi.
Pérdidas millonarias
En ese caso, que ha costado meses de investigaciones sobre corrupción en la planificación y el patrocinio de las competiciones deportivas, hay acusadas cinco empresas y siete personas más.
El escándalo ha hecho saltar por los aires las opciones de Grupo Dentsu de mantener la propiedad de los derechos de transmisión de las competiciones, después de haberlos gestionado desde los JJOO de Invierno de Sochi 2014 y de hacerlo hasta los próximos de París 2024.