Caixabank alcanza su precio máximo desde la fusión con un avance global del 131%

Caixabank ha vuelto a marcar un hito en su historia como entidad resultante de la fusión por absorción de Bankia para configurar el primer banco de España. Sus acciones han cerrado la sesión de este miércoles en su cota más elevada desde que se hizo efectiva la fusión mercantil, al cierre del primer trimestre de 2021, con un precio de 4,2 euros.

Desde que ambas entidades comunicaron al mercado que estaban inmersas en negociaciones para llevar a cabo la operación, a comienzos de septiembre de 2020, los títulos de Caixabank se han revalorizado algo más de un 131%.

El triple que el Ibex 35

El ritmo de avance de la entidad financiera en bolsa ha triplicado al registrado por el Ibex 35 en este mismo periodo, que ha sido algo superior al 43%. El índice selectivo se ha quedado a las puertas de superar por primera vez su cotización previa al inicio del desplome de los mercados como consecuencia de la pandemia, que se inició a mediados de febrero de 2020.

Si se toma como referencia la fecha de la fusión efectiva entre el antiguo Caixabank y Bankia, la subida acumulada en el parquet sobrepasa levemente el 59%. 

Récord de capitalización a la vista

Con el cierre de este miércoles, la capitalización bursátil del banco que preside José Ignacio Goirigolzarri alcanza los 31.500 millones de euros y se consolida entre los cinco primeros títulos del Ibex 35.

No obstante, pese al hito marcado en esta jornada, Caixabank aun se sitúa en torno a un 3% por debajo de sus máximos de todos los tiempos en cuanto a capitalización. Esta circunstancia se debe a que a día de hoy el número de acciones en circulación es inferior al que presentaba en el momento de la fusión efectiva, como consecuencia de la amortización de los algo más de 558 millones de títulos propios que el banco adquirió en el anterior programa de recompra, por valor de 1.800 millones de euros.

Amortización próxima

Actualmente, Caixabank ejecuta otra operación de este tipo, en este caso con un máximo de 500 millones de euros, con el fin de dar salida a parte del exceso de capital acumulado y completar así la retribución al accionista. 

De esta forma, la entidad aprovecha la circunstancia de que, pese a alcanzar máximos, su cotización está por debajo del valor en libros, como sucede con buena parte de las entidades financieras en toda la zona euro.